La campaña de vacunación contra la COVID-19 en España alcanzó a la mayor parte de la población adulta entre 2021 y 2022. Junto con el éxito de las vacunas en reducir la mortalidad por el virus, también surgieron preocupaciones sobre efectos adversos e incluso reclamaciones legales por supuestos daños o fallecimientos atribuidos a la vacunación. En los últimos años, algunos grupos y noticias han llegado a hablar de decenas de miles de muertes “tras la vacunación”, lo que ha generado confusión. A continuación, se detalla la existencia de demandas legales en España por muertes atribuidas a la vacuna, se analiza el origen de la cifra de 35.000 fallecidos tras la vacunación, y se expone la postura oficial de las autoridades sanitarias (Ministerio de Sanidad y AEMPS) respaldada por fuentes científicas y datos oficiales sobre los efectos adversos graves de las vacunas COVID-19 y su relación con fallecimientos.
Demandas legales por muertes atribuidas a la vacuna en España
En España sí se han presentado reclamaciones legales por supuestos fallecimientos causados por la vacuna contra la COVID-19, aunque ninguna ha prosperado con reconocimiento de indemnización hasta la fecha. Un caso representativo es el de un hombre en Murcia que solicitó 1 millón de euros tras la muerte de su esposa en agosto de 2021, alegando que un infarto causado por trombosis tras la vacunación fue la causa del decesocadenaser.comcadenaser.com. Esta reclamación fue desestimada por el Consejo Jurídico de la Región de Murcia, que concluyó que no había relación causal comprobada entre la vacuna y el infarto, señalando además que la fallecida tenía factores de riesgo cardiovascular y que transcurrieron seis semanas desde la inyección (más tiempo del habitual para un efecto adverso agudo)cadenaser.com. En otras palabras, los peritajes médicos oficiales descartaron que la vacuna fuera la causa de esa muertecadenaser.com.
Otro ejemplo es el de varios afectados por la vacuna de AstraZeneca. En febrero de 2024, la Audiencia Nacional admitió a trámite por primera vez la demanda de un ciudadano por los efectos secundarios graves que sufrió tras la vacuna de AstraZenecatheobjective.com. Este paso abre la puerta a reclamaciones similares de otros afectados, pues el mismo abogado gestionaba al menos 16 reclamaciones pendientes de personas con incapacidades severas atribuidas a dicha vacunatheobjective.com. Sin embargo, este caso admitido se refiere a lesiones graves, no a una muerte. Hasta ahora, no consta ninguna sentencia firme en España que responsabilice legalmente a la Administración o a farmacéuticas por una muerte causada por la vacuna; las reclamaciones de este tipo han sido rechazadas o están en curso de evaluación.
Cabe mencionar una vía legal alternativa que sí reconoció un efecto adverso grave (no mortal). En marzo de 2025, un juzgado de lo social en Barcelona dictaminó que los efectos secundarios de la vacuna de AstraZeneca sufridos por un profesor esencial (una trombosis con secuelas) constituyen un accidente laboralinfobae.com. Es la primera vez que se reconoce judicialmente en España que una reacción adversa a la vacuna, en el contexto de vacunación obligatoria para trabajadores esenciales, debe tratarse como accidente de trabajo y no como enfermedad comúninfobae.com. Este fallo no atribuye negligencia, pero facilita que el afectado reciba prestaciones laborales por los daños sufridos. En cuanto a fallecimientos, no existe hasta ahora un pronunciamiento judicial equivalente.
En resumen, sí hay demandas legales presentadas por supuestas muertes tras la vacunación, pero por el momento ninguna ha logrado demostrar judicialmente que la vacuna fuera la causa directa del fallecimiento. Las autoridades sanitarias y los dictámenes periciales suelen concluir que no hay nexo causal probado, lo que ha llevado a la desestimación de estas reclamaciones en vía administrativa o judicial. De hecho, en una respuesta oficial a una reclamación patrimonial, el Ministerio de Sanidad enfatizó que la vacunación fue voluntaria y con consentimiento informado, por lo que los posibles efectos adversos asumidos no generarían responsabilidad patrimonial de la Administracióntheobjective.com.
