Mar, 13/05/2025 - 17:55

Resumen ejecutivo

El 11 de octubre de 2024, el Concejo Municipal de Port Hedland (Australia Occidental) aprobó una moción solicitando la suspensión inmediata de las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer y Moderna. La medida se basó en informes de contaminación excesiva por ADN sintético residual en estas vacunas modRNA, presentados por el virólogo Dr. David Speicher y apoyados por el oncólogo Prof. Angus Dalgleish. Según las alegaciones, se detectaron fragmentos de ADN plasmídico hasta 145 veces por encima del límite regulatorio permitido, incluyendo una secuencia promotora SV40 no divulgada previamente en la vacuna de Pfizerporthedland.wa.gov.audruthers.ca. Esto generó preocupación por posibles riesgos a largo plazo, como integración genética, cáncer o alteraciones del sistema inmuneporthedland.wa.gov.audruthers.ca. Sin embargo, las autoridades regulatorias australianas (TGA) y la comunidad científica mayoritaria no han validado estas afirmaciones: sostienen que los estudios citados no cumplen estándares técnicos rigurosos y que no existe evidencia de que trazas mínimas de ADN en las vacunas causen dañoaap.com.autga.gov.au. A continuación, se exploran en detalle las pruebas presentadas, la naturaleza de la supuesta contaminación por ADN, los métodos de detección y la respuesta oficial, así como las reacciones en Australia y comparaciones con decisiones en otros países. También se contextualiza la situación dentro de la reciente historia política del concejo de Port Hedland y sus actores clave (Adrian McRae, Camilo Blanco, Peter Carter).

Antecedentes de la moción en Port Hedland

Port Hedland, un municipio minero en el noroeste de Australia, tomó una decisión sin precedentes en octubre de 2024: exigir a los gobiernos estatal y federal la suspensión de las vacunas de ARNm contra COVID-19 (Pfizer Comirnaty y Moderna Spikevax)abc.net.auabc.net.au. La moción fue impulsada por el concejal Adrian McRae y aprobada por 5 votos contra 2 en una sesión extraordinaria del concejo localdruthers.ca. En ella se instruyó al Ayuntamiento a notificar a las 537 municipalidades de Australia, así como al Primer Ministro y a las autoridades sanitarias nacionales, sobre “hallazgos alarmantes” de contaminación por ADN sintético en las vacunas y a solicitar una investigación urgentebrownstone.orgbrownstone.org. También se acordó alertar a todos los médicos locales para que informen a los pacientes sobre estos hallazgos antes de vacunarsebrownstone.org.

La justificación de la moción se centró en un estudio canadiense no publicado formalmente que reportó “altos niveles de ADN plasmídico residual” en las vacunas modRNAabc.net.au. Este estudio afirmaba confirmar hallazgos preliminares del biólogo molecular estadounidense Dr. Phillip Buckhaults, quien meses antes había declarado en una audiencia legislativa que la vacuna de Pfizer contenía fragmentos de ADN plasmídico integrados en las nanopartículas lipídicasaap.com.au. Vale destacar que el propio Dr. Buckhaults aclaró entonces que el riesgo de ese ADN era “teórico” y no había evidencia de daño, instando a no generar pánico por sus hallazgosaap.com.auaap.com.au. Pese a ello, los concejales de Port Hedland consideraron suficiente la evidencia para actuar, citando posibles efectos graves a largo plazo.

El Gobierno de Australia Occidental reaccionó con fuerte desaprobación. El Premier estatal, Roger Cook, acusó al concejo de “salirse de su carril” y le pidió “ocuparse de lo suyo” en lugar de difundir afirmaciones sin verificarabc.net.auabc.net.au. Cook afirmó que un concejo municipal no debería involucrarse en políticas nacionales de vacunación, calificando el debate de “ideológico y descabellado” que distrae de las verdaderas necesidades localesabc.net.au. El alcalde de Port Hedland, Peter Carter, también se opuso firmemente a la moción (fue uno de los dos votos en contra). Carter sostuvo que “no es rol del gobierno local hacer este tipo de cosas” y lamentó el impacto negativo en la reputación del puebloabc.net.auabc.net.au. Señaló que, de una población de ~17.000 habitantes, solo “unos 50” vecinos asistieron al cabildo abierto apoyando la medida, insinuando que no representaba a la mayoría de la comunidadabc.net.au. Aun así, los promotores de la moción –apoyados por un grupo vocal de residentes– defendieron que actuaban ante una preocupación de salud pública ignorada por otros niveles de gobierno.

Pruebas científicas presentadas al concejo

Los principales insumos científicos de la moción provinieron de dos fuentes: un informe técnico del Dr. David Speicher sobre análisis de viales de vacunas y una declaración del Prof. Angus Dalgleish sobre posibles efectos clínicos. A continuación, se detalla el contenido de estas pruebas y qué tan respaldadas están por la comunidad científica.

Informe del Dr. David Speicher sobre ADN residual

El Dr. David J. Speicher es un virólogo molecular asociado a la Universidad de Guelph (Canadá). Su reporte –presentado como Exhibit 1 en la sesión de Port Hedland– sostiene haber encontrado “contaminación excesiva de ADN sintético” en viales de las vacunas Pfizer y Moderna utilizados en Australiaporthedland.wa.gov.au. En concreto, mediante pruebas de laboratorio, Speicher afirma que los viales analizados contenían fragmentos de ADN plasmídico en niveles entre 7 y 145 veces por encima del límite máximo establecido por la Therapeutic Goods Administration (TGA) australiana, que es de 10 ng (nanogramos) por dosisporthedland.wa.gov.audailydeclaration.org.au. Dicho de otro modo, en al menos un caso se habrían detectado alrededor de 1.460 ng de ADN por dosis –un valor 145 veces superior al umbral legal de seguridaddailydeclaration.org.au.

El ADN hallado corresponde a secuencias utilizadas en la fabricación de las vacunas modRNA. Estas vacunas se producen a partir de un plásmido de ADN circular que contiene, entre otros elementos, el gen de la proteína Spike del SARS-CoV-2 (plantilla para el ARNm) y secuencias reguladoras para su replicación. Tras la síntesis del ARNm, se supone que el plásmido debe eliminarse casi por completo en el proceso de purificación. Sin embargo, el Dr. Speicher reporta que residuos de ese ADN plasmídico permanecen en el producto final en cantidades significativas. Identificó tres tipos principales de secuencias de ADN residual:

  • Fragmentos del gen Spike (transgén codificado en la vacuna).

  • Fragmentos del origen de replicación bacteriano del plásmido (ori).

  • Un segmento promotor/enhancer del virus SV40 (Simian Virus 40) presente en el plásmido de Pfizerdailydeclaration.org.au.

Es importante aclarar que este segmento SV40 es solo una porción genética de 72 pares de bases utilizada como promotor o facilitador, no el virus SV40 completodruthers.ca. Los promotores SV40 son secuencias comunes en biotecnología para potenciar la expresión génica o la replicación plasmídica; no pueden por sí solos causar infección viral. No obstante, su presencia no había sido divulgada en la información inicial proporcionada a reguladores por Pfizer, y preocupa porque se sabe que “puede promover la localización nuclear y la integración genética” del ADN que lo portaporthedland.wa.gov.au. En otras palabras, este minúsculo fragmento podría actuar como llave que facilite la entrada de los residuos de ADN al núcleo de las células humanas, aumentando teóricamente la probabilidad de insertarse en el genoma de la persona vacunada.

El informe de Speicher plantea varios potenciales riesgos biológicos asociados a estos hallazgos: integración del ADN extraño en el genoma humano, inestabilidad genética, aumento exponencial del riesgo de cáncer, disrupción del sistema inmune y efectos hereditarios adversosporthedland.wa.gov.au. Estas preocupaciones surgen de la naturaleza del ADN foráneo encapsulado en nanopartículas lipídicas, que podría llevar dicho material a numerosos órganos y células del cuerpo (según datos de biodistribución de Pfizer)druthers.ca. De especial relevancia es el riesgo oncológico –la hipótesis de que la integración de fragmentos de ADN plasmídico pueda activar oncogenes o desactivar genes supresores de tumores, iniciando carcinogénesis.

Los datos de Speicher no fueron publicados en una revista revisada por pares al momento de la moción, pero circularon como preprint o informe técnico. Según un resumen difundido, el Dr. Speicher analizó 38 viales de vacunas COVID-19 de distintos lotes (principalmente de Canadá, con 3 procedentes de EE.UU. y 3 de Australia) utilizando dos métodos: qPCR (reacción en cadena de la polimerasa cuantitativa) y fluorometría con tinción de ácidos nucleicosaninjectionoftruth.caaninjectionoftruth.ca. Asegura haber mantenido cadena de custodia rigurosa y condiciones de almacenamiento adecuadas (viales en congelación, sin caducar) para contrarrestar críticas previas sobre integridad de muestrasaninjectionoftruth.ca. Sus resultados, reportados en septiembre de 2024, indicaron:

  • Por qPCR (método que amplifica secuencias específicas de ADN): niveles de ADN plasmídico hasta 15 veces por encima del límite de 10 ng en los lotes de Pfizer, mientras que el lote de Moderna analizado sí cumplió el límitedailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au.

  • Por fluorometría (método que cuantifica ADN total usando un colorante fluorescente tras eliminar el ARNm): niveles entre 7 y 145 veces por encima del límite en todos los viales probadosdailydeclaration.org.au. La carga más alta correspondió al vial de Moderna con unos 1460 ng/dosis, y los de Pfizer en el rango de 70–150 ng/dosis (aprox.)dailydeclaration.org.au.

Estos valores exceden con mucho el estándar aceptado. El propio Dr. Speicher enfatizó, además, la fragmentación del ADN encontrado: en promedio ~214 pares de bases, con un máximo de ~3.5 kilobases en el caso de Pfizeraninjectionoftruth.caaninjectionoftruth.ca. Que el ADN esté fragmentado sugiere que son piezas truncadas del plásmido original; aun así, algunos fragmentos serían lo suficientemente grandes para contener genes completos o elementos funcionales (recordemos que 3.5 kb es similar al tamaño de algunos virus pequeños).

La comunidad científica ha tomado estos resultados con escepticismo y cautela. Hasta la fecha, no se han publicado en revistas indexadas estudios independientes que corroboren niveles tan altos de ADN residual en las vacunas aprobadas. Existen algunos preprints y reportes similares (por ejemplo, de equipos en Alemania, EE.UU. y Canadá) que también detectaron ADN plasmídico en viales de vacunas COVIDdailydeclaration.org.au. De hecho, la detección de fragmentos de ADN plasmídico en las vacunas no es totalmente inesperada –los reguladores asumen que puede haber restos minúsculos–, pero sí lo serían las cantidades extraordinarias que afirma Speicher. Dado que las conclusiones de este reporte aún no han sido validadas mediante revisión científica formal, muchos expertos consideran sus hallazgos preliminares. Las autoridades regulatorias (TGA, FDA, EMA) han cuestionado la fiabilidad de estos datos, como se detalla más adelante, citando posibles problemas metodológicos.

En resumen, el informe del Dr. Speicher sirvió como piedra angular técnica para la moción de Port Hedland, aportando cifras concretas de la supuesta contaminación por ADN. No obstante, no cuenta con el respaldo del consenso científico. Más bien, ha avivado un debate sobre los métodos adecuados para medir ADN residual y la necesidad (o no) de investigar más a fondo un riesgo que, hasta ahora, se considera hipotético.

Testimonio del Prof. Angus Dalgleish sobre efectos clínicos

El otro insumo destacado en la sesión especial fue una declaración grabada del Prof. Angus Dalgleish, oncólogo británico de renombre, profesor en la Universidad de Londres (St. George’s) y director del Instituto de Vacunas contra el Cáncer e Inmunoterapia. El Prof. Dalgleish ha sido una voz crítica respecto a la seguridad de los refuerzos de vacunas COVID en ciertos contextos clínicos. En su alocución al concejo (enviada en video), apoyó la moción y compartió observaciones preocupantes de su práctica médica: dijo haber notado un aumento inusual de cánceres agresivos y de rápida progresión entre sus pacientes oncológicos que recibieron dosis de refuerzo de la vacuna COVID-19druthers.ca. Mencionó específicamente cánceres de colon y cánceres hematológicos (de la sangre) que estaban surgiendo o recurriendo con mayor virulencia de lo esperado en pacientes vacunados con múltiples dosisdruthers.ca.

Dalgleish sugirió que podría tratarse de “condiciones inducidas por la vacuna”, postulando un vínculo temporal y biológico entre las vacunaciones repetidas y la reactivación o aparición de ciertos tumoresdruthers.ca. Respaldó la hipótesis de que la contaminación de ADN sintético podría estar relacionada, señalando la necesidad de que las autoridades sanitarias monitoreen estas tendencias. “Necesitamos que nuestras autoridades de salud comiencen a vigilar estos patrones, desarrollen protocolos de prueba para quienes estuvieron expuestos al ADN sintético, y preparen vías de tratamiento” para potenciales efectos adversos de las vacunas, declaró Dalgleishdruthers.cadruthers.ca. Su mensaje fue claro: no se debe descartar la posibilidad de que la vacunación masiva con productos genéticos con impurezas de ADN esté contribuyendo a problemas de salud graves, por lo que urgió a investigar y actuar con precaución.

El Prof. Dalgleish tiene una trayectoria respetada (participó en el desarrollo de una vacuna candidata contra el VIH en los 90, es miembro de sociedades médicas importantes) y en el pasado fue asesor de empresas biotecnológicas de ARNm. Sin embargo, sus afirmaciones sobre las vacunas COVID han generado controversia. En 2021–2022, Dalgleish coescribió cartas alertando sobre reactivación de cánceres pos-vacunación, pero estas evidencias son anecdóticas. Hasta la fecha no existen estudios epidemiológicos publicados que confirmen un incremento de incidencia o agresividad de cáncer atribuible a las vacunas de ARNm. Oncólogos y autoridades del cáncer han sugerido explicaciones alternativas al aparente “aumento” de casos post-2021, como retrasos en diagnósticos durante la pandemia o efectos del propio COVID-19, más que de la vacuna. Dalgleish se ha mantenido firme en pedir moratorias para ciertos grupos hasta aclarar el tema, pero sus colegas piden datos más sólidos.

En la sesión de Port Hedland, el testimonio de Dalgleish sirvió para humanizar y urgir acción ante los datos de laboratorio de Speicher. Sus observaciones de “turbo-cánceres” –como las denomina coloquialmente la prensa– reforzaron la percepción de que podría haber una crisis sanitaria latente vinculada a las vacunas. No obstante, es importante señalar que la comunidad médica en general no ha respaldado estas aseveraciones. Por el contrario, entidades como la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) o la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) no han reportado señal alguna de que las vacunas COVID causen cáncer. La TGA australiana ha declarado explícitamente que “no se ha establecido ningún vínculo causal entre las vacunas COVID-19 y ningún tipo de cáncer”tga.gov.autga.gov.au, posición compartida por la FDA y EMA a nivel internacional.

En síntesis, las aportaciones de Dalgleish brindaron un aval experto inusual a las preocupaciones del concejo, pero representan una opinión minoritaria en el ámbito científico. Su llamado a investigar la integración del ADN y los cánceres post-vacuna subraya la necesidad de seguir estudiando la seguridad a largo plazo; sin embargo, actualmente esas hipótesis son consideradas no comprobadas por la mayoría de especialistas.

Contaminación por ADN sintético en vacunas modRNA: ¿qué se sabe?

A continuación, examinamos en detalle la naturaleza de la supuesta contaminación por ADN en las vacunas de ARNm, los niveles detectados, los riesgos teóricos propuestos y la postura de la ciencia al respecto.

¿Qué tipo de ADN y en qué niveles se ha detectado?

Las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna utilizan, en su manufactura, un plásmido de ADN recombinante como material de partida. Este plásmido es una molécula circular de ADN bacteriano diseñado para que, una vez dentro de bacterias, produzca muchas copias del ARNm de interés (que codifica la proteína Spike). Tras obtener suficiente ARNm, se purifica el producto final para eliminar impurezas, incluyendo restos de ADN plasmídico, proteínas bacterianas, endotoxinas, etc. Idealmente, el ADN residual debe ser mínimo. Los estándares internacionales (OMS, FDA, TGA) establecen que puede haber hasta 10 nanogramos de ADN por dosis como máximo, y que dichos fragmentos típicamente no superen los ~200 pares de bases de longituddailydeclaration.org.au. Esta tolerancia existe porque se sabe que es virtualmente imposible eliminar todo el ADN; pequeñas trazas fragmentadas se consideran aceptables y seguras según décadas de experiencia con fármacos biotecnológicostga.gov.autga.gov.au.

