El Dr. Chris Shoemaker, un médico de familia canadiense, presentó el 7 de marzo de 2025 en Edmonton (Alberta) una afirmación alarmante sobre la mortalidad de niños vacunados contra COVID-19 en comparación con niños no vacunados. Durante su testimonio en el foro ciudadano National Citizens Inquiry (NCI), Shoemaker describió un supuesto “estudio doble ciego, aleatorizado y controlado” realizado en el Reino Unido que habría analizado datos del Office for National Statistics (ONS) desde el 1 de enero de 2021, con publicaciones de resultados en 2022. Según Shoemaker, este análisis demostraría que la vacunación elevó enormemente la mortalidad infantil – llegó a citar que los niños vacunados tendrían “82 veces más probabilidad de morir” que los no vacunados en los meses posteriores a la vacuna. Estas declaraciones han generado preocupación y requieren verificación rigurosa.
Es importante destacar el contexto de esta presentación. La National Citizens Inquiry es una iniciativa ciudadana independiente en Canadá, no afiliada al gobierno, que convocó a testigos críticos de la gestión de la pandemia (incluyendo a activistas antivacunas reconocidos)nationalcitizensinquiry.canationalcitizensinquiry.ca. El propio Dr. Shoemaker se ha posicionado públicamente en contra de las vacunas COVID-19; de hecho, él participó en protestas como el “Convoy de Camioneros” en Ottawa en 2022 alentando a “salvar a los niños y detener la vacunación”nationalcitizensinquiry.ca. Según su propio testimonio, sus acciones le llevaron a problemas con el regulador médico de Ontario, que consideró incompatible su campaña antivacunas con continuar ejerciendo, resultando en la revocación de su licencia profesionalnationalcitizensinquiry.ca. Todo esto sugiere que Shoemaker no es un observador imparcial, sino un activista con credibilidad cuestionada en la comunidad científica.
A continuación, investigamos si existe realmente el “estudio” británico citado, su metodología y resultados reales, y contrastamos estas afirmaciones con fuentes oficiales (ONS, publicaciones científicas, organismos de salud). También se resumen las reacciones de expertos a estas alegaciones y se evalúa la fiabilidad de Dr. Shoemaker y su vínculo con el portal nationalcitizensinquiry.ca.
¿Existe el estudio doble ciego del ONS citado por Shoemaker?
En primer lugar, debemos clarificar la naturaleza de la fuente de datos del Reino Unido. No se ha encontrado evidencia de un ensayo “doble ciego, aleatorizado y controlado” realizado por el gobierno británico comparando niños vacunados y no vacunados en ese período. Lo que sí existe es una recopilación de datos oficiales de mortalidad por estado de vacunación publicada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) de Inglaterra. En 2022, el ONS difundió un dataset con las muertes registradas entre el 1 de enero de 2021 y el 31 de mayo de 2022, desglosadas por edad y estatus de vacunaciónreuters.comreuters.com. Esta base de datos formó la base de varias analíticas externas – en particular, un artículo de blog no oficial (en el portal antivacunas The Exposé) que calculó tasas de mortalidad infantil a partir de esos datos y lanzó titulares sensacionalistas en julio de 2022reuters.com.
En resumen, no se trató de un estudio clínico ni de un ensayo controlado, sino de un análisis observacional de registros poblacionales. El ONS periódicamente publicó cifras de mortalidad estratificadas por estatus vacunal durante la pandemia, pero no diseñó un experimento con niños vacunados vs. no vacunados. De hecho, el ONS ni siquiera destacó resultados de niños en sus informes regulares debido a que las cifras eran muy pequeñas y difíciles de interpretar con fiabilidad. Fue este blog externo el que extrajo e interpretó los datos de niños, presentándolos de forma alarmante. Las fechas mencionadas (mayo de 2022, etc.) corresponden a cuando se publicaron esas estadísticas – The Exposé incluso tituló que el gobierno británico “confirmó en silencio” esas supuestas cifras en julio de 2022, coincidiendo con la dimisión del entonces primer ministroreuters.com.