El origen de la cifra de “más de 35.000 fallecidos tras la vacunación”
Se ha difundido en redes y algunos foros la afirmación de que en España habrían muerto más de 35.000 personas a causa de la vacuna. Sin embargo, ningún dato oficial ni estudio científico respalda esa interpretación. Esta cifra en realidad proviene de un dato oficial que ha sido sacado de contexto. En abril de 2024, a través del Portal de Transparencia, el Ministerio de Sanidad informó (a solicitud de la asociación Liberum) del número de personas vacunadas contra la COVID-19 que posteriormente se contagiaron y fallecieron por COVID-19theobjective.com. Según esa respuesta, desde el inicio de la pandemia hasta el 30 de junio de 2023 fallecieron aproximadamente 35.286 personas que habían recibido al menos una dosis de la vacuna (31.967 con pauta completa y 3.319 con pauta incompleta)theobjective.com. Es decir, son fallecidos por COVID-19 (el coronavirus) que estaban vacunados, representando cerca del 29% del total de muertes por COVID en España hasta esa fechatheobjective.com.
No se trata de 35.000 muertes causadas por la vacuna, sino de personas vacunadas que, pese a la vacuna, contrajeron la enfermedad y fallecieron a causa de ella (generalmente personas de edad avanzada o con patologías previas, dado que ninguna vacuna ofrece protección absoluta). De hecho, al analizar esos datos en contexto, se observa que la letalidad de la COVID-19 fue mucho menor en vacunados que en no vacunados. Según los cálculos publicados por Maldita.es con las cifras oficiales, murió el 0,46% de los casos de COVID entre vacunados completos, frente a un 0,93% entre no vacunados, lo que indica que la probabilidad de fallecer por COVID-19 fue aproximadamente el doble en quienes no habían recibido vacunamaldita.esmaldita.es. Estos datos concuerdan con la efectividad de las vacunas para prevenir formas graves de la enfermedad.
En conclusión, la cifra de ~35.000 “fallecidos tras la vacunación” sí aparece en registros oficiales, pero exclusivamente como estadística de fallecimientos por COVID-19 en población vacunada, no como muertes achacadas a la vacuna misma. No existe en informes oficiales ninguna lista de decenas de miles de muertes atribuibles a reacciones de la vacuna. Las fuentes que han divulgado esa cifra insinuando un peligro masivo de la vacuna están incurriendo en una manipulación de datos. Medios de verificación han desmentido explícitamente esos bulos: por ejemplo, Chequeado calificó de “falso” afirmar que las vacunas provocaron un gran número de “muertes repentinas” en personas jóvenes, citando la abundante evidencia de seguridad de las vacunas y señalando que ese tipo de mensajes provienen de colectivos negacionistas como “Médicos por la Verdad”chequeado.comchequeado.com. Del mismo modo, Newtral y Maldita han desmontado afirmaciones de decenas de miles de muertes causadas por las vacunas, explicando que los sistemas de farmacovigilancia registran notificaciones sin confirmación de causalidad y que no hay validación científica de cifras tan abultadasnewtral.esnewtral.es.
Datos oficiales de farmacovigilancia y estudios científicos sobre vacunas y fallecimientos
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), junto con el Ministerio de Sanidad, publica informes periódicos de farmacovigilancia de las vacunas COVID-19. Estos informes recogen las notificaciones de eventos adversos sospechosos tras la vacunación y su análisis. Hasta el 31 de diciembre de 2022, en España se habían administrado 111,3 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, y en ese periodo se notificaron 84.650 sucesos adversos posteriores a la vacunación (76 notificaciones por cada 100.000 dosis)servimedia.es. De esas notificaciones, alrededor de 14.000 (16,5%) fueron consideradas graves, incluyendo 500 notificaciones de fallecimiento tras la vacunaservimedia.es. Es crucial entender que estas 500 notificaciones de desenlace mortal son casos comunicados temporalmente después de la vacunación, no fallecimientos confirmados como causados por la vacuna. La AEMPS enfatiza que “estos acontecimientos [los fallecimientos] no pueden considerarse relacionados con las vacunas por el mero hecho de notificarse. En la gran mayoría de los casos notificados en España, el fallecimiento se puede explicar por la situación clínica previa del paciente u otras causas, sin presentarse un patrón común”20minutos.es. En otras palabras, la mera coincidencia temporal de una muerte tras vacunarse (por ejemplo, en personas muy frágiles o con enfermedades graves) no implica causalidad, y hasta ahora no se ha detectado ningún fenómeno de mortalidad anómala generalizada entre los vacunados.