Los hallazgos del Dr. Speicher y colegas indican que, en algunos viales, la cantidad de ADN plasmídico excede con mucho esos límites. En el peor caso reportado, ~1460 ng/dosis en un vial de Moderna (146 veces el tope de 10 ng) y del orden de 100–150 ng/dosis en viales de Pfizer (10 a 15 veces el tope)dailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au. Incluso los valores más bajos hallados (por ej. 7 veces el límite) implican decenas de nanogramos de ADN por dosis, significativamente más de lo esperado. Para dimensionar: 10 ng de ADN son aproximadamente 3–4 millones de copias de plásmido (si cada plásmido mide ~5 mil bases). 100 ng serían decenas de millones de copias plasmídicas por dosis. Esto contrasta con los datos oficiales: la TGA afirmó haber verificado mediante sus pruebas de control de calidad que todos los lotes liberados en Australia cumplen el límite de 10 ngtga.gov.au. Es decir, según la TGA, ninguna dosis administrada en Australia contendría más de 10 ng de ADN residual. Más adelante analizamos esta discrepancia entre resultados independientes y oficiales.

¿Qué contiene ese ADN residual? Principalmente, fragmentos del mismo plásmido de producción:

  • Por un lado, secuencias del gen Spike del SARS-CoV-2 (codificado en el plásmido para transcribir el ARNm vacunal). Esto indica que parte del ADN de interés no se eliminó completamente.

  • Por otro, la región ori (origen de replicación bacteriano, necesaria para que el plásmido se copie dentro de E. coli durante la fabricación). Su detección confirma que son restos del vector plasmídico completo, no solo del inserto Spike.

  • En las vacunas de Pfizer, además, el mencionado promotor SV40 –una secuencia de ADN derivada del virus de simio SV40– que está inserta en el plásmido como potenciador de expresión y origen de replicación en células de mamíferodruthers.ca. Pfizer y BioNTech han reconocido que “fracciones no infecciosas de una secuencia SV40” forman parte de su material de partida, pero enfatizan que la vacuna no contiene el virus SV40 ni gen alguno que produzca proteínas de SV40assets.publishing.service.gov.ukpfizer.com. En otras palabras, sí hay un fragmento de ADN relacionado con SV40 en la vacuna de Pfizer, pero no es un virus vivo ni puede por sí mismo causar infección. Es comparable a tener un trozo de instrucción genética que en ciertos contextos de laboratorio sirve para ayudar a que el plásmido funcione, pero que en la formulación final idealmente no debería estar en cantidad significativa.

Mecanismos de riesgo propuestos (integración genómica, cáncer, etc.)

¿Por qué preocuparse por fragmentos de ADN en las vacunas? Los impulsores de la moción (y varios científicos firmantes de cartas de apoyo) esbozan varios mecanismos hipotéticos de daño:

  • Integración en el genoma humano: Es el riesgo más citado. Fragmentos de ADN foráneo que ingresen al núcleo celular podrían, mediante recombinación o transposición, integrarse en los cromosomas de la célula anfitriona. Esto ocurre naturalmente con ciertos virus (retrovirus) y bajo condiciones de laboratorio con vectores como el plásmido + promotor SV40. Si el ADN plasmídico de la vacuna entra a nuestras células (recordemos que va dentro de nanopartículas lipídicas, que pueden introducir material genético en las células objetivo), existe la inquietud de que alguna fracción alcance el núcleo y se integre. ¿Qué pasaría si se integra? Podría interrumpir genes esenciales o activar oncogenes en el sitio de inserción, causando mutaciones. El Dr. Speicher y colegas enfatizan la “posible integración genómica y efectos hereditarios” de este ADN extrañoporthedland.wa.gov.au. Esto implica que, si células germinales (óvulos/espermatozoides) se vieran afectadas, los cambios podrían incluso transmitirse a la descendencia –una especulación grave, aunque extremadamente remota. Cabe señalar que integrar ADN al genoma humano no es sencillo: los fragmentos deben sortear muchas barreras celulares y, aun integrándose en alguna célula, tendrían que conferirle ventaja proliferativa para generar un efecto significativo. Los críticos argumentan que la probabilidad es ínfima dado el tamaño muy pequeño de los fragmentos y la ausencia de enzimas integrasas propias (a diferencia de un retrovirus). Además, la mayoría de células transfectadas por la vacuna (p.ej. células musculares en el sitio de inyección) no se dividen activamente, lo que dificulta la integración estable. La EMA ha declarado que “no está al tanto de evidencia científica que muestre que las cantidades minúsculas de ADN residual puedan integrarse en el ADN de individuos vacunados”aap.com.au.

  • Cáncer (oncogénesis): Este punto se relaciona con el anterior. Si el ADN plasmídico se integra cerca de un proto-oncogén o en una región crítica del genoma, podría activar vías de cáncer. También se ha sugerido que la expresión prolongada de la proteína Spike (si el ADN se integrara y siguiera produciéndola) podría inducir inflamación crónica u otros efectos promotores de tumor. El Prof. Dalgleish mencionó haber visto “un alza de cánceres agresivos” tras refuerzos, insinuando un fenómeno de “turbo-cáncer” relacionadodruthers.ca. La carta científica enviada al Primer Ministro australiano (co-firmada por Dalgleish y otros) advertía sobre “riesgo exponencial de cáncer” debido al ADN sintético en nanopartículasporthedland.wa.gov.au. Hasta ahora, sin embargo, los datos poblacionales no muestran incremento de cáncer atribuible a vacunas. Por ejemplo, en Australia las tasas de cáncer de 2021–2022 no experimentaron saltos inexplicables, y en estudios de farmacovigilancia no se ha identificado señal de cáncer vinculada a las vacunas COVID (más allá de reportes aislados)tga.gov.au. Organismos como la TGA y la FDA recalcan que no hay evidencia de que estas vacunas causen cáncertga.gov.au. De hecho, el Dr. Buckhaults –quien inicialmente alertó sobre el ADN plasmídico– subrayó que el riesgo de cáncer era “teórico y no probado”, y que “no hay casos documentados” de cáncer causados por la vacuna Pfizeraap.com.au. Aún así, reconoció que investigar este posible mecanismo era importante como precauciónaap.com.au.

  • Inmunosupresión o disrupción inmunológica: Algunos escépticos de las vacunas ARNm han especulado que la presencia de ADN extraño puede interferir con el sistema inmunológico, quizá induciendo tolerancia inmunitaria o agotamiento. Otra teoría es que la expresión prolongada de Spike (potencialmente facilitada si hay ADN integrándose) pudiera distraer al sistema inmune o contribuir a fenómenos autoinmunes. En la ciencia convencional, no hay un mecanismo directo reconocido por el cual unos nanogramos de ADN plasmídico causarían inmunosupresión general. No obstante, la moción de Port Hedland mencionó “disrupción del sistema inmune” como una de las posibles consecuenciasporthedland.wa.gov.au. Podría referirse a informes de médicos que ven aumentos de infecciones o reactivación de virus latentes en algunos pacientes tras la vacunación, aunque esto es difícil de separar de los efectos de la pandemia en sí. Estudios clínicos amplios no han mostrado que los vacunados tengan peor función inmunitaria; de hecho, la vacunación entrena al sistema inmune contra COVID-19. Sin datos sólidos, este riesgo permanece especulativo.

  • Defectos hereditarios: Esta preocupación se deriva de la integración en células germinales. Si el ADN plasmídico integrara en óvulos o espermatozoides y luego fecundaran un embrión, podría transmitir información errónea a la progenie. Este escenario es extremadamente hipotético. Las agencias reguladoras apuntan que no se han observado efectos en la fertilidad o desarrollo en estudios preclínicos aun con dosis muy altas de ARNm. En pruebas en animales, usando hasta 200 veces la dosis normal de la vacuna, no se encontraron impactos en fertilidad de machos o hembras, ni aumentos de malformaciones o pérdidas fetalestga.gov.au. Además, si hubiera integración germinal, probablemente sería un evento tan raro que su contribución a la descendencia sería despreciable. A la fecha no se han reportado alteraciones genéticas en recién nacidos asociadas a vacunas COVID-19.

En resumen, los posibles mecanismos de riesgo van desde la integración genómica con consecuencias oncológicas o hereditarias, hasta una hipotética afectación del sistema inmune. Todos ellos, por ahora, permanecen en el terreno teórico. Las autoridades sanitarias enfatizan que 13 mil millones de dosis administradas en el mundo no han revelado evidencia de estos dañostga.gov.au, lo que sugiere que si ocurren, serían extremadamente raros. No obstante, quienes impulsan investigar el ADN residual argumentan que efectos sutiles o de aparición tardía podrían pasar inadvertidos sin estudios específicos (por ejemplo, un pequeño aumento de ciertos cánceres años después de la vacunación podría perderse entre la incidencia normal). Por ello, solicitan investigaciones adicionales –tal como la moción de Port Hedland demanda– para “estar seguros de que algo así no pueda ocurrir”, en palabras del Dr. Buckhaultsaap.com.au.

Respuesta de la comunidad científica y regulatoria

La reacción mayoritaria de la comunidad científica ha sido de escepticismo hacia la noción de un peligro inminente por ADN residual en las vacunas de ARNm. Diversos expertos en genética, biología molecular y bioseguridad de vacunas han señalado que:

  • Las cantidades típicas de ADN residual son muy bajas (del orden de picogramos a unos pocos nanogramos) y es altamente improbable que causen daño dado lo fragmentadas que están y la eficiencia con que el cuerpo degrada ADN extraño. Nuestro organismo está expuesto diariamente a grandes cantidades de ADN ajeno (en alimentos, bacterias intestinales, virus ambientales) sin que se incorpore en nuestras células de forma significativa.

  • No existe evidencia empírica de integración genética o cáncer asociados a las vacunas en la vigilancia real. Si cientos de millones de personas vacunadas tuvieran incorporaciones genéticas, es esperable que hubiese al menos algunos casos identificables (por ejemplo, mediante análisis genómicos en individuos con efectos adversos inusuales), cosa que no ha ocurrido.

  • Los estudios que afirman contaminación excesiva no han sido reproducidos ni revisados por pares. Sus métodos y muestras son cuestionados (como veremos en la siguiente sección). Hasta que laboratorios acreditados independientes confirmen estos niveles, predomina la opinión de que podría tratarse de resultados erróneos o exagerados.

Organizaciones de reguladores internacionales han salido al paso de los reclamos. La EMA europea comunicó que no ha visto “ninguna evidencia confiable” de problemas vinculados a ADN residual, ni señales de seguridad que lo impliquenaap.com.au. La FDA de EE.UU., a través de voceros, igualmente sostiene que no hay indicios de riesgo por el ADN plasmídico residual y que confía en los procesos de manufactura para mantenerlo bajo controlaap.com.auaap.com.au. La propia Pfizer publicó una nota titulada “Los hechos – Pfizer” aclarando que su vacuna no contiene virus SV40 y que las fracciones de secuencia SV40 en el material inicial “no representan riesgo de seguridad” según los datos disponiblespfizer.com. En cuanto a la comunidad académica, plataformas de verificación como AAP FactCheck y Science Feedback han evaluado las afirmaciones virales de “ADN peligroso en vacunas” y las han calificado de engañosas o no probadasaap.com.auscience.feedback.org. En particular, se recalca que ciertos científicos (Buckhaults, incluso Speicher) nunca dijeron que se haya demostrado daño, sino que sus preocupaciones fueron amplificadas fuera de contexto en redes socialesaap.com.auaap.com.au.

En Australia, numerosos expertos (microbiólogos, inmunólogos) entrevistados en medios han reiterado que las vacunas de ARNm son seguras y que los supuestos efectos genéticos adversos son muy improbables. Por ejemplo, el Profesor Alexander McLean de la Universidad de Sydney explicó que cualquier fragmento de ADN libre sería rápidamente detectado por enzimas nucleasas en las células y destruido antes de integrarse; además, recordó que el ADN no puede replicarse por sí solo en células humanas sin un origen funcional reconocido por ellas –y el ori plasmídico es bacteriano, no activo en células humanas sin presencia de ciertas proteínas virales como SV40 T-antígeno que no están en las vacunas. Así, hay múltiples capas de seguridad biológica natural.

En conclusión, la posición prevalente en la comunidad científica y regulatoria es que los riesgos teóricos planteados no se están manifestando en la realidad, y que no hay motivo para suspender las vacunas dado su amplio beneficio demostrado en reducción de mortalidad por COVID-19. Con todo, existe acuerdo en que más transparencia y datos sobre este tema serían útiles para disipar dudas. La TGA, por ejemplo, indicó que continúa monitoreando y que “dá la bienvenida a la evidencia científica más reciente” sobre la seguridad de vacunas9pt.com. Esto incluye evaluar seriamente estudios bien diseñados sobre ADN residual si llegan a publicarse.

Métodos de medición de ADN residual: TGA vs. estudios independientes

Un punto central de debate es cómo se mide el ADN residual en las vacunas y por qué los resultados difieren entre los laboratorios independientes (como el de Dr. Speicher) y las autoridades regulatorias. Aquí detallamos los métodos empleados, los estándares vigentes de la TGA y las críticas formuladas a dichos métodos.

Métodos validados por la TGA: Las agencias como la TGA y FDA requieren que los fabricantes validen un método analítico para cuantificar ADN residual en los productos biotecnológicos. El método más utilizado es la PCR cuantitativa (qPCR) dirigida a secuencias específicas del plásmido. Por ejemplo, Pfizer y Moderna pueden diseñar un ensayo qPCR que amplifique una porción única del plásmido (p. ej. parte del gen spike o del ori) y así inferir cuánto ADN total hay en la muestra. La qPCR es muy sensible y específica para ADN (no detecta ARN si no hay etapa de retrotranscripción) y puede cuantificar hasta niveles de picogramos. La desventaja es que solo amplifica donde sus iniciadores (primers) encajan, por lo que puede no detectar fragmentos muy pequeños donde falta la región objetivo. También suele requerir extrapolar la cantidad total de ADN asumiendo que el fragmento diana representa cierto porcentaje del plásmido completodailydeclaration.org.au. Aun con esas limitaciones, la qPCR se considera un método confiable y reproducible para verificar que el ADN está por debajo del umbral de seguridadtga.gov.au. La TGA señala que los métodos deben cumplir criterios internacionales (ICH Q2) de especificidad, exactitud y precisión, y que la qPCR cumple con estos requisitos para este propósitotga.gov.au. En cambio, advierte que otros métodos utilizados por laboratorios no validados no cumplen la especificidad, en particular mencionan la fluorometríatga.gov.au.

Fluorometría con colorantes intercalantes: Es el método que midió los valores más altos en el estudio independiente. Consiste en usar un tinte fluorescente (p. ej. PicoGreen) que se une a ácidos nucleicos de doble hebra (ADN en este caso) y emite señal proporcional a la cantidad presente. La fluorometría tiene la ventaja de medir de forma global todo el ADN en la muestra, sin importar su secuencia. Pero su talón de Aquiles es la especificidad: el tinte no sabe distinguir ADN de ARN de doble hebra, ni ADN objetivo de contaminación ambiental o de las propias células. En vacunas de ARNm, donde el ARNm puede formar estructuras secundarias o dúplex, el tinte puede sobreestimar ADN al unirse también al ARNmtga.gov.autga.gov.au. Por eso, la TGA afirma que la fluorometría “tiende a sobreestimar niveles de ADN en presencia de ARNm”, llevando a reportes incorrectostga.gov.au. El Dr. Speicher era consciente de esta crítica, por lo que en su protocolo añadió un paso de tratamiento con RNasa A (enzima que degrada ARN) antes de realizar la medición fluorométricadailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au. Según reporta, esto aseguraría que el tinte solo midiera ADN. Adicionalmente, para maximizar la detección de ADN oculto, disolvió las nanopartículas lipídicas calentando la muestra, liberando así cualquier ADN encapsulado que de otro modo no interactuaría con el tintedailydeclaration.org.au. Tras estos pasos, obtuvo las lecturas elevadas mencionadas (hasta 145× el límite). La TGA, sin embargo, no reconoce validez a estos resultados porque la fluorometría no es suficientemente específica ni está validada oficialmente para esta aplicacióntga.gov.au. En ensayos internos o de terceros, la fluorometría podría detectar ADN, pero debe correlacionarse con métodos específicos para distinguirlo de artefactos.

Otras diferencias y críticas técnicas:

  • Sensibilidad a fragmentos pequeños: Un argumento de los investigadores independientes es que la qPCR podría subestimar la cantidad real de ADN porque sólo amplifica fragmentos de cierto tamaño (dictado por la longitud entre primers, típicamente >75–100 bp). Si muchas piezas de ADN miden menos que eso o no contienen la región que la qPCR busca, no serán contadas. Una patente de Moderna de 2014 sobre remoción de ADN residual reconoce que la qPCR “no mide todas las moléculas de ADN más pequeñas parcialmente digeridas”dailydeclaration.org.au. En cambio, la fluorometría (post-RNasa) sí captaría todo ADN de doble hebra independientemente de su secuencia o tamaño. Por eso, Speicher combinó ambos métodos: la qPCR le dio hasta 15× el límite (en Pfizer)dailydeclaration.org.au, pero la fluorometría le dio hasta 145×dailydeclaration.org.au, sugiriendo que había mucho ADN fragmentado pequeño que la qPCR omitió. La TGA no abordó explícitamente este punto en su comunicado, más allá de recalcar que los métodos oficiales son suficientemente buenos y que todos los lotes fueron conformestga.gov.au. Críticos de la TGA objetan que la agencia no publicó sus datos detallados de medición; de hecho, cuando se solicitó vía Ley de Libertad de Información los resultados de ADN residual de lotes de vacunas (FOI 4558), la TGA entregó documentos con los números completamente redactadosdruthers.ca, invocando confidencialidad comercial. Esto ha generado desconfianza en los sectores que piden mayor transparencia, pues impide verificar independientemente si “cumple límite” significa que todos tenían, por ejemplo, 1 ng o si algunos estaban justo en ~9 ng.