Por tanto, confirmamos la existencia de los datos del ONS, pero no de un “estudio” formal revisado por pares con la metodología robusta que sugiere Shoemaker. La descripción de “doble ciego y aleatorizado” es inaplicable aquí – ningún ensayo clínico aleatorizado asignó niños a vacunarse o no con COVID-19 en el Reino Unido en esa época (por razones éticas y prácticas). Lo que hubo fue un análisis retrospectivo de datos de vigilancia. Esta distinción es crucial para evaluar la calidad de la evidencia.
Metodología real del análisis del ONS
Dado que la fuente subyacente fueron datos del ONS, examinemos brevemente cómo se recopilaron y presentaron. El ONS vinculó los registros de defunción en Inglaterra con el estado de vacunación de cada persona (extraído del registro nacional de vacunas) y calculó tasas de mortalidad estandarizadas por edad, expresadas por “persona-año” de seguimientoreuters.com. Esto significa que en lugar de simplemente contar muertes totales, se consideró tanto el número de personas en cada categoría (vacunados o no) como el tiempo durante el cual estuvieron en esa categoría. Por ejemplo, si un niño estuvo 6 meses sin vacunar y luego 6 meses vacunado, su contribución se divide proporcionalmente en “persona-años” a cada grupoaap.com.au. Este enfoque riguroso pretende ajustar por el diferente tamaño de las poblaciones comparadas.
Limitaciones importantes: El propio ONS advirtió que las comparaciones de mortalidad en niños debían interpretarse con mucho cuidado. Durante la mayor parte del período analizado (2021 hasta mediados de 2022), solo ciertos niños podían vacunarse contra COVID-19 en el Reino Unido. En concreto, la política sanitaria británica priorizó inicialmente a niños y adolescentes con condiciones de salud preexistentes graves (los llamados clínicamente vulnerables) para la vacunaciónreuters.comreuters.com. Por ejemplo, a los 12–15 años con comorbilidades se les ofreció la vacuna a partir de agosto de 2021, mientras que la vacunación universal de 12–15 años sanos no comenzó hasta finales de septiembre de 2021reuters.com. La vacunación de 5–11 años (vulnerables) recién inició en 2022. ¿Qué implica esto? Que durante gran parte del intervalo considerado, la mayoría de los niños vacunados eran aquellos con enfermedades crónicas o discapacidad – es decir, un subgrupo con un riesgo intrínsecamente más alto de morbilidad y mortalidad por cualquier causa, independientemente de la vacunaaap.com.aureuters.com.
En cambio, la mayoría de niños saludables permanecieron no vacunados hasta muy avanzado el periodo. Esto creó grupos no comparables: el grupo “vacunado” estaba compuesto desproporcionadamente por menores frágiles (por ejemplo, con inmunodeficiencias, discapacidades severas, etc.), mientras que el grupo “no vacunado” incluía principalmente a niños sanos. No hubo aleatorización, sino sesgo de selección deliberado por criterio clínico. Asimismo, el número absoluto de niños vacunados era mucho menor que el de no vacunados (porque la vacunación pediátrica arrancó más tarde y de forma restringida)reuters.com. En suma, cualquier cálculo bruto de “tasas de muerte” entre vacunados vs. no vacunados se vería afectado por este desequilibrio.
El ONS reconoció explícitamente esta limitación: “Las tasas de mortalidad no son esencialmente significativas para niños debido a la forma en que los menores de riesgo fueron priorizados en la vacunación”, explicó un portavoz del organismoreuters.com. En otras palabras, no se puede interpretar causalmente que la vacuna elevara la mortalidad, ya que los niños vacunados tenían de entrada un perfil de riesgo mucho mayor (por sus condiciones subyacentes) que los no vacunados. Este punto metodológico es clave para entender por qué las conclusiones sensacionalistas carecen de validez científica.