Los efectos adversos graves confirmados que sí se han asociado causalmente a las vacunas COVID-19 son extraordinariamente raros. Por ejemplo, a mediados de 2021 se identificó el síndrome de trombosis con trombocitopenia (STT) relacionado con las vacunas de vector adenovirus (AstraZeneca y Janssen). En España, la AEMPS informó que hasta julio de 2021 se habían registrado 32 casos de ese tipo de trombosis atípica con bajada de plaquetas tras la vacuna de AstraZeneca, de los cuales 7 tuvieron desenlace fatal, concentrados principalmente en personas más jóvenes20minutos.es. Asimismo, se confirmó en 2021 el caso de un fallecimiento por STT atribuido a la vacuna de Janssen en un hombre de 37 años (el único caso mortal de Janssen en España identificado entonces)diariodesevilla.es. Estas muertes relacionadas con trombos fueron muy publicitadas en su momento y llevaron a ajustar las recomendaciones de edad para dichas vacunas (por ejemplo, AstraZeneca dejó de usarse en menores de 60 años desde abril de 2021). Otro efecto infrecuente monitoreado ha sido la miocarditis/pericarditis asociada a vacunas de ARNm (Pfizer y Moderna), sobre todo en varones jóvenes; aunque la mayoría de estos casos fueron leves, en contados casos requirieron hospitalización. La propia AEMPS reconoció en 2024, a través de un dictamen pericial, la relación causal entre la vacuna de Moderna (Spikevax) y un caso grave de miocarditis en un joven, si bien este paciente sobreviviótheobjective.com. En general, solo un puñado de casos fatales en España han sido vinculados directamente a un efecto adverso vacunal tras investigaciones rigurosas (principalmente los ligados a trombosis ya mencionados). Esto contrasta con las más de 86 millones de dosis administradas solo en 2021 y 2022, lo que demuestra que eventos mortales por vacunas han sido extraordinariamente excepcionales.
Desde el punto de vista científico y médico, la evidencia acumulada respalda que los beneficios de la vacunación COVID-19 superan abrumadoramente a los riesgos. Numerosos estudios han analizado la mortalidad en relación con la vacunación. Por un lado, se ha verificado que las vacunas no han provocado un aumento de la mortalidad no-COVID; de hecho, comparando población vacunada y no vacunada, no se encuentra un exceso de muertes atribuible a la vacuna en sí, más allá de los rarísimos casos adversos identificados. Por otro lado, las vacunas sí han prevenido un enorme número de fallecimientos por COVID-19: un estudio internacional publicado en The Lancet estimó que en el primer año de vacunación (diciembre 2020 – diciembre 2021) se evitaron alrededor de 20 millones de muertes por COVID en el mundo gracias a las vacunascadenaser.com. En Europa, la Organización Mundial de la Salud calculó que la vacunación redujo en al menos un 57% la mortalidad por COVID-19, salvando más de 1,4 millones de vidas en la regióntheobjective.com. Para España en particular, estudios del Instituto de Salud Carlos III y del Ministerio de Sanidad han señalado el drástico descenso de la letalidad y las hospitalizaciones a medida que avanzó la inmunización de grupos vulnerables. Por ejemplo, Sanidad reportó que solo en residencias de ancianos se evitaron miles de muertes una vez desplegadas las vacunas20minutos.es. Toda esta literatura científica refuerza la posición de que los efectos adversos graves son extremadamente infrecuentes, mientras que la protección ofrecida por las vacunas ha salvado a un gran número de personas que, de no estar vacunadas, podrían haber fallecido por COVID-19.
Postura oficial del Ministerio de Sanidad y la AEMPS
La respuesta oficial de las autoridades sanitarias españolas frente a las dudas sobre seguridad vacunal ha sido clara: las vacunas COVID-19 son seguras y los eventos adversos graves, incluyendo posibles fallecimientos, son muy raros y están bajo continua vigilancia. El Ministerio de Sanidad y la AEMPS han insistido en comunicados y documentos que hasta ahora no hay evidencia de que las vacunas hayan causado un número significativo de muertes. Cada vez que han surgido alarmas o información engañosa sobre presuntas muertes por la vacuna, la postura institucional ha sido desmentir esas afirmaciones con datos. Por ejemplo, ante un rumor sobre “1.000 muertos relacionadas con las vacunas” que circuló en 2021, el Ministerio de Sanidad negó categóricamente tal cifra, aclarando a través de Maldita.es que no se habían registrado muertes atribuibles a la vacunación en esa magnitud y que los sistemas de vigilancia no mostraban un perjuicio que superase los beneficios20minutos.es. Del mismo modo, Sanidad desmintió la afirmación de que hubiese lotes defectuosos de vacunas causando cientos de muertes – un bulo que fue difundido en redes – subrayando que ninguna investigación interna ha hallado “lotes tóxicos” ni mortalidades anormales, y que los lotes de vacunas en uso cumplen estándares de seguridad muy estrictosgaceta.es.