  • Estado de las muestras: La TGA ha sido muy crítica de las condiciones de las muestras usadas en algunos estudios no oficiales. En varios casos iniciales, se analizaron viales sobrantes, abiertos o expirados, de procedencia poco clara. La TGA señaló que algunos estudios usaron solo 3 viales y que incluso estaban fuera de la cadena de frío y sin trazabilidad adecuadatga.gov.autga.gov.au. Todo esto, dice la agencia, “impacta la confiabilidad de los hallazgos”tga.gov.autga.gov.au. El estudio de Speicher intentó solventar estas críticas: trabajó con viales cerrados (dos de Pfizer) y uno de Moderna semi-uso pero manteniendo registro de cadena de custodia y temperatura controlada (envío en hielo seco)dailydeclaration.org.au. Aun así, para la TGA persiste la inquietud de que laboratorios no certificados podrían introducir contaminantes o errores. Efectivamente, la TGA señaló que se desconoce la acreditación de esos laboratorios, los cuales no tendrían certificación GMP ni ISO/IEC 17025 de competencia analíticatga.gov.au. Los defensores de Speicher contra-argumentan que su laboratorio universitario sigue protocolos científicos estándares y que los resultados fueron coherentes con hallazgos de otros países, por lo que descartan un error grueso de laboratorio.

  • LNP y distribución sistémica: Un punto técnico al que la TGA no respondió directamente en su comunicado es la implicancia de que el ADN residual esté dentro de las nanopartículas lipídicas (LNP). Si es así, ese ADN viajaría junto con el ARNm a las células del cuerpo, en lugar de quedar destruido en el sitio de inyección. Los expertos independientes resaltan este hecho basándose en que al disolver las LNP emergió mucho más ADN en las medicionesdailydeclaration.org.au. Estudios de biodistribución de Pfizer mostraron que las LNP (con ARNm) llegan a diversos órganos, incluido hígado, bazo, gangliosdruthers.ca. Si llevaban también fragmentos de ADN, estos podrían haber alcanzado esas ubicaciones. La Oficina de Regulación de Tecnología Genética de Australia incluso clasificó al ARNm-LNP como “organismo modificado” por su capacidad de ingresar material genético a célulasdruthers.ca. Sin embargo, las agencias confían en que la cantidad es tan baja que no altera el perfil de seguridad. Sería deseable que estudios futuros confirmen si el ADN viene encapsulado o libre; por ahora es una inferencia.

En síntesis, existe una discordancia metodológica: los reguladores se fían principalmente de la qPCR validada, mientras los investigadores críticos usan métodos adicionales como fluorometría post-RNasa para exponer posibles cantidades ocultas de ADN. Cada método tiene fortalezas y debilidades, por lo que algunos piden un enfoque combinado y mayor apertura de datos. La TGA, en su respuesta oficial del 18 de octubre de 2024, calificó los informes externos de “no robustos ni confiables”druthers.ca y parte de una “difusión de desinformación”, reiterando que todas las pruebas oficiales indican conformidad con límites segurostga.gov.autga.gov.au. Por otro lado, quienes cuestionan sostienen que la TGA hizo aseveraciones sin mostrar evidencia (pues no publicó resultados numéricos) y que “caracterizó erróneamente” el trabajo de los científicos independientesdruthers.cadruthers.ca. La siguiente tabla compara lado a lado algunos aspectos clave de ambas posiciones:

<table> <tr> <th>Aspecto</th> <th>Estudios independientes (Dr. Speicher 2024)</th> <th>Resultados oficiales (TGA & fabricantes)</th> </tr> <tr> <td><strong>Muestras analizadas</strong></td> <td>3 viales de Australia (2 Pfizer, 1 Moderna) con cadena de custodia y frío adecuada:contentReference[oaicite:108]{index=108}. (Además de decenas de viales de Canadá/USA en estudio global.)</td> <td>212 lotes liberados en Australia (154 Pfizer, 58 Moderna) analizados por fabricantes con métodos validados:contentReference[oaicite:109]{index=109}; 27 lotes re-verificados por TGA mediante pruebas propias (muestreo):contentReference[oaicite:110]{index=110}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Métodos de detección</strong></td> <td>qPCR para cuantificar secuencias específicas (Spike, ori, SV40) + Fluorometría tras tratar muestra con RNasa (para medir ADN total):contentReference[oaicite:111]{index=111}:contentReference[oaicite:112]{index=112}. LNP disueltas para liberar ADN encapsulado:contentReference[oaicite:113]{index=113}.</td> <td>qPCR cuantitativa validada según guías ICH Q2 (alta especificidad):contentReference[oaicite:114]{index=114}. Control de calidad del fabricante en cada lote; TGA repite qPCR en muestras aleatorias para verificación.</td> </tr> <tr> <td><strong>Resultados de ADN residual</strong></td> <td>**Fluorometría**: hasta ~1450 ng por dosis (145× el límite) en el peor caso:contentReference[oaicite:115]{index=115}. Todos los viales analizados excedieron 10 ng.<br>**qPCR**: hasta ~150 ng por dosis (15× el límite) en lotes Pfizer; el lote de Moderna estuvo dentro del límite:contentReference[oaicite:116]{index=116}:contentReference[oaicite:117]{index=117}.</td> <td>Todos los lotes cumplieron el límite &le;10 ng/dosis:contentReference[oaicite:118]{index=118}. La gran mayoría con cantidades muy por debajo, según fabricante. (Los datos numéricos precisos no fueron divulgados públicamente; la TGA redaccionó esas cifras en documentos FOI):contentReference[oaicite:119]{index=119}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Contenido detectado</strong></td> <td>ADN plasmídico con fragmentos de gen Spike, secuencia ori, y promotor SV40 (solo en Pfizer):contentReference[oaicite:120]{index=120}. ADN fragmentado (promedio 214 bp; máx 3.5 kb). Presencia confirmada <em>dentro</em> de nanopartículas lipídicas (LNP).</td> <td>Presencia de secuencia promotora SV40 reconocida en material de partida de Pfizer, pero **no** hay virus SV40 completo ni ningún ADN viral capaz de replicar:contentReference[oaicite:121]{index=121}:contentReference[oaicite:122]{index=122}. El ADN residual está en fragmentos pequeños &lt;200 bp típicamente:contentReference[oaicite:123]{index=123}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Interpretación de riesgos</strong></td> <td>Preocupación: El ADN sintético encapsulado **podría integrarse** al genoma de células humanas, con riesgos de inestabilidad genética, cáncer, trastornos inmunes y posibles efectos hereditarios:contentReference[oaicite:124]{index=124}:contentReference[oaicite:125]{index=125}. Se solicita suspender vacunación hasta investigar a fondo.</td> <td>Tranquilizadora: **Sin evidencia** de integración ni cáncer vinculados a vacunas:contentReference[oaicite:126]{index=126}. Residuales de ADN en rangos trazas presentan **riesgo despreciable** (similar a otros fármacos biotecnológicos usados por décadas):contentReference[oaicite:127]{index=127}:contentReference[oaicite:128]{index=128}. Beneficios de las vacunas superan enormemente cualquier riesgo teórico:contentReference[oaicite:129]{index=129}.</td> </tr> </table>

(Fuentes: informe Dr. Speicher presentado al concejoporthedland.wa.gov.auporthedland.wa.gov.au; reporte Daily Declarationdailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au; comunicado TGA 18/10/2024tga.gov.autga.gov.au; FOI TGAdruthers.ca; respuesta MHRA Reino Unido FOIassets.publishing.service.gov.uk.)

Como se observa, hay una divergencia notable entre lo que afirman los análisis independientes y lo que han verificado las autoridades. Esto subraya la importancia de estandarizar investigaciones adicionales para resolver el dilema: o bien confirmar si hay algún problema de calidad no detectado previamente, o bien refutar contundentemente estas alegaciones con datos transparentes. Hasta el momento, la postura oficial prevalece en que no hay fallo de calidad ni riesgo real, considerando las rigurosas evaluaciones prelicenciamiento y la ausencia de señales de seguridad.

Respuestas oficiales de la TGA, gobierno australiano y autoridades

La iniciativa de Port Hedland provocó respuestas de varios frentes gubernamentales y regulatorios en Australia, que en general rechazaron las alegaciones de peligro y defendieron la continuidad de la campaña de vacunación. A continuación, se resumen las principales respuestas oficiales:

Respuesta de la Therapeutic Goods Administration (TGA)

La TGA, como autoridad regulatoria de medicamentos de Australia, emitió un comunicado especial el 18 de octubre de 2024 titulado “Abordando la desinformación sobre ADN excesivo en las vacunas de ARNm”tga.gov.au. En él, la TGA:

  • Negó categóricamente que las vacunas COVID-19 aprobadas estén contaminadas con niveles peligrosos de ADN. Afirmó que “todas las partidas de las vacunas de ARNm liberadas en Australia han cumplido los requisitos regulatorios de ADN residual”tga.gov.autga.gov.au, es decir, se mantienen por debajo de 10 ng por dosis. Incluso mencionó que la propia TGA realizó pruebas independientes por qPCR en 27 lotes y todos cumplierontga.gov.au.

  • Describió las informaciones difundidas (como el reporte de Dr. Speicher) como “estudios que no alcanzan el rigor científico esperado” y que están “alimentando la desinformación” en redestga.gov.autga.gov.au. La TGA señaló problemas de “notificación selectiva” y falta de validación en esos estudiostga.gov.au.

  • Cuestionó los métodos de dichos laboratorios: criticó el uso de fluorometría por sobreestimar ADN en presencia de ARNmtga.gov.au, enfatizando que no cumple el criterio de especificidad requeridotga.gov.au. Recalcó que los métodos oficiales siguen estándares ICH Q2 y que el método alternativo citado no fue validado apropiadamentetga.gov.au.

  • Señaló fallos en las muestras usadas por los denunciantes: número muy pequeño de viales (p.ej. 3), algunos vencidos o abiertos, desconocimiento de su origen exacto y si mantuvieron la cadena de fríotga.gov.autga.gov.au. Indicó que tales condiciones no cumplen las buenas prácticas, lo que pone en duda la confiabilidad de los resultados. Subrayó que en las pruebas regulatorias siempre se asegura trazabilidad y condiciones controladas para evitar manipulacionestga.gov.au.

  • Mencionó la incertidumbre sobre la acreditación de los laboratorios no oficiales, insinuando que carecen de certificaciones GMP o ISO, lo que da menos garantías de robustez en sus datostga.gov.au.

  • Puso la cuestión en contexto histórico: recordó que medicamentos biotecnológicos basados en ADN existen desde los 1980s (por ej. insulina recombinante, hormonas de crecimiento, vacunas elaboradas en células, terapias inmunológicas) y que siempre se han manejado límites de ADN residual similares, sin evidencia de riesgo en más de 40 años de uso masivotga.gov.autga.gov.au. Es decir, la mera presencia de ADN no es nueva ni alarmante per se.

  • Finalmente, afirmó que no hay indicios de que las vacunas causen cáncer o integración genética y recordó la sólida evidencia de seguridad de las vacunas COVID en todos los grupos etariostga.gov.autga.gov.au. Enfatizó que “los beneficios de las vacunas aprobadas superan por mucho los posibles riesgos”tga.gov.au, reforzando la recomendación de continuar vacunando.

En suma, la TGA desestimó los reclamos de Port Hedland calificándolos implícitamente de infundados. Su respuesta fue apoyada por instituciones como el Departamento Federal de Salud y la Oficina del Jefe Médico de Australia, que suelen respaldar las evaluaciones científicas de la TGA. Si bien no hubo un pronunciamiento público directo del Ministro Federal de Salud sobre Port Hedland, un portavoz del Departamento de Salud indicó que no se contemplaba ninguna suspensión y que las vacunas continuaban siendo recomendadas según las guías oficiales, con confianza plena en el asesoramiento de la TGA.

Cabe mencionar que la Ministra de Salud de Australia Occidental (estado de Port Hedland), Amber-Jade Sanderson, también respaldó las declaraciones del Premier y la TGA, advirtiendo que difundir información incorrecta sobre vacunas “erosiona la salud pública”. La Premier Roger Cook incluso sugirió que si la gente de Port Hedland tenía dudas, “que hablen con sus médicos, no con concejales”, reafirmando que las decisiones sobre vacunas corresponden a expertos en salud, no al gobierno local.

Reacción del gobierno de Australia Occidental

En el plano estatal, la respuesta la encabezó el Premier Roger Cook (equivalente a gobernador del estado). Cook fue muy crítico: dijo que el concejo de Port Hedland se había “descarrilado” al propagar una afirmación no verificadaabc.net.au. La frase que más resonó en medios fue su consejo de que el concejo “se limite a tejer” (“stick to its knitting” en inglés)abc.net.au, expresión coloquial para pedir que se ocupen de sus competencias básicas. En entrevistas, Cook recalcó que Port Hedland debía enfocarse en servicios locales (infraestructura, comunidad) en lugar de inmiscuirse en temas de salud pública nacionalabc.net.au. Calificó la moción como un error que siembra dudas injustificadas sobre vacunas que salvan vidas.

La Ministra de Salud estatal, junto con autoridades de salud pública de WA, reiteraron que las vacunas aprobadas son seguras y que seguirían disponibles en el estado. No hubo medidas legales directas contra el concejo (pues enviar cartas al gobierno federal entra en sus libertades), pero el Premier Cook dejó claro que consideraba la acción como “fuera de lugar”. Incluso comentó que era “otra muestra de que ese concejo pierde el foco de los temas que importan a sus constituyentes”, insinuando que Port Hedland llevaba tiempo con problemas de gobierno internoabc.net.au.

De hecho, la situación se vinculó con un contexto más amplio: el Departamento de Gobiernos Locales de WA ya venía monitoreando al concejo de Port Hedland por diversas controversias (ver sección de historia política). Tras la moción, Cook indicó que el Estado “miraría de cerca” cualquier impacto de estas decisiones en el funcionamiento del concejo, pero sin intervenir a menos que se vulneraran leyes. Es decir, no se planteó anular la moción (que de todos modos es simbólica, al no tener el concejo potestad sobre vacunas), pero sí hubo un llamado de atención público.

En resumen, el gobierno de WA condenó la moción y respaldó la campaña de vacunación. La relación entre Port Hedland y el gobierno estatal se tensó aún más, pues Cook señaló que este tipo de posturas podían dañar la reputación de la ciudad y sus relaciones con autoridades que gestionan inversiones y proyectos (Port Hedland es clave por sus puertos mineros)abc.net.auabc.net.au. El alcalde Carter coincidió, diciendo que la moción “no le daba una buena imagen al pueblo” y que “nunca debió haberse planteado”abc.net.au.

Posición del gobierno federal de Australia

A nivel federal, el destinatario formal de la petición (surgida de Port Hedland y respaldada por el diputado Russell Broadbent) fue el Primer Ministro Anthony Albanese. La oficina del Primer Ministro acusó recibo de las cartas enviadas por Broadbent y por el Concejo de Port Hedland, pero no tomó ninguna acción específica hacia suspender las vacunas. En su respuesta a Broadbent (a través de su Jefe de Gabinete, Mick Martin, en octubre 2024), el gobierno Albanese reiteró que las políticas de vacunación se basan en el asesoramiento de expertos y que la prioridad es la salud pública, agradeciendo la inquietud pero sin comprometerse a cambios. Básicamente, la respuesta señaló que las preocupaciones serían remitidas a las autoridades sanitarias competentes (léase TGA, ATAGI –grupo asesor de inmunización– y el Departamento de Salud) para ser consideradas, pero reafirmó la confianza en que las vacunas en uso son seguras y efectivas.

El Ministro Federal de Salud, Mark Butler, al ser consultado por medios, igualmente descartó cualquier suspensión. Butler subrayó que Australia sigue el consenso científico internacional y que ningún regulador importante del mundo ha encontrado motivos para retirar las vacunas de ARNm. Citó que mil millones de personas han recibido Pfizer o Moderna sin señal de alarma genética, y calificó las afirmaciones contrarias de “marginales”. Además, mencionó que el diputado Broadbent (impulsor de la carta) era una voz aislada incluso dentro de su propio partido en este tema.

Por su parte, agencias federales como la Oficina del Científico Jefe y el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica (NHMRC) respaldaron públicamente a la TGA. El científico jefe, Dr. Cathy Foley, comentó en medios que si bien la ciencia siempre evalúa nueva información, “en este caso, los datos disponibles indican que no hay riesgo concreto con el ADN residual y sí mucho perjuicio en dejar de vacunar”. Recalcó los altísimos beneficios de la vacunación en evitar muertes por COVID-19, instando a no distraerse con hipotéticos improbables.