Resultados principales alegados y datos observados
El “estudio” al que se refiere Shoemaker parece basarse en las estimaciones calculadas por el blog The Exposé (y difundidas luego en redes sociales). Dichas estimaciones efectivamente sugirieron cifras muy llamativas. Por ejemplo, según esa publicación, los niños de 10 a 14 años con pauta completa de vacunación tuvieron una tasa de mortalidad (por cualquier causa) 45 veces mayor que los niños no vacunados durante el período analizadoaap.com.au. Esto se expresó como un +4423% de riesgo relativo de muerte para los vacunados vs. no vacunadosaap.com.au. De igual forma, se afirmó que la mortalidad por COVID-19 específicamente fue alrededor de 137 veces mayor en los vacunados que en los no vacunados (un +13.633%)aap.com.au. En redes sociales y en presentaciones como la de Shoemaker, estas estadísticas se resumieron diciendo que “la probabilidad de morir de un niño vacunado fue miles de por ciento mayor” que la de un niño no vacunado.
Para entender de dónde salen esos números, veamos los datos cuantitativos subyacentes reportados por el ONS para niños de 10-14 años (Ene 2021 – May 2022):
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En el grupo no vacunado, se registraron 184 fallecimientos en total (9 decesos atribuidos a COVID-19 y 175 por otras causas) a lo largo de ~2,88 millones de persona-años de observaciónreuters.com. Esto equivale a una tasa de mortalidad global de aproximadamente 6,39 muertes por 100.000 persona-añoreuters.com.
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En el grupo de vacunados con 3 dosis (es decir, aquellos que recibieron un refuerzo o “booster”), hubo en total 40 fallecimientos (3 por COVID-19 y 37 por otras causas) a lo largo de ~0,46 millones de persona-añosreuters.comreuters.com. La tasa de mortalidad global calculada para este grupo es mucho mayor, alrededor de 289,02 muertes por 100.000 persona-añoreuters.com.
Podemos resumir estas cifras en una tabla comparativa:
Grupo (edad 10-14, Inglaterra) | Tasa de mortalidad (cualquier causa) por 100.000 persona-año |
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No vacunados (enero 2021 – mayo 2022) | 6,39reuters.com |
Vacunados con 3 dosis (enero 2021 – mayo 2022) | 289,02reuters.com |
Como se aprecia, 289 vs. 6,4 por 100k equivalen aproximadamente a un factor 45 de diferencia (es decir, un 4323% más) en la tasa bruta de mortalidad de los niños triple vacunados frente a los no vacunadosaap.com.au. Estas son esencialmente las cifras que alimentaron el reclamo difundido por Shoemaker. (Cabe notar que en la presentación verbal se mencionó “82 veces más probabilidad de morir”, una cifra que no coincide exactamente con los cálculos originales de 45x o 137x; es posible que haya sido una confusión o combinación indebida de las estadísticas, dado que ninguna fuente oficial menciona “82 veces”).
Sin embargo, los números absolutos subyacentes evidencian lo pequeño del muestreo: por ejemplo, únicamente 7 muertes totales ocurrieron en el grupo de niños con triple dosis (solo 1 de ellas atribuida a COVID)aap.com.au. Esta minúscula cantidad de eventos, dividida entre un número relativamente bajo de persona-años (pocos miles de niños vulnerables vacunados), produce una tasa numéricamente alta. En contraste, el grupo no vacunado tuvo 184 muertes, pero distribuídas en una población muchísimo mayor (millones de persona-años de niños en su mayoría sanos), dando una tasa muy bajareuters.com. Así, la enorme “brecha” porcentual surge de comparar un grupo diminuto de alto riesgo con un grupo grande de bajo riesgo.