La AEMPS, por su parte, mantiene un escrutinio constante de la seguridad de las vacunas. En cada Informe de Farmacovigilancia destaca que el reporte de sospechas es parte del proceso normal para detectar cualquier señal, pero recalca que notificación no equivale a confirmación. La AEMPS ha actualizado las fichas técnicas de las vacunas cuando ha sido necesario – por ejemplo, añadiendo advertencias sobre trombosis para AstraZeneca/Janssen, o sobre miocarditis para Pfizer/Moderna – y ha comunicado con transparencia esos riesgos infinitamente pequeños a los profesionales sanitarios y a la población. Su mensaje oficial, alineado con la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la OMS, es que las reacciones adversas graves existen pero son extremadamente infrecuentes, y que en proporción los beneficios (evitar hospitalizaciones y muertes por COVID-19) superan con creces a los riesgos20minutos.esmaldita.es. El Ministerio de Sanidad también ha recordado en múltiples ocasiones que la vacunación ha sido un pilar fundamental para controlar la pandemia, aportando informes y estudios que avalan su eficacia y seguridad. De hecho, España fue de los países con mayor aceptación vacunal, lo cual – según el propio Ministerio – contribuyó a la rápida caída de la mortalidad por COVID-19 tras la primera ola de vacunación masiva en 2021.
En cuanto a la relación directa con fallecimientos, la postura oficial puede resumirse así: no se ha detectado ninguna mortalidad atribuible a las vacunas más allá de casos aislados, y estos casos (como los trombos ya identificados) se han abordado introduciendo restricciones de uso o contraindicaciones pertinentes. Las autoridades sanitarias niegan rotundamente las cifras infladas de supuestas muertes por la vacuna que circulan sin respaldo. Por ejemplo, la Comisión Europea informó que, a nivel de toda la UE, se habían registrado unas 12.000 “muertes espontáneas” post-vacunación en su base de datos hasta 2023, pero enfatizó que dicha observación no implica causalidad y que esos reportes deben investigarse caso por casolarazon.esnewtral.es. España aplica la misma cautela: investiga cada notificación grave. Cuando se ha podido establecer una relación causal, por mínima que sea, las autoridades lo han reconocido públicamente (como en el caso del joven fallecido por la vacuna de Janssen confirmado por la AEMPSdiariodesevilla.es). Pero fuera de esos contados sucesos, el Ministerio de Sanidad sostiene que no hay evidencias de efectos mortales generalizados por las vacunas.
En definitiva, las instituciones sanitarias españolas mantienen que las vacunas contra la COVID-19 son una herramienta segura y vital. Su posición está respaldada por datos oficiales (farmacovigilancia con muy pocos eventos graves en comparación con millones de dosis) y por el consenso científico internacional. No existe registro oficial ni estudio riguroso que avale que “35.000 personas” (ni cifras similares) hayan muerto por la vacuna en España, mientras que sí existen datos sólidos de miles de vidas salvadas gracias a la vacunación. Las pocas demandas legales por muertes atribuidas a la vacuna no han encontrado respaldo probatorio en sede judicial, y las autoridades continúan recomendando la vacunación – especialmente en grupos de riesgo – como la mejor estrategia para proteger la salud pública, con un monitoreo estrecho de la seguridad para identificar rápidamente cualquier efecto adverso infrecuente que pudiera surgir.
Referencias Bibliográficas:
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Datos oficiales de transparencia sobre fallecidos por COVID-19 según estado vacunaltheobjective.commaldita.es.
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Informes de Farmacovigilancia de la AEMPS y comunicados de Sanidad sobre notificaciones de efectos adversos y fallecimientos (7º y 19º informes)20minutos.esservimedia.es.
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Pronunciamientos de autoridades y verificadores desmintiendo cifras falsas de muertes por la vacunanewtral.esnewtral.es.
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Casos judiciales y administrativos referentes a efectos adversos (Cadena SER, The Objective)cadenaser.comtheobjective.com.
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Estudios científicos sobre eficacia y seguridad de vacunas (ej. Lancet, OMS) que cuantifican vidas salvadastheobjective.comcadenaser.com.
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