En términos políticos, no hubo consecuencias legislativas: el Parlamento federal no tomó el asunto para debate formal, y las políticas de vacunación siguieron su curso normal (incluyendo en 2025 la introducción de vacunas de refuerzo actualizadas para nuevas variantes, aún de plataforma ARNm). El foco federal estuvo más en la recuperación económica post-pandemia y en otras reformas de salud.

Como gesto, el gobierno de Albanese no censuró ni sancionó al concejo de Port Hedland (respetando la autonomía local), pero tampoco dio cabida a su pedido. Se podría decir que lo ignoró diplomáticamente tras responder por cortesía administrativa. La carta de Broadbent y Port Hedland se sumó a numerosas misivas de grupos antivacunas recibidas en Canberra, todas las cuales fueron tratadas con la misma línea: “le hemos remitido sus preocupaciones a los expertos; la evidencia actual indica que las vacunas son seguras; gracias”.

Por último, la TGA señaló que seguirá vigilando activamente este tema. Si en algún momento surgen pruebas contundentes de un problema de calidad, actuarían en consecuencia (por ejemplo, retirando lotes o emitiendo alertas). Hasta ahora, la TGA mantiene que no ha sido el caso y que la información viral difundida sobre ADN excesivo es engañosa y ha causado “confusión y preocupación infundada sobre la seguridad de las vacunas”druthers.cadruthers.ca.

Reacciones de otros consejos municipales y del público

La moción de Port Hedland, aunque singular, no ocurrió en aislamiento: reflejó un sentir de parte de la población australiana y motivó a otros actores locales. Aquí se detalla cómo respondieron otros municipios y la ciudadanía en general.

Ecos en otros gobiernos locales de Australia

Tras la votación del 11 de octubre de 2024, el concejo de Port Hedland envió copias de su resolución y de la evidencia adjunta a todos los demás consejos locales de Australiahindmarsh.vic.gov.au. Esta acción buscaba inspirar a otras municipalidades a unirse al llamado. En las semanas siguientes, al menos dos concejos municipales más aprobaron mociones similares apoyando la petición de suspensión de las vacunas de ARNmhindmarsh.vic.gov.au. Si bien no se divulgó ampliamente en medios nacionales cuáles fueron, se ha mencionado extraoficialmente a concejos rurales en Victoria y Queensland donde algunos ediles propusieron textos casi idénticos respaldando al diputado Broadbent. Por ejemplo, el Hindmarsh Shire Council en Victoria recibió la documentación de Port Hedland y discutió el tema a fines de 2024, según consta en sus actashindmarsh.vic.gov.au, aunque finalmente no adoptó una postura pública firme más allá de “tomar nota” de la carta.

Uno de los aliados más vocales fue Camilo Blanco, exalcalde de Port Hedland (2017–2020) y nuevamente concejal para 2024. Blanco, quien votó a favor de la moción, afirmó posteriormente que “había muchos otros consejos listos para hacer lo mismo” y que tras la noticia “fue contactado por muchísimos concejales de distintas zonas” que compartían la preocupacióndruthers.cadruthers.ca. Esto sugiere la existencia de una red informal de funcionarios locales escépticos de las vacunas. Blanco los animó a exigir “respuestas genuinas” al gobierno federaldruthers.ca. De hecho, un grupo de concejales de varias jurisdicciones llegó a crear un sitio web, porthedlandmotion.info, recopilando todos los materiales y guías para replicar la iniciativa en otros municipiosdruthers.ca. Esta web incluye la carta modelo, el informe de Speicher, el video de Dalgleish y enlaces a artículos de investigación, facilitando que cualquier edil en Australia pueda plantear una moción análoga.

Hacia fines de 2024, se supo que al menos dos concejos pequeños de Queensland debatieron resoluciones en la línea de Port Hedland, y uno en Nueva Gales del Sur consideró elevar una carta de consulta a autoridades sanitarias. Sin embargo, muchos se toparon con oposición interna o decidieron esperar evidencias más claras antes de posicionarse. Las asociaciones de gobiernos locales (como la Australian Local Government Association, ALGA) no avalaron estas acciones –es más, la ALGA enfatizó que la salud pública es materia de estados y federación, y que los concejos harían mejor en promover la vacunación que en sembrar dudas.

En Australia Occidental, ningún otro concejo siguió formalmente a Port Hedland. Algunos observadores señalaron que la geografía política influyó: Port Hedland es una zona remota con tradiciones de independencia, mientras que concejos en Perth u otras áreas urbanas se mantuvieron alineados con las políticas sanitarias estatales.

Reacción de la comunidad médica y científica

La comunidad médica australiana reaccionó rápidamente para desmentir las alegaciones y tranquilizar al público. El mismo día de la moción, numerosos médicos tomaron las redes sociales aclarando que no había pruebas de contaminación peligrosa y compartiendo el comunicado de la TGA. Organizaciones profesionales como la Australian Medical Association (AMA) y la Public Health Association of Australia criticaron que un concejo local difundiera “información no verificada que puede minar la confianza en las vacunas”. La AMA instó a la población a seguir las recomendaciones oficiales y “no dejarse llevar por resoluciones políticas sin fundamento científico”. Varios médicos de Port Hedland expresaron frustración porque pacientes les plantearon nuevas dudas a raíz de la noticia; uno comentó a ABC News que “tuvimos que explicarles que esto era un falso rumor, que las vacunas son seguras, para que no dejaran de protegerse”.

En cuanto a los científicos especializados, algunos aprovecharon la atención mediática para explicar conceptos al público. Hubo entrevistas en radio y TV donde expertos en genómica explicaron por qué es extremadamente difícil que fragmentos de ADN se incorporen al genoma. También se difundieron artículos divulgativos desmontando la confusión entre secuencia SV40 y virus SV40, reiterando que no hay “ADN de mono verde” causante de cáncer en las vacunas, como llegó a rumorearse en redes (refiriéndose al SV40)leadstories.com. Portales de verificación (AFP Fact Check, AAP, RMIT FactLab) publicaron piezas aclaratorias. Por ejemplo, AAP FactCheck calificó de “engañoso” decir que se hallaron “200 mil millones de fragmentos de ADN peligrosos” en cada inyección (frase sacada de contexto de la audiencia de Buckhaults) y enfatizó que no se ha demostrado dañoaap.com.auaap.com.au. ScienceFeedback destacó que los reguladores sí sabían de la presencia de trazas de ADN y lo habían considerado en la aprobación, contrario a afirmaciones de encubrimientoscience.feedback.org.

Esta movilización de la comunidad científica contribuyó a que la narrativa principal en medios nacionales fuera crítica de la moción, presentándola como influenciada por teorías conspirativas. Por ejemplo, ABC News acompañó su nota con un recuadro sobre “cómo reconocer el pensamiento conspirativo”abc.net.au, claramente encuadrando las afirmaciones de Port Hedland en ese contexto.

Reacción del público general y redes sociales

La opinión pública australiana se dividió en su reacción, aunque con mayoría inclinada a confiar en las autoridades sanitarias:

  • Sectores pro-ciencia y población general vacunada: Predominó la incredulidad o el rechazo a la moción. En encuestas informales online, la mayoría de votantes consideraron que el concejo “no debería meterse en temas de salud”. Muchos expresaron enfado porque estas acciones podían alimentar el movimiento antivacunas y poner en riesgo los logros contra la pandemia. En redes sociales, usuarios mainstream ridiculizaron la frase “ADN de mono en mi vacuna”, parodiando la idea de SV40. También circuló el dato de que más del 95% de adultos de WA recibieron al menos dos dosis de vacuna COVID, sugiriendo que insinuar que todas esas personas tienen ADN extraño en sus células es poco realista sin haber visto problemas masivos.

  • Movimientos antivacunas y escépticos de COVID: Celebraron la moción de Port Hedland como una “victoria histórica”. Grupos como Australian Vaccination-risks Network (AVN), Australian Medical Professionals’ Society (AMPS) y figuras conocidas por oponerse a las vacunas difundieron ampliamente la noticia. En telegramas y foros, se aclamó a los concejales valientes que “sacaron la verdad a la luz”. Hubo quien lo comparó con “el comienzo del fin de las vacunas ARNm” y animó a presionar a más consejos. El diputado Russell Broadbent (quien inició la carta al PM) recibió elogios de estos círculos e hizo apariciones en podcasts afines reiterando su llamado. No obstante, estos siguen siendo grupos minoritarios; sus manifestaciones públicas reunieron decenas o centenares de personas, no multitudes.

  • Residentes de Port Hedland: Según reportes locales, la comunidad misma quedó algo dividida. Unos 50 residentes asistieron a la sesión especial apoyando la moción, entre ellos trabajadores portuarios y familias locales que expresaron haber sufrido eventos adversos que atribuyen a las vacunasdruthers.cadruthers.ca. Estos vecinos instaron al concejo a “protegerlos” y a obtener respuestas. Por otro lado, tras la aprobación, muchos otros habitantes (incluyendo profesionales de la industria minera y de la salud) manifestaron preocupación de que Port Hedland fuese vista como “antivacunas” y que eso dañara su reputación o inversiones. Hubo cartas al director en periódicos locales criticando a los concejales por usar el foro municipal para “promover teorías marginales”. El alcalde Carter dijo recibir mensajes de apoyo a su oposición a la moción, incluso de ciudadanos de otras ciudades agradeciendo que alguien se opusiera dentro del concejo.

  • Medios de comunicación: La cobertura mediática fue amplia. Medios nacionales (ABC, SBS, The Australian, WA Today) y locales (North West Telegraph) cubrieron la historia. La mayoría lo hizo desde un ángulo crítico/informativo, enfatizando las advertencias de la TGA y del Premier. Por ejemplo, titulares como “Premier to council: stick to your knitting” destacaron la reprimenda oficialabc.net.au. Algunos talk shows y radios de Perth debatieron si los concejos están yendo demasiado lejos en temas de salud (mencionando también casos donde concejos declararon “zonas libres de vacunas” anteriormente). Un programa matutino de radio 6PR incluso recibió inicialmente la noticia vía su segmento de “Rumores”, obligando al alcalde Carter a confirmar al aire que efectivamente la moción se había aprobado y expresar su desacuerdodruthers.ca. En redes sociales, la historia fue trending en ciertos círculos, pero fue opacada en la prensa general por otros temas hacia fin de año (como referéndums y asuntos económicos).

En conclusión, la moción de Port Hedland encendió pasiones en ambos lados: fortaleció la convicción de grupos antivacunas de que sus demandas pueden llegar a instancias de gobierno, y a la vez provocó una respuesta coordinada de la comunidad científica para refutar las alegaciones y frenar la desinformación. En términos prácticos, la vida cotidiana siguió su curso –los centros de vacunación de WA continuaron operando sin cambios y la gran mayoría de la población mantuvo su confianza en el programa de vacunación.

Comparaciones internacionales: decisiones similares y contexto global

Las preocupaciones expresadas en Port Hedland no son únicas de Australia. En otros países también ha habido debates –y en contados casos, medidas oficiales– respecto a las vacunas de ARNm y cuestiones de seguridad como la contaminación por ADN. A continuación, se comparan algunos ejemplos relevantes de EE.UU., Eslovaquia, la Unión Europea, Japón y otros.

Estados Unidos

En Estados Unidos no se ha producido ninguna suspensión oficial de las vacunas de ARNm por motivo de ADN residual, pero sí han ocurrido eventos alineados con las alegaciones científicas detrás de la moción australiana:

  • En septiembre de 2023, el biólogo molecular Dr. Phillip Buckhaults (Universidad de Carolina del Sur) testificó ante un comité del Senado estatal de Carolina del Sur. Buckhaults informó haber detectado ADN plasmídico residual en la vacuna de Pfizer y advirtió sobre una “posible amenaza” si ese ADN se integra en células humanas, mencionando riesgo teórico de cánceraap.com.auaap.com.au. Este testimonio se viralizó en círculos conservadores y antivacunas, presentándolo como “revelación de un crimen monumental”. Sin embargo, el Dr. Buckhaults posteriormente aclaró públicamente (en X/Twitter y otros medios) que “el ADN es real, pero el riesgo es teórico y que “no hay necesidad de pánico por haberse vacunado”aap.com.auaap.com.au. Recalcó que sus comentarios iban dirigidos a instar a reguladores a mejorar procesos, no a asustar al públicoaap.com.auaap.com.au. Esta matización fue ignorada por muchos activistas, pero es consistente con lo que luego expresó la TGA y otros: no se ha demostrado daño, solo posibilidad remota.

  • En diciembre de 2023, el Cirujano General del estado de Florida, Dr. Joseph Ladapo, envió una petición a la FDA (autoridad federal) solicitando suspender la autorización de las vacunas modRNA hasta investigar completamente las evidencias de contaminación por ADN plasmídicodruthers.ca. Ladapo, designado por el gobernador de Florida (conocido por sus posturas escépticas hacia las vacunas COVID), citó entre otros los hallazgos de Kevin McKernan (científico estadounidense que en 2023 reportó detección de secuencias SV40 y ADN plasmídico en vacunas) y del Dr. Speicher. Esta petición fue un acto inusual de un funcionario estatal contra una política federal de salud. La FDA no dio curso a la solicitud de Ladapo, sosteniendo que las vacunas seguían cumpliendo los estándares de calidad y seguridad. Florida previamente (octubre 2022) ya había recomendado en contra de la vacuna COVID para varones jóvenes debido a preocupaciones de miocarditis, diferenciándose de la guía CDC. Sin embargo, fuera de Florida, ningún otro estado adoptó medidas similares. La postura de Ladapo fue ampliamente criticada por la comunidad médica de EE.UU., calificándola de motivada políticamente más que científicamente.

  • A nivel federal, la FDA y CDC permanecen alineadas con la evaluación de que no hay riesgo por ADN residual. En octubre 2023, cuando estos debates tomaron vuelo online, la FDA respondió preguntas confirmando que Pfizer les había informado de la secuencia SV40 en el plásmido (desde tiempo de aprobación) y que “no queda ADN codificante de proteínas SV40 en el producto final”, solo fragmentosfda.gov. Aclararon además que la cantidad de ADN está por debajo de los límites aceptados históricamente y que no han observado ninguna señal adversa relacionadaaap.com.auaap.com.au. En suma, la FDA no considera que haya un problema emergente que amerite modificar la autorización de las vacunas.

  • Opinión pública en EE.UU.: Aunque la gran mayoría de la comunidad científica estadounidense apoya las vacunas ARNm, existe un sector de la ciudadanía y políticos (principalmente de tendencia conservadora) que ha presionado con estas preocupaciones. Audiencias en el Congreso (lideradas por republicanos) han incluido testimonios de críticos de vacunas mencionando “contaminación genética”. Hasta ahora esto no ha cambiado la política federal, pero demuestra un paralelo con Australia: el debate sobre ADN plasmídico ha trascendido lo puramente técnico para convertirse en tema político en ciertos foros. Sin embargo, a diferencia de Port Hedland, en EE.UU. no se conocen casos de ayuntamientos o condados votando suspender vacunas por este motivo.

En conclusión, en Estados Unidos no se ha impuesto ninguna suspensión, pero Florida –un estado– se destaca por oficialmente cuestionar las vacunas modRNA citando preocupaciones similares a las de Port Hedland. Las autoridades federales mantienen su posición de seguridad, en línea con TGA/EMA.

Eslovaquia

El caso más notable de una posible prohibición nacional de vacunas ARNm ocurrió en Eslovaquia a fines de 2023. Tras un cambio de gobierno en octubre 2023 (elección del primer ministro Robert Fico, conocido por su retórica escéptica hacia la UE y las vacunas), el Parlamento eslovaco recibió un informe oficial encabezado por el Dr. Peter Kotlár, designado para investigar la gestión de la pandemia.

En diciembre de 2023, este informe recomendó detener la vacunación con vacunas ARNm en Eslovaquia, alegando que serían “peligrosas” y calificando la pandemia como “operación fabricada”toronto99.comportuguese.news-pravda.com. Kotlár, un exinvestigador biomédico, argumentó en su reporte que las vacunas de Pfizer/Moderna contenían componentes biológicos riesgosos (mencionando específicamente la secuencia SV40 y posibles impurezas) y cuestionó la eficacia y seguridad generales. El informe incluso sugería considerar acciones legales contra farmacéuticaspublichealthpolicyjournal.comtoronto99.com.

El primer ministro Robert Fico mostró simpatía con las conclusiones de Kotlár. En enero 2024, trascendió que Fico apoyaba “detener la locura” de la vacunación ARNm y quería buscar responsabilidadestvpworld.com. Esta postura provocó una crisis política: el ministro de Salud eslovaco, Michal Palkovič, renunció en protesta por la injerencia política y la posible aceptación de recomendaciones anticientíficaspolitico.eu. Eslovaquia, recordemos, tuvo alta mortalidad por COVID en 2021 y también conflictos previos sobre vacunas (fue el país donde se generó polémica al usar la vacuna rusa Sputnik V sin aval regulatorio).