En cuanto a resultados publicados en la literatura científica, no existe ningún estudio revisado por pares que haya confirmado un aumento de la mortalidad infantil causado por las vacunas COVID-19. Al contrario, los ensayos clínicos de las vacunas en adolescentes y las evaluaciones de seguridad realizadas por entidades como la Agencia Reguladora de Medicamentos del Reino Unido o Salud Canadá han concluido que las vacunas pediátricas son seguras y efectivas para prevenir enfermedad grave. Los datos de mortalidad infantil general en Inglaterra durante 2021-2022 no mostraron un aumento inexplicable que sugiera un daño masivo de la vacunación; los decesos por COVID-19 en niños fueron muy raros, y las causas dominantes de mortalidad infantil siguieron siendo otras (accidentes, cáncer, condiciones congénitas, etc.). En este sentido, las afirmaciones de Shoemaker contrastan fuertemente con la evidencia clínica y epidemiológica aceptada.
Análisis de la veracidad y reacciones de expertos
Las afirmaciones presentadas por Dr. Shoemaker han sido refutadas y calificadas de engañosas por numerosos expertos y verificadores independientes. A continuación, recopilamos las principales reacciones y aclaraciones de fuentes oficiales y científicas:
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Oficina Nacional de Estadísticas (ONS): Voceros del ONS, al ser consultados sobre estas interpretaciones, enfatizaron que no indican un efecto dañino de la vacuna, sino un sesgo en los datos. El ONS señaló que la alta mortalidad observada en niños vacunados “se explica porque, durante la mayor parte del período, solo los niños clínicamente vulnerables (con comorbilidades serias) pudieron vacunarse; estos jóvenes tenían una mortalidad base más alta que aquellos sin comorbilidades”aap.com.auaap.com.au. En comunicaciones oficiales, el organismo reiteró que “los niños vulnerables tienen tasas de muerte mayores que los niños sanos, lo cual hace que las tasas de mortalidad de los vacunados aparezcan más altas que las de los no vacunados”aap.com.au. En suma, el ONS desacreditó la noción de que la vacunación incrementó la mortalidad infantil y aclaró que comparar directamente estos grupos es inapropiado. De hecho, la ONS decidió dejar de actualizar las tablas de muertes por estatus vacunal en niños después de 2023, reconociendo que habían sido malinterpretadas fuera de contextoons.gov.ukons.gov.uk.
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Epidemiólogos y bioestadísticos: El profesor David Spiegelhalter, experto en comunicación del riesgo de la Universidad de Cambridge, examinó el análisis en cuestión y lo calificó de “sumamente sesgado de forma injusta”. Spiegelhalter recalcó que en Inglaterra “solo los niños de altísimo riesgo recibieron refuerzos (3ª dosis), es decir, niños con condiciones de salud graves… por tanto era de esperar que esos poquísimos vacunados fueran muy vulnerables”aap.com.au. Además subrayó el problema del tamaño muestral: “las cifras sobre las que se basan son muy pequeñas”, dando como ejemplo que apenas hubo 1 muerte por COVID y 6 muertes no-COVID en todo el grupo triple-vacunado de 10-14 años, números demasiado bajos para extraer conclusiones fiablesaap.com.au. Coincidiendo con el ONS, Spiegelhalter concluyó que no se puede inferir causalidad de esos datos y que presentar porcentajes de 4423% o 13.633% resulta completamente engañoso en este contexto.
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Verificadores de hechos (fact-checkers): Organizaciones internacionales de verificación han analizado esta misma afirmación desde 2022, llegando a veredictos de falso o engañoso. Por ejemplo, Reuters Fact Check investigó publicaciones que clamaban “el gobierno británico admite que los niños vacunados tienen 4423% más riesgo de morir que los no vacunados” y concluyó que es una comparación engañosa porque “no considera que la mayoría de niños vacunados tenían condiciones clínicas preexistentes”reuters.comreuters.com. Del mismo modo, la agencia AFP calificó de falsa la aseveración de que las vacunas “secuestran” el sistema inmune infantil para causar muertes (un argumento propagado por Shoemaker en otras ocasiones), citando a autoridades sanitarias que aseguran que las vacunas son seguras y salvan vidas. PolitiFact y Associated Press también publicaron desmentidos detallados, explicando el sesgo de vacunación preferencial en vulnerables y que “no hay evidencia de que las vacunas estén incrementando la mortalidad infantil”. En particular, PolitiFact enfatizó que ningún dato oficial respalda un exceso de muertes entre niños debido a la vacunación; las cifras brutas fueron mal utilizadas fuera de contextoaap.com.auaap.com.au.