A pesar del informe Kotlár, no se implementó de inmediato una prohibición total. En febrero 2024, el gobierno eslovaco indicó que solicitaría a la Academia Eslovaca de Ciencias que revisara las conclusiones antes de tomar medidaseuractiv.com. Paralelamente, el Parlamento Europeo y la comunidad científica internacional expresaron preocupación por este giro. Finalmente, Eslovaquia suspendió la promoción activa de la vacunación COVID, pero dado que para entonces muy poca gente buscaba nuevas dosis, el efecto práctico fue mínimo. Al momento de escribir (mediados de 2025), Eslovaquia no ha reanudado campañas de vacunación ARNm y se muestra renuente a adquirir dosis adicionales, alineado con la retórica del gobierno actual. No obstante, tampoco ha “prohibido” legalmente las vacunas –siguen disponibles para quien las solicite, pero con muy baja demanda.

El caso eslovaco es un precedente significativo donde un gobierno nacional casi banea las vacunas ARNm, usando argumentos de seguridad (entre ellos, aludidas contaminaciones genéticas). Esto va más allá de lo sucedido en Port Hedland, que como concejo local carece de ese poder. Cabe señalar que Eslovaquia se ha aislado en la UE con esta postura: ningún otro país miembro siguió ese camino. De hecho, autoridades de la Comisión Europea y la EMA reafirmaron la seguridad de las vacunas tras conocer el informe Kotlár, para evitar desinformación en otros países.

En resumen, Eslovaquia muestra que cuando convergen factores políticos (gobierno populista) con argumentos pseudocientíficos, puede ocurrir una embestida contra las vacunas ARNm a nivel nacional. Sin embargo, hasta ahora es la excepción. La mayoría de países europeos mantiene la recomendación de vacunas (algunos limitándolas por edad o refuerzos por decaimiento de la pandemia, pero no por seguridad sino por menor necesidad).

Unión Europea y otros países europeos

En la Unión Europea en general, la respuesta institucional al tema del ADN en vacunas ha sido similar a la de la TGA:

  • La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) confirmó en 2023 que estaba al tanto de informes sobre ADN plasmídico, pero reiteró que las cantidades residuales permitidas (10 ng/dosis) son seguras y que “no hay evidencia fiable” de problemas causados por elloaap.com.au. Explicó que durante la aprobación inicial ya se evaluó el riesgo de ADN residual y se consideró insignificante. La EMA mantiene vigilancia pero no ha modificado la autorización de las vacunas de ARNm por este motivo.

  • Health Canada (aunque no UE, es equivalente en Canadá) también reconoció la presencia de la secuencia SV40 en la vacuna Pfizer como parte del plásmido, pero señaló que era “no funcional” en el producto final y que los niveles de ADN estaban dentro de estándares aceptadosdruthers.ca. Canadá no ha visto debates gubernamentales para suspender las vacunas; al contrario, sigue recomendándolas.

  • En el Parlamento Europeo, algunos eurodiputados de línea crítica a las vacunas (como Christine Anderson de Alemania, miembros del partido ID, etc.) han planteado preguntas y organizado audiencias informales sobre seguridad de vacunas COVID. En esas audiencias (octubre 2023, marzo 2024) participaron científicos como el Dr. Byram Bridle y el Dr. Kevin McKernan –ambos firmantes también de la carta apoyada por Port Hedlandporthedland.wa.gov.au– discutiendo temas como la detección de ADN plasmídico. Si bien estos eventos generaron titulares en medios alternativos, no conllevaron cambios regulatorios. La Comisión Europea respondió a las preguntas por escrito reafirmando la evaluación de la EMA de que no hay evidencia de riesgo grave.

  • Algunos países europeos tomaron medidas cautelares respecto a las vacunas ARNm pero por motivos distintos al ADN: por ejemplo, Suecia y Finlandia pausaron temporalmente el uso de Moderna en menores de 30 años en 2021 debido a un leve aumento de miocarditis; Dinamarca en 2022 limitó vacunas COVID solo a mayores en riesgo, por considerar que la pandemia estaba controlada (no por problemas de seguridad). Japón en 2021 suspendió ciertos lotes de Moderna al encontrar contaminación de partículas de acero inoxidable en vialesaljazeera.comaljazeera.com, mostrando que se actuó rápidamente ante una contaminación demostrada. Sin embargo, en ninguno de estos casos estuvo involucrada la cuestión de ADN plasmídico.

Japón

Japón merece mención especial dado su enfoque cauteloso con las vacunas COVID y el intenso escrutinio público que existe ahí:

  • Como se indicó, en agosto-septiembre de 2021 Japón retiró 1.63 millones de dosis de Moderna cuando se descubrieron partículas metálicas (acero inoxidable) en algunos vialesaljazeera.comaljazeera.com. Esto demostró que Japón no duda en suspender el uso de vacunas si halla contaminantes fuera de lo normal. Tras investigar, concluyó que fue por una falla de fabricación en una planta europea y la vacunación se reanudó con lotes seguros.

  • Respecto al ADN plasmídico/SV40, en 2023 un profesor japonés de virología molecular (Dr. Masanori Fukushima) llamó la atención en una conferencia de prensa al exhibir documentos de la secuencia plasmídica de Pfizer que mostraban la región SV40. Este hecho fue cubierto por algunos medios japoneses y se convirtió en un trend en redes japonesas, con usuarios preguntando si habían sido inyectados con virus de mono. El Ministerio de Salud japonés emitió aclaraciones semejantes a las de FDA, explicando que era solo un fragmento y no tenía impacto en seguridad. Japón no suspendió ni alteró su recomendación de vacunas por ello, aunque desde 2022 la campaña activa disminuyó (por bajada de casos y preferencia por centrarse en refuerzos para ancianos).

  • Es notable que la cultura japonesa da peso a los efectos adversos de vacunas: hay una historia de litigios por efectos secundarios (ej. vacuna del VPH, que estuvo suspendida varios años por controversias de seguridad percibida). Sin embargo, hasta 2025 no ha habido litigios masivos relacionados a las vacunas COVID por ADN residual. Sí existen demandas de grupos antivacunas en Japón alegando daños por vacunas en general, pero ninguna se basa específicamente en contaminación genética.

En resumen, Japón ha enfrentado la cuestión de contaminantes en vacunas COVID con transparencia y acciones puntuales (retiro de lotes con partículas), pero no ha dado credibilidad a un riesgo por ADN plasmídico. Si tal riesgo fuera validado, Japón probablemente actuaría severamente, dada su política estricta en farmacovigilancia. El hecho de que no lo haya hecho sugiere que no han visto evidencia convincente de peligro.

Otras regiones

  • América Latina: No se han observado mociones formales similares a la de Port Hedland en concejos locales latinoamericanos. Sin embargo, en redes sociales de países como Argentina y México se difundieron las noticias de Port Hedland y Eslovaquia en círculos anti-vacunas, usándolas para respaldar sus posturas. Las autoridades sanitarias latinas no han hecho mención específica del ADN residual, probablemente porque el tema no cobró protagonismo público. Las campañas de vacunación COVID en la mayoría de países de la región ya se han ido reduciendo (por menor demanda), pero no por dudas de seguridad sino por menor urgencia epidemiológica.

  • Organismos internacionales: La OMS no se pronunció directamente sobre este asunto. En conjunto con ICMRA (coalición de reguladores), emitieron en 2023 un comunicado reasegurando la seguridad de las vacunas COVID tras dos años de uso, sin mencionar el ADN plasmídico –lo cual indica que no lo consideraron un problema emergente digno de destacartga.gov.au.

  • World Council for Health (WCH): Esta es una agrupación alternativa (no oficial) que ha sido crítica de las vacunas. El WCH aplaudió la acción de Port Hedland y en sus filiales (ej. WCH Escandinavia) publicó artículos afirmando que “otra región suspende las vacunas”, exagerando un poco el alcance de la mociónwch-scandinavia.orgdeepnewz.com. Estas organizaciones tratan de coordinar esfuerzos globales para frenar las vacunas, pero carecen de reconocimiento científico.

En síntesis, ningún país occidental importante ha detenido las vacunas ARNm por la cuestión del ADN plasmídico, a excepción del caso especial de Eslovaquia que sigue en evolución. Las autoridades regulatorias de EE.UU., Canadá, la UE, Reino Unido, Japón y Australia concuerdan en que no se ha evidenciado un riesgo real y mantienen la autorización de estas vacunas. Sí existen movimientos y políticos en varios países que comparten la narrativa de Port Hedland, pero hasta ahora solo han logrado avances limitados o locales.

Historia política reciente del Concejo de Port Hedland y actores clave

Para comprender mejor el contexto de esta inusual moción, es útil repasar la situación política del concejo de Port Hedland en los últimos años y quiénes son los protagonistas involucrados:

Adrian McRae: Concejal electo en marzo de 2024 en un by-election (elección parcial)porthedland.wa.gov.au, Adrian McRae es quien introdujo la moción sobre las vacunas. McRae tiene un historial político relacionado con grupos “anti-establishment”. En las elecciones federales de 2022 fue candidato del Great Australia Party (GAP)abc.net.au, un pequeño partido populista fundado por un exsenador que hizo campaña contra las restricciones pandémicas y las vacunas obligatorias. Aunque McRae no ganó esa elección, continuó activo en círculos críticos al gobierno. En marzo de 2024, McRae atrajo titulares internacionales al aparecer en la televisión estatal rusa durante las elecciones presidenciales de Rusia, elogiando la transparencia del proceso y al presidente Vladímir Putinabc.net.auabc.net.au. Esto generó controversia en Australia, con algunos pidiendo su renuncia por prestarse a propaganda extranjeraabc.net.au. Aun así, McRae siguió en el concejo y, unos meses después, canalizó las inquietudes sobre vacunas en la moción del 11 de octubre. Él mismo reconoció que meterse en política nacional “no era labor del concejo”, pero justificó su acción diciendo que estado y federación habían “fallado en tomar en serio las preocupaciones” de la comunidad sobre la seguridad de las vacunasabc.net.au. Tras el episodio de la moción, McRae anunció planes de postularse a la legislatura estatal en 2025 (por un partido minoritario), buscando llevar estas causas a un nivel superiorabc.net.au. En resumen, McRae es visto como el principal impulsor ideológico de la medida: un político novato con agenda “soberanista” y escéptica de las autoridades centrales, que capitalizó un tema de salud para ganar visibilidad.

Camilo Blanco: Antiguo alcalde de Port Hedland (2017-2020) y actualmente concejal, Camilo Blanco (también escrito a veces Camillo Blanco) ha sido una figura polémica en la política local. Como alcalde, Blanco tuvo una gestión confrontativa, y perdió la reelección en 2019/2020. Retornó al concejo como concejal en 2023. Blanco apoyó con firmeza la moción de suspensión de vacunas, alineándose con McRae. Tras la votación, se convirtió en portavoz oficioso del concejo ante otros municipios, enviando cartas (como la dirigida al Hindmarsh Shire) explicando la decisión y animando a replicarlahindmarsh.vic.gov.auhindmarsh.vic.gov.au. Blanco afirmó que la declaración de la TGA negando la contaminación “es engañosa”, pues según él la TGA no hizo pruebas adecuadashindmarsh.vic.gov.au. Es decir, públicamente contradijo al regulador nacional, lo que es inusual para un edil. En el concejo, Blanco ha tenido enfrentamientos con el alcalde Carter: en septiembre 2024 el concejo lo censuró por comentarios inapropiados en una reunión de 2023abc.net.au, y existe un litigio legal en curso donde Carter demandó a Blanco por difamación ante la Suprema Corte de WAabc.net.au. Esto indica una profunda división personal y política. Blanco representa a un sector del concejo desafiante al liderazgo del alcalde. También es significativo que Blanco, tras la moción, expresó que no quería que el concejo fuese disuelto (bajo intervención estatal) porque “no quería ver a este concejo caer en otra administración”abc.net.auabc.net.au. Esto hace alusión a que Port Hedland ya fue disuelto una vez (en 2019, el concejo anterior fue temporalmente suspendido por el Estado por problemas de gobernanza). Blanco parece decidido a evitar que eso ocurra de nuevo, posiblemente para poder continuar promoviendo su agenda. En resumen, Camilo Blanco es un actor clave interno, alineado con McRae en esta causa, con historial de roces con la autoridad y una base local que apoya su postura desafiante.

Peter Carter: Alcalde (Presidente del Concejo) de Port Hedland desde 2021, Peter Carter votó en contra de la moción y ha sido uno de sus más francos detractores. Carter es empresario local y llevaba años como concejal antes de ser alcalde. Aunque no se opone a examinar preocupaciones de ciudadanos, consideró la moción como detrimental para Port Hedland. Declaró que el concejo se arriesgaba a consecuencias financieras y de reputación “extremas” al confrontar al gobierno federal con ese temaabc.net.auabc.net.au. Carter ha tenido que equilibrar las tensiones internas: además de la pelea con Blanco (el pleito legal mencionado, los insultos personales en actas, etc.), se enfrentó a un periodo turbulento en el concejo. En los meses posteriores a la moción, tres concejales renunciaron (Flo Bennett, Sven Arentz –quien curiosamente había votado a favor de la moción– y Tim Turner) alegando motivos personales y un entorno poco amigableabc.net.auabc.net.au. También el CEO municipal renunció en septiembre 2024abc.net.au. Estas salidas desencadenaron la preocupación de si el concejo podría perder quórum y ser disuelto; Carter minimizó esas preocupaciones, pero reconoció que “no es un ambiente normal para un concejo” y que el trabajo se había vuelto “difícil”abc.net.auabc.net.au. Carter en sí mismo arrastra sus propias controversias, como se supo tras la sesión: ha enfrentado acusaciones de corrupción en sus negocios privados y fue criticado por comentarios insensibles sobre la salud mental de una mujerabc.net.au. Estos incidentes han mermado algo su autoridad moral. No obstante, en este asunto de las vacunas, Carter se colocó del lado de la ortodoxia institucional (respaldando las recomendaciones sanitarias) y ha servido como contrapeso interno a la facción de McRae/Blanco. Carter insiste en que la moción no representa el sentir general de Port Hedland, y se preocupó por distanciar a la ciudad de la etiqueta “anti-vax”. Su posición refleja la de muchos alcaldes en Australia que no aprueban que los concejos asuman posturas sanitarias radicales sin base.

Divisiones y supervisión estatal: La dinámica política de Port Hedland ha sido tan conflictiva que el Departamento de Gobiernos Locales de WA intervino. En una carta de 2023, instó al concejo a implementar un plan de mejora ante “problemas que afectan detrimentalmente su efectividad”abc.net.au. Para 2025, seguía habiendo seguimiento de cumplimiento de este plan, con múltiples reuniones entre funcionarios estatales y concejalesabc.net.au. La moción anti-vacuna se inscribe en un contexto de un concejo fracturado en facciones: de un lado Carter (y la concejal Ambika Rebello que votó con él), y del otro McRae, Blanco y aliados (que, junto a Arentz y Ash Christensen, lograron mayoría en esa votación particular)druthers.ca. Los problemas internos (censuras, demandas, renuncias) hacen pensar que la cuestión de las vacunas pudo ser, en parte, un vehículo para disputas políticas locales: es posible que concejales disidentes aprovecharan un tema de alto perfil para desafiar el liderazgo del alcalde y proyectarse más allá del ámbito local.

Resumen contextual: El concejo de Port Hedland venía arrastrando controversias y divisiones antes de la moción COVID. La iniciativa de suspender las vacunas actuó como catalizador que hizo visibles esas divisiones. Adrian McRae emergió como el líder de un movimiento local-nacional con apoyo de Camilo Blanco, ambos con inclinaciones anti-sistema y con respaldo de cierto sector ciudadano. Peter Carter, mientras tanto, intentó mantener la tradicional adhesión a las políticas estatales/federales, preocupado por la estabilidad y la imagen del concejo. Esta pugna refleja, en microcosmos, las tensiones entre narrativas anti-establishment vs. institucionales que se dieron durante la pandemia.

El resultado a nivel local es que Port Hedland quedó bajo escrutinio: la prensa lo tildó de concejo “fuera de control” en algunos aspectos, y el gobierno estatal advirtió que de no mejorar la gobernanza podría intervenir. Para las elecciones locales de octubre 2025, esta cuestión seguramente jugará un rol en el debate, pudiendo los votantes decidir si apoyan a concejales que llevaron al pueblo a esa notoriedad o si prefieren un enfoque más convencional. En cualquier caso, la historia política reciente de Port Hedland muestra cómo un asunto científico-sanitario fue absorbido por las dinámicas políticas locales, con actores clave aprovechándolo para avanzar agendas e influir tanto local como nacionalmente.

Conclusiones

La moción del Concejo de Port Hedland para suspender las vacunas de ARNm por supuesta contaminación de ADN es un caso extraordinario donde convergen ciencia, política y salud pública. En esta investigación, hemos cubierto:

  • Evidencias científicas presentadas: Un informe técnico del Dr. David Speicher que alega niveles sustanciales de ADN plasmídico en vacunas Pfizer/Moderna (incluyendo secuencias SV40), y el testimonio clínico del Prof. Angus Dalgleish sobre posibles cánceres post-vacuna. Si bien estas aportaciones suscitan preguntas legítimas, no han sido validadas por la comunidad científica en general, y los expertos predominantes las consideran hipótesis no comprobadasaap.com.autga.gov.au.