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Autoridades sanitarias y comunidad médica: Instituciones como la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) y el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) han reiterado que los beneficios de vacunar a niños vulnerables superan los riesgos, y que la vacuna es efectiva para prevenir complicaciones de COVID-19 en pediatría. No han emitido comunicados específicos sobre el “estudio Shoemaker” (que no es tal), pero sí han respondido a la narrativa antivacunas en general aclarando que las vacunas COVID-19 no han causado muertes infantiles en Inglaterra. De hecho, el ONS confirmó en una respuesta a un requerimiento FOI que ningún menor de 18 años en el Reino Unido tenía la vacuna COVID registrada como causa de muerte durante el despliegue inicialreuters.comreuters.com. Las únicas muertes atribuidas directamente a la vacunación ocurrieron en adultos mayores con condiciones previas, y fueron eventos extremadamente raros. Esta evidencia desmonta la idea de una “toxicidad mortal” de las vacunas pediátricas.
En conjunto, la comunidad científica atribuye las aparentes diferencias de mortalidad a factores de confusión (estado de salud subyacente, tamaño muestral) y no a un efecto dañino de las vacunas. El consenso de expertos es que las vacunas contra COVID-19 no han elevado la mortalidad infantil; al contrario, protegen contra resultados graves de la enfermedadreuters.com. Las afirmaciones como las de Shoemaker se consideran un ejemplo de mala interpretación de datos estadísticos, amplificada por fuentes con una agenda contraria a la vacunación.
La fuente nationalcitizensinquiry.ca y la credibilidad de Dr. Shoemaker
El portal nationalcitizensinquiry.ca es el sitio oficial de la National Citizens Inquiry, la plataforma desde donde el Dr. Shoemaker y otros individuos presentaron testimonios críticos de las vacunas y las políticas COVID. Si bien la Inquiry se autodenomina “independiente” y afirmaba buscar la verdad sobre la respuesta a la pandemia, numerosos analistas la describen como un foro sesgado que da voz desproporcionada a narrativas antivacunas y teorías no comprobadas. Entre sus “expertos” invitados en 2025 figuran personas como Del Bigtree o Jessica Rose, conocidos activistas antivacunas a nivel internacionalnationalcitizensinquiry.canationalcitizensinquiry.ca. Esto indica una falta de equilibrio en las perspectivas presentadas. No es una comisión oficial del gobierno ni sus testimonios pasan revisión científica; esencialmente recopilan anécdotas e interpretaciones personales. Por lo tanto, la información proveniente de nationalcitizensinquiry.ca debe tomarse con cautela y contrastarse con fuentes científicas establecidas.
En cuanto al Dr. Chris Shoemaker, su trayectoria reciente se ha alejado de la medicina basada en evidencia para alinearse con movimientos contrarios a las vacunas COVID-19. Si bien fue un médico con décadas de experiencia (miembro del Colegio de Médicos de Familia de Canadá)nationalcitizensinquiry.ca, desde 2022 ha difundido activamente teorías de daño vacunal no respaldadas. Según narró en la Inquiry, tras “informarse” con datos de Inglaterra en febrero de 2022, decidió que las vacunas causaban un “daño masivo” y se dedicó a advertir al públiconationalcitizensinquiry.ca. Ha colaborado con grupos como World Council for Health, un colectivo asociado a desinformación sobre COVID. Sus declaraciones – por ejemplo, afirmando que las vacunas “envenenan” el sistema inmune o que decenas de médicos jóvenes murieron por vacunarse – han sido desmentidas por autoridades (Health Canada, entre otros)anthonyjhall.substack.comm.facebook.com. La consecuencia fue que el Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario (CPSO) tomó medidas disciplinarias. Shoemaker admite que el CPSO le retiró la licencia por difundir desinformación incompatible con la ética médicanationalcitizensinquiry.ca. Esto significa que, al momento de su ponencia en 2025, no ejercía como médico autorizado.