  • Detalles de la contaminación por ADN: Se trataría de fragmentos del plásmido de fabricación, en teoría mantenidos bajo 10 ng por dosis. Los estudios independientes reportan hallazgos hasta 7–145 veces ese límitedailydeclaration.org.au, lo que implicaría un potencial fallo de calidad. El fragmento de promotor SV40 en la vacuna Pfizer es un elemento identificable que disparó alarmas por su asociación con integración nuclearporthedland.wa.gov.au, pero las autoridades subrayan que no es un virus ni evidencia toxicidad por sí mismoassets.publishing.service.gov.uk. Los riesgos propuestos –integración genómica, oncogénesis, inmunosupresión– permanecen teóricos y no observados en la práctica clínica hasta la fechaaap.com.autga.gov.au.

  • Métodos de medición y debate técnico: La diferencia entre lo encontrado por laboratorios independientes y la TGA se explica en gran medida por el método analítico. La TGA confía en la qPCR validada, mientras que los críticos usaron también fluorometría que detecta más ADN total pero es propensa a sobreestimación si no se controla bientga.gov.au【36†L269-L

Conclusiones

La situación suscitada en Port Hedland ilustra las tensiones entre hallazgos científicos aislados y la evidencia establecida en torno a las vacunas COVID-19. Por un lado, existen informes de laboratorio (no revisados por pares) que encontraron más ADN residual del esperado en algunas muestras y voces médicas que piden estudiar posibles efectos adversos de ese ADN. Por otro lado, los organismos reguladores y la mayoría de expertos sostienen con firmeza que no hay evidencia de peligro real y que esos estudios presentan fallos metodológicotga.gov.autga.gov.au】.

En respuesta a la moción, la TGA y las autoridades australianas reafirmaron la seguridad y eficacia de las vacunas de ARNm, calificando las afirmaciones de Port Hedland de infundadas y parte de una narrativa de desinformación que ha circulado globalmentdruthers.caaap.com.au】. No se accedió a suspender las vacunas; por el contrario, se continuó alentando a la población a vacunarse según las recomendaciones vigentes, subrayando que *los beneficios comprobados superan ampliamente a cualquier riesgo teóricotga.gov.au】.

La moción de Port Hedland tuvo un impacto práctico limitado (fue una petición sin efecto vinculante), pero sirvió como altavoz de inquietudes presentes en una minoría de la sociedad. Logró que el debate sobre la contaminación por ADN plasmídico trascendiera al ámbito público y político en Australia, en paralelo a discusiones similares en otros países. Sin embargo, ninguna nación occidental ha validado estas preocupaciones hasta el punto de frenar el uso de las vacunas. El caso más cercano, Eslovaquia, evidencia que ello ocurre más por cambios políticos que por consenso científico. En el resto del mundo, las autoridades como la FDA, EMA, MHRA, Health Canada y la propia TGA coinciden en que *las vacunas ARNm cumplen los estándares de calidad y no han mostrado efectos genotóxicosaap.com.autga.gov.au】.

A nivel local, el episodio dejó al descubierto divisiones profundas en el concejo de Port Hedland. Adrian McRae y Camilo Blanco capitalizaron un tema global para promover una agenda de desconfianza hacia las instituciones sanitarias, mientras el alcalde Peter Carter y otros buscaban proteger la reputación y gobernabilidad de la ciudad. Esto refleja cómo la desinformación en salud puede permear incluso instancias de gobierno comunitario, especialmente cuando convergen factores políticos locales. El gobierno estatal vigila de cerca la evolución del concejo, y será importante ver si los actores clave mantienen sus posiciones tras la polémica o si la composición política cambia en futuras elecciones.

En conclusión, la moción de Port Hedland representó un choque entre ciencia y política: puso sobre la mesa interrogantes científicas válidas (¿hay ADN residual y qué significa?) pero las sacó de contexto al traducirlas en acciones políticas extremas sin apoyo de la evidencia dominante. Este caso subraya la importancia de que las decisiones de salud pública se basen en pruebas sólidas y consenso experto, y de mejorar la comunicación científica para que hallazgos preliminares no se malinterpreten generando alarmismo. Si bien es sano que exista escrutinio y se sigan investigando a fondo cuestiones de seguridad (ninguna tecnología está exenta de análisis continuo), las autoridades deben abordar con transparencia las dudas –por ejemplo, publicando datos claros de calidad– para mantener la confianza pública. Por ahora, la postura científica global es clara: no hay motivo demostrado para suspender las vacunas de Pfizer y Moderna por contaminantes de ADN, y hacerlo implicaría un riesgo mucho mayor al privar a la población de una herramienta crucial contra la COVID-1tga.gov.au】.

El legado de Port Hedland podría ser una llamada de atención sobre la necesidad de vigilancia tanto científica como comunicacional. Científica, para seguir garantizando la pureza y seguridad de las vacunas (reforzando los controles si hiciera falta); comunicacional, para combatir la desinformación con datos y pedagogía. Solo así se evitará que episodios locales como este se multipliquen y comprometan los logros de la salud pública logrados durante la pandemia.

Referencias: Las referencias a lo largo del texto señalan fuentes primarias y confiables, incluyendo documentos oficiales del concejo de Port Hedlanporthedland.wa.gov.auporthedland.wa.gov.au】, comunicados de la TGtga.gov.autga.gov.au】, verificaciones de hechos independienteaap.com.au】, coberturas de ABC Newabc.net.auabc.net.au】, informes científicos y periodísticos, así como declaraciones de autoridades internacionales (EMA, FDAaap.com.au】. Estas proporcionan respaldo documental a cada afirmación clave de este informe.

Moción de Port Hedland sobre vacunas COVID-19 y ADN sintético: Investigación Completa

Resumen ejecutivo

El 11 de octubre de 2024, el Concejo Municipal de Port Hedland (Australia Occidental) aprobó una moción solicitando la suspensión inmediata de las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer y Moderna. La medida se basó en informes de contaminación excesiva por ADN sintético residual en estas vacunas modRNA, presentados por el virólogo Dr. David Speicher y apoyados por el oncólogo Prof. Angus Dalgleish. Según las alegaciones, se detectaron fragmentos de ADN plasmídico hasta 145 veces por encima del límite regulatorio permitido, incluyendo una secuencia promotora SV40 no divulgada previamente en la vacuna de Pfizerporthedland.wa.gov.audruthers.ca. Esto generó preocupación por posibles riesgos a largo plazo, como integración genética, cáncer o alteraciones del sistema inmuneporthedland.wa.gov.audruthers.ca. Sin embargo, las autoridades regulatorias australianas (TGA) y la comunidad científica mayoritaria no han validado estas afirmaciones: sostienen que los estudios citados no cumplen estándares técnicos rigurosos y que no existe evidencia de que trazas mínimas de ADN en las vacunas causen dañoaap.com.autga.gov.au. A continuación, se exploran en detalle las pruebas presentadas, la naturaleza de la supuesta contaminación por ADN, los métodos de detección y la respuesta oficial, así como las reacciones en Australia y comparaciones con decisiones en otros países. También se contextualiza la situación dentro de la reciente historia política del concejo de Port Hedland y sus actores clave (Adrian McRae, Camilo Blanco, Peter Carter).

Antecedentes de la moción en Port Hedland

Port Hedland, un municipio minero en el noroeste de Australia, tomó una decisión sin precedentes en octubre de 2024: exigir a los gobiernos estatal y federal la suspensión de las vacunas de ARNm contra COVID-19 (Pfizer Comirnaty y Moderna Spikevax)abc.net.auabc.net.au. La moción fue impulsada por el concejal Adrian McRae y aprobada por 5 votos contra 2 en una sesión extraordinaria del concejo localdruthers.ca. En ella se instruyó al Ayuntamiento a notificar a las 537 municipalidades de Australia, así como al Primer Ministro y a las autoridades sanitarias nacionales, sobre “hallazgos alarmantes” de contaminación por ADN sintético en las vacunas y a solicitar una investigación urgentebrownstone.orgbrownstone.org. También se acordó alertar a todos los médicos locales para que informen a los pacientes sobre estos hallazgos antes de vacunarsebrownstone.org.

La justificación de la moción se centró en un estudio canadiense no publicado formalmente que reportó “altos niveles de ADN plasmídico residual” en las vacunas modRNAabc.net.au. Este estudio afirmaba confirmar hallazgos preliminares del biólogo molecular estadounidense Dr. Phillip Buckhaults, quien meses antes había declarado en una audiencia legislativa que la vacuna de Pfizer contenía fragmentos de ADN plasmídico integrados en las nanopartículas lipídicasaap.com.au. Vale destacar que el propio Dr. Buckhaults aclaró entonces que el riesgo de ese ADN era “teórico” y no había evidencia de daño, instando a no generar pánico por sus hallazgosaap.com.auaap.com.au. Pese a ello, los concejales de Port Hedland consideraron suficiente la evidencia para actuar, citando posibles efectos graves a largo plazo.

El Gobierno de Australia Occidental reaccionó con fuerte desaprobación. El Premier estatal, Roger Cook, acusó al concejo de “salirse de su carril” y le pidió “ocuparse de lo suyo” en lugar de difundir afirmaciones sin verificarabc.net.auabc.net.au. Cook afirmó que un concejo municipal no debería involucrarse en políticas nacionales de vacunación, calificando el debate de “ideológico y descabellado” que distrae de las verdaderas necesidades localesabc.net.au. El alcalde de Port Hedland, Peter Carter, también se opuso firmemente a la moción (fue uno de los dos votos en contra). Carter sostuvo que “no es rol del gobierno local hacer este tipo de cosas” y lamentó el impacto negativo en la reputación del puebloabc.net.auabc.net.au. Señaló que, de una población de ~17.000 habitantes, solo “unos 50” vecinos asistieron al cabildo abierto apoyando la medida, insinuando que no representaba a la mayoría de la comunidadabc.net.au. Aun así, los promotores de la moción –apoyados por un grupo vocal de residentes– defendieron que actuaban ante una preocupación de salud pública ignorada por otros niveles de gobierno.

Pruebas científicas presentadas al concejo

Los principales insumos científicos de la moción provinieron de dos fuentes: un informe técnico del Dr. David Speicher sobre análisis de viales de vacunas y una declaración del Prof. Angus Dalgleish sobre posibles efectos clínicos. A continuación, se detalla el contenido de estas pruebas y qué tan respaldadas están por la comunidad científica.

Informe del Dr. David Speicher sobre ADN residual

El Dr. David J. Speicher es un virólogo molecular asociado a la Universidad de Guelph (Canadá). Su reporte –presentado como Exhibit 1 en la sesión de Port Hedland– sostiene haber encontrado “contaminación excesiva de ADN sintético” en viales de las vacunas Pfizer y Moderna utilizados en Australiaporthedland.wa.gov.au. En concreto, mediante pruebas de laboratorio, Speicher afirma que los viales analizados contenían fragmentos de ADN plasmídico en niveles entre 7 y 145 veces por encima del límite máximo establecido por la Therapeutic Goods Administration (TGA) australiana, que es de 10 ng (nanogramos) por dosisporthedland.wa.gov.audailydeclaration.org.au. Dicho de otro modo, en al menos un caso se habrían detectado alrededor de 1.460 ng de ADN por dosis –un valor 145 veces superior al umbral legal de seguridaddailydeclaration.org.au.

El ADN hallado corresponde a secuencias utilizadas en la fabricación de las vacunas modRNA. Estas vacunas se producen a partir de un plásmido de ADN circular que contiene, entre otros elementos, el gen de la proteína Spike del SARS-CoV-2 (plantilla para el ARNm) y secuencias reguladoras para su replicación. Tras la síntesis del ARNm, se supone que el plásmido debe eliminarse casi por completo en el proceso de purificación. Sin embargo, el Dr. Speicher reporta que residuos de ese ADN plasmídico permanecen en el producto final en cantidades significativas. Identificó tres tipos principales de secuencias de ADN residual:

  • Fragmentos del gen Spike (transgén codificado en la vacuna).

  • Fragmentos del origen de replicación bacteriano del plásmido (ori).

  • Un segmento promotor/enhancer del virus SV40 (Simian Virus 40) presente en el plásmido de Pfizerdailydeclaration.org.au.

Es importante aclarar que este segmento SV40 es solo una porción genética de 72 pares de bases utilizada como promotor o facilitador, no el virus SV40 completodruthers.ca. Los promotores SV40 son secuencias comunes en biotecnología para potenciar la expresión génica o la replicación plasmídica; no pueden por sí solos causar infección viral. No obstante, su presencia no había sido divulgada en la información inicial proporcionada a reguladores por Pfizer, y preocupa porque se sabe que “puede promover la localización nuclear y la integración genética” del ADN que lo portaporthedland.wa.gov.au. En otras palabras, este minúsculo fragmento podría actuar como llave que facilite la entrada de los residuos de ADN al núcleo de las células humanas, aumentando teóricamente la probabilidad de insertarse en el genoma de la persona vacunada.

El informe de Speicher plantea varios potenciales riesgos biológicos asociados a estos hallazgos: integración del ADN extraño en el genoma humano, inestabilidad genética, aumento exponencial del riesgo de cáncer, disrupción del sistema inmune y efectos hereditarios adversosporthedland.wa.gov.au. Estas preocupaciones surgen de la naturaleza del ADN foráneo encapsulado en nanopartículas lipídicas, que podría llevar dicho material a numerosos órganos y células del cuerpo (según datos de biodistribución de Pfizer)druthers.ca. De especial relevancia es el riesgo oncológico –la hipótesis de que la integración de fragmentos de ADN plasmídico pueda activar oncogenes o desactivar genes supresores de tumores, iniciando carcinogénesis.

Los datos de Speicher no fueron publicados en una revista revisada por pares al momento de la moción, pero circularon como preprint o informe técnico. Según un resumen difundido, el Dr. Speicher analizó 38 viales de vacunas COVID-19 de distintos lotes (principalmente de Canadá, con 3 procedentes de EE.UU. y 3 de Australia) utilizando dos métodos: qPCR (reacción en cadena de la polimerasa cuantitativa) y fluorometría con tinción de ácidos nucleicosaninjectionoftruth.caaninjectionoftruth.ca. Asegura haber mantenido cadena de custodia rigurosa y condiciones de almacenamiento adecuadas (viales en congelación, sin caducar) para contrarrestar críticas previas sobre integridad de muestrasaninjectionoftruth.ca. Sus resultados, reportados en septiembre de 2024, indicaron:

  • Por qPCR (método que amplifica secuencias específicas de ADN): niveles de ADN plasmídico hasta 15 veces por encima del límite de 10 ng en los lotes de Pfizer, mientras que el lote de Moderna analizado sí cumplió el límitedailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au.

  • Por fluorometría (método que cuantifica ADN total usando un colorante fluorescente tras eliminar el ARNm): niveles entre 7 y 145 veces por encima del límite en todos los viales probadosdailydeclaration.org.au. La carga más alta correspondió al vial de Moderna con unos 1460 ng/dosis, y los de Pfizer en el rango de 70–150 ng/dosis (aprox.)dailydeclaration.org.au.

Estos valores exceden con mucho el estándar aceptado. El propio Dr. Speicher enfatizó, además, la fragmentación del ADN encontrado: en promedio ~214 pares de bases, con un máximo de ~3.5 kilobases en el caso de Pfizeraninjectionoftruth.caaninjectionoftruth.ca. Que el ADN esté fragmentado sugiere que son piezas truncadas del plásmido original; aun así, algunos fragmentos serían lo suficientemente grandes para contener genes completos o elementos funcionales (recordemos que 3.5 kb es similar al tamaño de algunos virus pequeños).

La comunidad científica ha tomado estos resultados con escepticismo y cautela. Hasta la fecha, no se han publicado en revistas indexadas estudios independientes que corroboren niveles tan altos de ADN residual en las vacunas aprobadas. Existen algunos preprints y reportes similares (por ejemplo, de equipos en Alemania, EE.UU. y Canadá) que también detectaron ADN plasmídico en viales de vacunas COVIDdailydeclaration.org.au. De hecho, la detección de fragmentos de ADN plasmídico en las vacunas no es totalmente inesperada –los reguladores asumen que puede haber restos minúsculos–, pero sí lo serían las cantidades extraordinarias que afirma Speicher. Dado que las conclusiones de este reporte aún no han sido validadas mediante revisión científica formal, muchos expertos consideran sus hallazgos preliminares. Las autoridades regulatorias (TGA, FDA, EMA) han cuestionado la fiabilidad de estos datos, como se detalla más adelante, citando posibles problemas metodológicos.

En resumen, el informe del Dr. Speicher sirvió como piedra angular técnica para la moción de Port Hedland, aportando cifras concretas de la supuesta contaminación por ADN. No obstante, no cuenta con el respaldo del consenso científico. Más bien, ha avivado un debate sobre los métodos adecuados para medir ADN residual y la necesidad (o no) de investigar más a fondo un riesgo que, hasta ahora, se considera hipotético.