En resumen, la credibilidad de Dr. Shoemaker es muy limitada en temas de COVID-19. Sus opiniones se encuentran en los márgenes opuestos al consenso médico y han sido ampliamente rebatidas por evidencia científica. Su asociación con la NCI y figuras antivacunas sugiere un sesgo fuerte. Ninguna institución científica independiente ha validado las aseveraciones extraordinarias que él promueve.
Conclusiones
Tras investigar a fondo, no se encontró un estudio legítimo que respalde la afirmación de que la vacunación COVID-19 haya aumentado la mortalidad en niños. El reclamo de un aumento dramático (sea “82 veces” u “8200%”) surge de una mala interpretación de datos oficiales del Reino Unido. Aquellos datos, provenientes del ONS, muestran tasas brutas de mortalidad aparentemente mayores en niños vacunados únicamente porque los niños vacunados inicialmente eran casos médicos de alto riesgo, no porque la vacuna sea la causa de sus fallecimientosaap.com.aureuters.com. Al controlar por este factor de salud subyacente, la supuesta diferencia se desvanece. De hecho, no hay evidencia de exceso de muertes atribuibles a la vacunación en población infantil; al contrario, las vacunas han contribuido a reducir la carga de COVID-19 sin alterar la tendencia de mortalidad por otras causas.
Las fuentes oficiales y expertos coinciden en calificar las afirmaciones de Shoemaker como engañosas o directamente falsas. El ONS y epidemiólogos destacados explican que no puede inferirse causalidad de esas comparaciones sesgadasreuters.com. Organismos verificadores (Reuters, AAP, PolitiFact, AFP) han desmontado punto por punto estos mitos, reafirmando la seguridad de las vacunas pediátricasreuters.com.
Por otro lado, el perfil de Dr. Shoemaker y la naturaleza de la National Citizens Inquiry restan confianza a sus declaraciones. Sus conclusiones no han pasado por revisión científica ni cuentan con el aval de la comunidad médica; por el contrario, él ha perdido su licencia por difundir desinformación sanitaria. En consecuencia, las alegaciones extraordinarias presentadas el 7 de marzo de 2025 en Edmonton carecen de legitimidad científica.
En definitiva: No existe un estudio riguroso publicado que demuestre que los niños vacunados mueran más que los no vacunados. Lo que sí existe es un dato estadístico malinterpretado, originado de un análisis parcial de datos del ONS de 2021-2022. Una evaluación objetiva de esos datos –considerando el contexto de quiénes fueron vacunados– no muestra que la vacuna cause daño, sino que confirma que los niños con problemas de salud (que fueron los vacunados primero) tenían, lamentablemente, mayor mortalidad por sus condiciones preexistentesaap.com.auaap.com.au. Las autoridades sanitarias mantienen su recomendación de vacunar a los menores en grupos de riesgo, respaldados por evidencia de eficacia y seguridad. Por lo tanto, las afirmaciones de Shoemaker deben rechazarse por carecer de validez y estar desvinculadas de las pruebas científicas.
Fuentes clave consultadas: Office for National Statistics (ONS, Reino Unido), datos de mortalidad por estado vacunal; verificaciones de Reuters Fact Check (11 Jun 2024, 18 Feb 2022)reuters.comreuters.com; informe de AAP FactCheck (12 Sep 2022)aap.com.auaap.com.au; declaraciones de portavoz del ONSaap.com.au; comentarios del Prof. David Spiegelhalteraap.com.auaap.com.au; perfil biográfico en NCI del Dr. Shoemakernationalcitizensinquiry.ca; entre otros. Todas ellas refuerzan la conclusión de que las vacunas COVID-19 no incrementan la mortalidad infantil y que el “estudio” citado por Shoemaker no es confiable ni auténtico.
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