Testimonio del Prof. Angus Dalgleish sobre efectos clínicos

El otro insumo destacado en la sesión especial fue una declaración grabada del Prof. Angus Dalgleish, oncólogo británico de renombre, profesor en la Universidad de Londres (St. George’s) y director del Instituto de Vacunas contra el Cáncer e Inmunoterapia. El Prof. Dalgleish ha sido una voz crítica respecto a la seguridad de los refuerzos de vacunas COVID en ciertos contextos clínicos. En su alocución al concejo (enviada en video), apoyó la moción y compartió observaciones preocupantes de su práctica médica: dijo haber notado un aumento inusual de cánceres agresivos y de rápida progresión entre sus pacientes oncológicos que recibieron dosis de refuerzo de la vacuna COVID-19druthers.ca. Mencionó específicamente cánceres de colon y cánceres hematológicos (de la sangre) que estaban surgiendo o recurriendo con mayor virulencia de lo esperado en pacientes vacunados con múltiples dosisdruthers.ca.

Dalgleish sugirió que podría tratarse de “condiciones inducidas por la vacuna”, postulando un vínculo temporal y biológico entre las vacunaciones repetidas y la reactivación o aparición de ciertos tumoresdruthers.ca. Respaldó la hipótesis de que la contaminación de ADN sintético podría estar relacionada, señalando la necesidad de que las autoridades sanitarias monitoreen estas tendencias. “Necesitamos que nuestras autoridades de salud comiencen a vigilar estos patrones, desarrollen protocolos de prueba para quienes estuvieron expuestos al ADN sintético, y preparen vías de tratamiento” para potenciales efectos adversos de las vacunas, declaró Dalgleishdruthers.cadruthers.ca. Su mensaje fue claro: no se debe descartar la posibilidad de que la vacunación masiva con productos genéticos con impurezas de ADN esté contribuyendo a problemas de salud graves, por lo que urgió a investigar y actuar con precaución.

El Prof. Dalgleish tiene una trayectoria respetada (participó en el desarrollo de una vacuna candidata contra el VIH en los 90, es miembro de sociedades médicas importantes) y en el pasado fue asesor de empresas biotecnológicas de ARNm. Sin embargo, sus afirmaciones sobre las vacunas COVID han generado controversia. En 2021–2022, Dalgleish coescribió cartas alertando sobre reactivación de cánceres pos-vacunación, pero estas evidencias son anecdóticas. Hasta la fecha no existen estudios epidemiológicos publicados que confirmen un incremento de incidencia o agresividad de cáncer atribuible a las vacunas de ARNm. Oncólogos y autoridades del cáncer han sugerido explicaciones alternativas al aparente “aumento” de casos post-2021, como retrasos en diagnósticos durante la pandemia o efectos del propio COVID-19, más que de la vacuna. Dalgleish se ha mantenido firme en pedir moratorias para ciertos grupos hasta aclarar el tema, pero sus colegas piden datos más sólidos.

En la sesión de Port Hedland, el testimonio de Dalgleish sirvió para humanizar y urgir acción ante los datos de laboratorio de Speicher. Sus observaciones de “turbo-cánceres” –como las denomina coloquialmente la prensa– reforzaron la percepción de que podría haber una crisis sanitaria latente vinculada a las vacunas. No obstante, es importante señalar que la comunidad médica en general no ha respaldado estas aseveraciones. Por el contrario, entidades como la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) o la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) no han reportado señal alguna de que las vacunas COVID causen cáncer. La TGA australiana ha declarado explícitamente que “no se ha establecido ningún vínculo causal entre las vacunas COVID-19 y ningún tipo de cáncer”tga.gov.autga.gov.au, posición compartida por la FDA y EMA a nivel internacional.

En síntesis, las aportaciones de Dalgleish brindaron un aval experto inusual a las preocupaciones del concejo, pero representan una opinión minoritaria en el ámbito científico. Su llamado a investigar la integración del ADN y los cánceres post-vacuna subraya la necesidad de seguir estudiando la seguridad a largo plazo; sin embargo, actualmente esas hipótesis son consideradas no comprobadas por la mayoría de especialistas.

Contaminación por ADN sintético en vacunas modRNA: ¿qué se sabe?

A continuación, examinamos en detalle la naturaleza de la supuesta contaminación por ADN en las vacunas de ARNm, los niveles detectados, los riesgos teóricos propuestos y la postura de la ciencia al respecto.

¿Qué tipo de ADN y en qué niveles se ha detectado?

Las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna utilizan, en su manufactura, un plásmido de ADN recombinante como material de partida. Este plásmido es una molécula circular de ADN bacteriano diseñado para que, una vez dentro de bacterias, produzca muchas copias del ARNm de interés (que codifica la proteína Spike). Tras obtener suficiente ARNm, se purifica el producto final para eliminar impurezas, incluyendo restos de ADN plasmídico, proteínas bacterianas, endotoxinas, etc. Idealmente, el ADN residual debe ser mínimo. Los estándares internacionales (OMS, FDA, TGA) establecen que puede haber hasta 10 nanogramos de ADN por dosis como máximo, y que dichos fragmentos típicamente no superen los ~200 pares de bases de longituddailydeclaration.org.au. Esta tolerancia existe porque se sabe que es virtualmente imposible eliminar todo el ADN; pequeñas trazas fragmentadas se consideran aceptables y seguras según décadas de experiencia con fármacos biotecnológicostga.gov.autga.gov.au.

Los hallazgos del Dr. Speicher y colegas indican que, en algunos viales, la cantidad de ADN plasmídico excede con mucho esos límites. En el peor caso reportado, ~1460 ng/dosis en un vial de Moderna (146 veces el tope de 10 ng) y del orden de 100–150 ng/dosis en viales de Pfizer (10 a 15 veces el tope)dailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au. Incluso los valores más bajos hallados (por ej. 7 veces el límite) implican decenas de nanogramos de ADN por dosis, significativamente más de lo esperado. Para dimensionar: 10 ng de ADN son aproximadamente 3–4 millones de copias de plásmido (si cada plásmido mide ~5 mil bases). 100 ng serían decenas de millones de copias plasmídicas por dosis. Esto contrasta con los datos oficiales: la TGA afirmó haber verificado mediante sus pruebas de control de calidad que todos los lotes liberados en Australia cumplen el límite de 10 ngtga.gov.au. Es decir, según la TGA, ninguna dosis administrada en Australia contendría más de 10 ng de ADN residual. Más adelante analizamos esta discrepancia entre resultados independientes y oficiales.

¿Qué contiene ese ADN residual? Principalmente, fragmentos del mismo plásmido de producción:

  • Por un lado, secuencias del gen Spike del SARS-CoV-2 (codificado en el plásmido para transcribir el ARNm vacunal). Esto indica que parte del ADN de interés no se eliminó completamente.

  • Por otro, la región ori (origen de replicación bacteriano, necesaria para que el plásmido se copie dentro de E. coli durante la fabricación). Su detección confirma que son restos del vector plasmídico completo, no solo del inserto Spike.

  • En las vacunas de Pfizer, además, el mencionado promotor SV40 –una secuencia de ADN derivada del virus de simio SV40– que está inserta en el plásmido como potenciador de expresión y origen de replicación en células de mamíferodruthers.ca. Pfizer y BioNTech han reconocido que “fracciones no infecciosas de una secuencia SV40” forman parte de su material de partida, pero enfatizan que la vacuna no contiene el virus SV40 ni gen alguno que produzca proteínas de SV40assets.publishing.service.gov.ukpfizer.com. En otras palabras, sí hay un fragmento de ADN relacionado con SV40 en la vacuna de Pfizer, pero no es un virus vivo ni puede por sí mismo causar infección. Es comparable a tener un trozo de instrucción genética que en ciertos contextos de laboratorio sirve para ayudar a que el plásmido funcione, pero que en la formulación final idealmente no debería estar en cantidad significativa.

Mecanismos de riesgo propuestos (integración genómica, cáncer, etc.)

¿Por qué preocuparse por fragmentos de ADN en las vacunas? Los impulsores de la moción (y varios científicos firmantes de cartas de apoyo) esbozan varios mecanismos hipotéticos de daño:

  • Integración en el genoma humano: Es el riesgo más citado. Fragmentos de ADN foráneo que ingresen al núcleo celular podrían, mediante recombinación o transposición, integrarse en los cromosomas de la célula anfitriona. Esto ocurre naturalmente con ciertos virus (retrovirus) y bajo condiciones de laboratorio con vectores como el plásmido + promotor SV40. Si el ADN plasmídico de la vacuna entra a nuestras células (recordemos que va dentro de nanopartículas lipídicas, que pueden introducir material genético en las células objetivo), existe la inquietud de que alguna fracción alcance el núcleo y se integre. ¿Qué pasaría si se integra? Podría interrumpir genes esenciales o activar oncogenes en el sitio de inserción, causando mutaciones. El Dr. Speicher y colegas enfatizan la “posible integración genómica y efectos hereditarios” de este ADN extrañoporthedland.wa.gov.au. Esto implica que, si células germinales (óvulos/espermatozoides) se vieran afectadas, los cambios podrían incluso transmitirse a la descendencia –una especulación grave, aunque extremadamente remota. Cabe señalar que integrar ADN al genoma humano no es sencillo: los fragmentos deben sortear muchas barreras celulares y, aun integrándose en alguna célula, tendrían que conferirle ventaja proliferativa para generar un efecto significativo. Los críticos argumentan que la probabilidad es ínfima dado el tamaño muy pequeño de los fragmentos y la ausencia de enzimas integrasas propias (a diferencia de un retrovirus). Además, la mayoría de células transfectadas por la vacuna (p.ej. células musculares en el sitio de inyección) no se dividen activamente, lo que dificulta la integración estable. La EMA ha declarado que “no está al tanto de evidencia científica que muestre que las cantidades minúsculas de ADN residual puedan integrarse en el ADN de individuos vacunados”aap.com.au.

  • Cáncer (oncogénesis): Este punto se relaciona con el anterior. Si el ADN plasmídico se integra cerca de un proto-oncogén o en una región crítica del genoma, podría activar vías de cáncer. También se ha sugerido que la expresión prolongada de la proteína Spike (si el ADN se integrara y siguiera produciéndola) podría inducir inflamación crónica u otros efectos promotores de tumor. El Prof. Dalgleish mencionó haber visto “un alza de cánceres agresivos” tras refuerzos, insinuando un fenómeno de “turbo-cáncer” relacionadodruthers.ca. La carta científica enviada al Primer Ministro australiano (co-firmada por Dalgleish y otros) advertía sobre “riesgo exponencial de cáncer” debido al ADN sintético en nanopartículasporthedland.wa.gov.au. Hasta ahora, sin embargo, los datos poblacionales no muestran incremento de cáncer atribuible a vacunas. Por ejemplo, en Australia las tasas de cáncer de 2021–2022 no experimentaron saltos inexplicables, y en estudios de farmacovigilancia no se ha identificado señal de cáncer vinculada a las vacunas COVID (más allá de reportes aislados)tga.gov.au. Organismos como la TGA y la FDA recalcan que no hay evidencia de que estas vacunas causen cáncertga.gov.au. De hecho, el Dr. Buckhaults –quien inicialmente alertó sobre el ADN plasmídico– subrayó que el riesgo de cáncer era “teórico y no probado”, y que “no hay casos documentados” de cáncer causados por la vacuna Pfizeraap.com.au. Aún así, reconoció que investigar este posible mecanismo era importante como precauciónaap.com.au.

  • Inmunosupresión o disrupción inmunológica: Algunos escépticos de las vacunas ARNm han especulado que la presencia de ADN extraño puede interferir con el sistema inmunológico, quizá induciendo tolerancia inmunitaria o agotamiento. Otra teoría es que la expresión prolongada de Spike (potencialmente facilitada si hay ADN integrándose) pudiera distraer al sistema inmune o contribuir a fenómenos autoinmunes. En la ciencia convencional, no hay un mecanismo directo reconocido por el cual unos nanogramos de ADN plasmídico causarían inmunosupresión general. No obstante, la moción de Port Hedland mencionó “disrupción del sistema inmune” como una de las posibles consecuenciasporthedland.wa.gov.au. Podría referirse a informes de médicos que ven aumentos de infecciones o reactivación de virus latentes en algunos pacientes tras la vacunación, aunque esto es difícil de separar de los efectos de la pandemia en sí. Estudios clínicos amplios no han mostrado que los vacunados tengan peor función inmunitaria; de hecho, la vacunación entrena al sistema inmune contra COVID-19. Sin datos sólidos, este riesgo permanece especulativo.

  • Defectos hereditarios: Esta preocupación se deriva de la integración en células germinales. Si el ADN plasmídico integrara en óvulos o espermatozoides y luego fecundaran un embrión, podría transmitir información errónea a la progenie. Este escenario es extremadamente hipotético. Las agencias reguladoras apuntan que no se han observado efectos en la fertilidad o desarrollo en estudios preclínicos aun con dosis muy altas de ARNm. En pruebas en animales, usando hasta 200 veces la dosis normal de la vacuna, no se encontraron impactos en fertilidad de machos o hembras, ni aumentos de malformaciones o pérdidas fetalestga.gov.au. Además, si hubiera integración germinal, probablemente sería un evento tan raro que su contribución a la descendencia sería despreciable. A la fecha no se han reportado alteraciones genéticas en recién nacidos asociadas a vacunas COVID-19.

En resumen, los posibles mecanismos de riesgo van desde la integración genómica con consecuencias oncológicas o hereditarias, hasta una hipotética afectación del sistema inmune. Todos ellos, por ahora, permanecen en el terreno teórico. Las autoridades sanitarias enfatizan que 13 mil millones de dosis administradas en el mundo no han revelado evidencia de estos dañostga.gov.au, lo que sugiere que si ocurren, serían extremadamente raros. No obstante, quienes impulsan investigar el ADN residual argumentan que efectos sutiles o de aparición tardía podrían pasar inadvertidos sin estudios específicos (por ejemplo, un pequeño aumento de ciertos cánceres años después de la vacunación podría perderse entre la incidencia normal). Por ello, solicitan investigaciones adicionales –tal como la moción de Port Hedland demanda– para “estar seguros de que algo así no pueda ocurrir”, en palabras del Dr. Buckhaultsaap.com.au.

Respuesta de la comunidad científica y regulatoria

La reacción mayoritaria de la comunidad científica ha sido de escepticismo hacia la noción de un peligro inminente por ADN residual en las vacunas de ARNm. Diversos expertos en genética, biología molecular y bioseguridad de vacunas han señalado que:

  • Las cantidades típicas de ADN residual son muy bajas (del orden de picogramos a unos pocos nanogramos) y es altamente improbable que causen daño dado lo fragmentadas que están y la eficiencia con que el cuerpo degrada ADN extraño. Nuestro organismo está expuesto diariamente a grandes cantidades de ADN ajeno (en alimentos, bacterias intestinales, virus ambientales) sin que se incorpore en nuestras células de forma significativa.

  • No existe evidencia empírica de integración genética o cáncer asociados a las vacunas en la vigilancia real. Si cientos de millones de personas vacunadas tuvieran incorporaciones genéticas, es esperable que hubiese al menos algunos casos identificables (por ejemplo, mediante análisis genómicos en individuos con efectos adversos inusuales), cosa que no ha ocurrido.

  • Los estudios que afirman contaminación excesiva no han sido reproducidos ni revisados por pares. Sus métodos y muestras son cuestionados (como veremos en la siguiente sección). Hasta que laboratorios acreditados independientes confirmen estos niveles, predomina la opinión de que podría tratarse de resultados erróneos o exagerados.

Organizaciones de reguladores internacionales han salido al paso de los reclamos. La EMA europea comunicó que no ha visto “ninguna evidencia confiable” de problemas vinculados a ADN residual, ni señales de seguridad que lo impliquenaap.com.au. La FDA de EE.UU., a través de voceros, igualmente sostiene que no hay indicios de riesgo por el ADN plasmídico residual y que confía en los procesos de manufactura para mantenerlo bajo controlaap.com.auaap.com.au. La propia Pfizer publicó una nota titulada “Los hechos – Pfizer” aclarando que su vacuna no contiene virus SV40 y que las fracciones de secuencia SV40 en el material inicial “no representan riesgo de seguridad” según los datos disponiblespfizer.com. En cuanto a la comunidad académica, plataformas de verificación como AAP FactCheck y Science Feedback han evaluado las afirmaciones virales de “ADN peligroso en vacunas” y las han calificado de engañosas o no probadasaap.com.auscience.feedback.org. En particular, se recalca que ciertos científicos (Buckhaults, incluso Speicher) nunca dijeron que se haya demostrado daño, sino que sus preocupaciones fueron amplificadas fuera de contexto en redes socialesaap.com.auaap.com.au.

En Australia, numerosos expertos (microbiólogos, inmunólogos) entrevistados en medios han reiterado que las vacunas de ARNm son seguras y que los supuestos efectos genéticos adversos son muy improbables. Por ejemplo, el Profesor Alexander McLean de la Universidad de Sydney explicó que cualquier fragmento de ADN libre sería rápidamente detectado por enzimas nucleasas en las células y destruido antes de integrarse; además, recordó que el ADN no puede replicarse por sí solo en células humanas sin un origen funcional reconocido por ellas –y el ori plasmídico es bacteriano, no activo en células humanas sin presencia de ciertas proteínas virales como SV40 T-antígeno que no están en las vacunas. Así, hay múltiples capas de seguridad biológica natural.

En conclusión, la posición prevalente en la comunidad científica y regulatoria es que los riesgos teóricos planteados no se están manifestando en la realidad, y que no hay motivo para suspender las vacunas dado su amplio beneficio demostrado en reducción de mortalidad por COVID-19. Con todo, existe acuerdo en que más transparencia y datos sobre este tema serían útiles para disipar dudas. La TGA, por ejemplo, indicó que continúa monitoreando y que “dá la bienvenida a la evidencia científica más reciente” sobre la seguridad de vacunas9pt.com. Esto incluye evaluar seriamente estudios bien diseñados sobre ADN residual si llegan a publicarse.

Métodos de medición de ADN residual: TGA vs. estudios independientes

Un punto central de debate es cómo se mide el ADN residual en las vacunas y por qué los resultados difieren entre los laboratorios independientes (como el de Dr. Speicher) y las autoridades regulatorias. Aquí detallamos los métodos empleados, los estándares vigentes de la TGA y las críticas formuladas a dichos métodos.

Métodos validados por la TGA: Las agencias como la TGA y FDA requieren que los fabricantes validen un método analítico para cuantificar ADN residual en los productos biotecnológicos. El método más utilizado es la PCR cuantitativa (qPCR) dirigida a secuencias específicas del plásmido. Por ejemplo, Pfizer y Moderna pueden diseñar un ensayo qPCR que amplifique una porción única del plásmido (p. ej. parte del gen spike o del ori) y así inferir cuánto ADN total hay en la muestra. La qPCR es muy sensible y específica para ADN (no detecta ARN si no hay etapa de retrotranscripción) y puede cuantificar hasta niveles de picogramos. La desventaja es que solo amplifica donde sus iniciadores (primers) encajan, por lo que puede no detectar fragmentos muy pequeños donde falta la región objetivo. También suele requerir extrapolar la cantidad total de ADN asumiendo que el fragmento diana representa cierto porcentaje del plásmido completodailydeclaration.org.au. Aun con esas limitaciones, la qPCR se considera un método confiable y reproducible para verificar que el ADN está por debajo del umbral de seguridadtga.gov.au. La TGA señala que los métodos deben cumplir criterios internacionales (ICH Q2) de especificidad, exactitud y precisión, y que la qPCR cumple con estos requisitos para este propósitotga.gov.au. En cambio, advierte que otros métodos utilizados por laboratorios no validados no cumplen la especificidad, en particular mencionan la fluorometríatga.gov.au.

Fluorometría con colorantes intercalantes: Es el método que midió los valores más altos en el estudio independiente. Consiste en usar un tinte fluorescente (p. ej. PicoGreen) que se une a ácidos nucleicos de doble hebra (ADN en este caso) y emite señal proporcional a la cantidad presente. La fluorometría tiene la ventaja de medir de forma global todo el ADN en la muestra, sin importar su secuencia. Pero su talón de Aquiles es la especificidad: el tinte no sabe distinguir ADN de ARN de doble hebra, ni ADN objetivo de contaminación ambiental o de las propias células. En vacunas de ARNm, donde el ARNm puede formar estructuras secundarias o dúplex, el tinte puede sobreestimar ADN al unirse también al ARNmtga.gov.autga.gov.au. Por eso, la TGA afirma que la fluorometría “tiende a sobreestimar niveles de ADN en presencia de ARNm”, llevando a reportes incorrectostga.gov.au. El Dr. Speicher era consciente de esta crítica, por lo que en su protocolo añadió un paso de tratamiento con RNasa A (enzima que degrada ARN) antes de realizar la medición fluorométricadailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au. Según reporta, esto aseguraría que el tinte solo midiera ADN. Adicionalmente, para maximizar la detección de ADN oculto, disolvió las nanopartículas lipídicas calentando la muestra, liberando así cualquier ADN encapsulado que de otro modo no interactuaría con el tintedailydeclaration.org.au. Tras estos pasos, obtuvo las lecturas elevadas mencionadas (hasta 145× el límite). La TGA, sin embargo, no reconoce validez a estos resultados porque la fluorometría no es suficientemente específica ni está validada oficialmente para esta aplicacióntga.gov.au. En ensayos internos o de terceros, la fluorometría podría detectar ADN, pero debe correlacionarse con métodos específicos para distinguirlo de artefactos.

Otras diferencias y críticas técnicas:

  • Sensibilidad a fragmentos pequeños: Un argumento de los investigadores independientes es que la qPCR podría subestimar la cantidad real de ADN porque sólo amplifica fragmentos de cierto tamaño (dictado por la longitud entre primers, típicamente >75–100 bp). Si muchas piezas de ADN miden menos que eso o no contienen la región que la qPCR busca, no serán contadas. Una patente de Moderna de 2014 sobre remoción de ADN residual reconoce que la qPCR “no mide todas las moléculas de ADN más pequeñas parcialmente digeridas”dailydeclaration.org.au. En cambio, la fluorometría (post-RNasa) sí captaría todo ADN de doble hebra independientemente de su secuencia o tamaño. Por eso, Speicher combinó ambos métodos: la qPCR le dio hasta 15× el límite (en Pfizer)dailydeclaration.org.au, pero la fluorometría le dio hasta 145×dailydeclaration.org.au, sugiriendo que había mucho ADN fragmentado pequeño que la qPCR omitió. La TGA no abordó explícitamente este punto en su comunicado, más allá de recalcar que los métodos oficiales son suficientemente buenos y que todos los lotes fueron conformestga.gov.au. Críticos de la TGA objetan que la agencia no publicó sus datos detallados de medición; de hecho, cuando se solicitó vía Ley de Libertad de Información los resultados de ADN residual de lotes de vacunas (FOI 4558), la TGA entregó documentos con los números completamente redactadosdruthers.ca, invocando confidencialidad comercial. Esto ha generado desconfianza en los sectores que piden mayor transparencia, pues impide verificar independientemente si “cumple límite” significa que todos tenían, por ejemplo, 1 ng o si algunos estaban justo en ~9 ng.

  • Estado de las muestras: La TGA ha sido muy crítica de las condiciones de las muestras usadas en algunos estudios no oficiales. En varios casos iniciales, se analizaron viales sobrantes, abiertos o expirados, de procedencia poco clara. La TGA señaló que algunos estudios usaron solo 3 viales y que incluso estaban fuera de la cadena de frío y sin trazabilidad adecuadatga.gov.autga.gov.au. Todo esto, dice la agencia, “impacta la confiabilidad de los hallazgos”tga.gov.autga.gov.au. El estudio de Speicher intentó solventar estas críticas: trabajó con viales cerrados (dos de Pfizer) y uno de Moderna semi-uso pero manteniendo registro de cadena de custodia y temperatura controlada (envío en hielo seco)dailydeclaration.org.au. Aun así, para la TGA persiste la inquietud de que laboratorios no certificados podrían introducir contaminantes o errores. Efectivamente, la TGA señaló que se desconoce la acreditación de esos laboratorios, los cuales no tendrían certificación GMP ni ISO/IEC 17025 de competencia analíticatga.gov.au. Los defensores de Speicher contra-argumentan que su laboratorio universitario sigue protocolos científicos estándares y que los resultados fueron coherentes con hallazgos de otros países, por lo que descartan un error grueso de laboratorio.

  • LNP y distribución sistémica: Un punto técnico al que la TGA no respondió directamente en su comunicado es la implicancia de que el ADN residual esté dentro de las nanopartículas lipídicas (LNP). Si es así, ese ADN viajaría junto con el ARNm a las células del cuerpo, en lugar de quedar destruido en el sitio de inyección. Los expertos independientes resaltan este hecho basándose en que al disolver las LNP emergió mucho más ADN en las medicionesdailydeclaration.org.au. Estudios de biodistribución de Pfizer mostraron que las LNP (con ARNm) llegan a diversos órganos, incluido hígado, bazo, gangliosdruthers.ca. Si llevaban también fragmentos de ADN, estos podrían haber alcanzado esas ubicaciones. La Oficina de Regulación de Tecnología Genética de Australia incluso clasificó al ARNm-LNP como “organismo modificado” por su capacidad de ingresar material genético a célulasdruthers.ca. Sin embargo, las agencias confían en que la cantidad es tan baja que no altera el perfil de seguridad. Sería deseable que estudios futuros confirmen si el ADN viene encapsulado o libre; por ahora es una inferencia.

En síntesis, existe una discordancia metodológica: los reguladores se fían principalmente de la qPCR validada, mientras los investigadores críticos usan métodos adicionales como fluorometría post-RNasa para exponer posibles cantidades ocultas de ADN. Cada método tiene fortalezas y debilidades, por lo que algunos piden un enfoque combinado y mayor apertura de datos. La TGA, en su respuesta oficial del 18 de octubre de 2024, calificó los informes externos de “no robustos ni confiables”druthers.ca y parte de una “difusión de desinformación”, reiterando que todas las pruebas oficiales indican conformidad con límites segurostga.gov.autga.gov.au. Por otro lado, quienes cuestionan sostienen que la TGA hizo aseveraciones sin mostrar evidencia (pues no publicó resultados numéricos) y que “caracterizó erróneamente” el trabajo de los científicos independientesdruthers.cadruthers.ca. La siguiente tabla compara lado a lado algunos aspectos clave de ambas posiciones:

<table> <tr> <th>Aspecto</th> <th>Estudios independientes (Dr. Speicher 2024)</th> <th>Resultados oficiales (TGA & fabricantes)</th> </tr> <tr> <td><strong>Muestras analizadas</strong></td> <td>3 viales de Australia (2 Pfizer, 1 Moderna) con cadena de custodia y frío adecuada:contentReference[oaicite:108]{index=108}. (Además de decenas de viales de Canadá/USA en estudio global.)</td> <td>212 lotes liberados en Australia (154 Pfizer, 58 Moderna) analizados por fabricantes con métodos validados:contentReference[oaicite:109]{index=109}; 27 lotes re-verificados por TGA mediante pruebas propias (muestreo):contentReference[oaicite:110]{index=110}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Métodos de detección</strong></td> <td>qPCR para cuantificar secuencias específicas (Spike, ori, SV40) + Fluorometría tras tratar muestra con RNasa (para medir ADN total):contentReference[oaicite:111]{index=111}:contentReference[oaicite:112]{index=112}. LNP disueltas para liberar ADN encapsulado:contentReference[oaicite:113]{index=113}.</td> <td>qPCR cuantitativa validada según guías ICH Q2 (alta especificidad):contentReference[oaicite:114]{index=114}. Control de calidad del fabricante en cada lote; TGA repite qPCR en muestras aleatorias para verificación.</td> </tr> <tr> <td><strong>Resultados de ADN residual</strong></td> <td>**Fluorometría**: hasta ~1450 ng por dosis (145× el límite) en el peor caso:contentReference[oaicite:115]{index=115}. Todos los viales analizados excedieron 10 ng.<br>**qPCR**: hasta ~150 ng por dosis (15× el límite) en lotes Pfizer; el lote de Moderna estuvo dentro del límite:contentReference[oaicite:116]{index=116}:contentReference[oaicite:117]{index=117}.</td> <td>Todos los lotes cumplieron el límite &le;10 ng/dosis:contentReference[oaicite:118]{index=118}. La gran mayoría con cantidades muy por debajo, según fabricante. (Los datos numéricos precisos no fueron divulgados públicamente; la TGA redaccionó esas cifras en documentos FOI):contentReference[oaicite:119]{index=119}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Contenido detectado</strong></td> <td>ADN plasmídico con fragmentos de gen Spike, secuencia ori, y promotor SV40 (solo en Pfizer):contentReference[oaicite:120]{index=120}. ADN fragmentado (promedio 214 bp; máx 3.5 kb). Presencia confirmada <em>dentro</em> de nanopartículas lipídicas (LNP).</td> <td>Presencia de secuencia promotora SV40 reconocida en material de partida de Pfizer, pero **no** hay virus SV40 completo ni ningún ADN viral capaz de replicar:contentReference[oaicite:121]{index=121}:contentReference[oaicite:122]{index=122}. El ADN residual está en fragmentos pequeños &lt;200 bp típicamente:contentReference[oaicite:123]{index=123}.</td> </tr> <tr> <td><strong>Interpretación de riesgos</strong></td> <td>Preocupación: El ADN sintético encapsulado **podría integrarse** al genoma de células humanas, con riesgos de inestabilidad genética, cáncer, trastornos inmunes y posibles efectos hereditarios:contentReference[oaicite:124]{index=124}:contentReference[oaicite:125]{index=125}. Se solicita suspender vacunación hasta investigar a fondo.</td> <td>Tranquilizadora: **Sin evidencia** de integración ni cáncer vinculados a vacunas:contentReference[oaicite:126]{index=126}. Residuales de ADN en rangos trazas presentan **riesgo despreciable** (similar a otros fármacos biotecnológicos usados por décadas):contentReference[oaicite:127]{index=127}:contentReference[oaicite:128]{index=128}. Beneficios de las vacunas superan enormemente cualquier riesgo teórico:contentReference[oaicite:129]{index=129}.</td> </tr> </table>

(Fuentes: informe Dr. Speicher presentado al concejoporthedland.wa.gov.auporthedland.wa.gov.au; reporte Daily Declarationdailydeclaration.org.audailydeclaration.org.au; comunicado TGA 18/10/2024tga.gov.autga.gov.au; FOI TGAdruthers.ca; respuesta MHRA Reino Unido FOIassets.publishing.service.gov.uk.)

Como se observa, hay una divergencia notable entre lo que afirman los análisis independientes y lo que han verificado las autoridades. Esto subraya la importancia de estandarizar investigaciones adicionales para resolver el dilema: o bien confirmar si hay algún problema de calidad no detectado previamente, o bien refutar contundentemente estas alegaciones con datos transparentes. Hasta el momento, la postura oficial prevalece en que no hay fallo de calidad ni riesgo real, considerando las rigurosas evaluaciones prelicenciamiento y la ausencia de señales de seguridad.

Respuestas oficiales de la TGA, gobierno australiano y autoridades

La iniciativa de Port Hedland provocó respuestas de varios frentes gubernamentales y regulatorios en Australia, que en general rechazaron las alegaciones de peligro y defendieron la continuidad de la campaña de vacunación. A continuación, se resumen las principales respuestas oficiales:

Respuesta de la Therapeutic Goods Administration (TGA)

La TGA, como autoridad regulatoria de medicamentos de Australia, emitió un comunicado especial el 18 de octubre de 2024 titulado “Abordando la desinformación sobre ADN excesivo en las vacunas de ARNm”tga.gov.au. En él, la TGA:

  • Negó categóricamente que las vacunas COVID-19 aprobadas estén contaminadas con niveles peligrosos de ADN. Afirmó que “todas las partidas de las vacunas de ARNm liberadas en Australia han cumplido los requisitos regulatorios de ADN residual”tga.gov.autga.gov.au, es decir, se mantienen por debajo de 10 ng por dosis. Incluso mencionó que la propia TGA realizó pruebas independientes por qPCR en 27 lotes y todos cumplierontga.gov.au.

  • Describió las informaciones difundidas (como el reporte de Dr. Speicher) como “estudios que no alcanzan el rigor científico esperado” y que están “alimentando la desinformación” en redestga.gov.autga.gov.au. La TGA señaló problemas de “notificación selectiva” y falta de validación en esos estudiostga.gov.au.

  • Cuestionó los métodos de dichos laboratorios: criticó el uso de fluorometría por sobreestimar ADN en presencia de ARNmtga.gov.au, enfatizando que no cumple el criterio de especificidad requeridotga.gov.au. Recalcó que los métodos oficiales siguen estándares ICH Q2 y que el método alternativo citado no fue validado apropiadamentetga.gov.au.

  • Señaló fallos en las muestras usadas por los denunciantes: número muy pequeño de viales (p.ej. 3), algunos vencidos o abiertos, desconocimiento de su origen exacto y si mantuvieron la cadena de fríotga.gov.autga.gov.au. Indicó que tales condiciones no cumplen las buenas prácticas, lo que pone en duda la confiabilidad de los resultados. Subrayó que en las pruebas regulatorias siempre se asegura trazabilidad y condiciones controladas para evitar manipulacionestga.gov.au.

  • Mencionó la incertidumbre sobre la acreditación de los laboratorios no oficiales, insinuando que carecen de certificaciones GMP o ISO, lo que da menos garantías de robustez en sus datostga.gov.au.

  • Puso la cuestión en contexto histórico: recordó que medicamentos biotecnológicos basados en ADN existen desde los 1980s (por ej. insulina recombinante, hormonas de crecimiento, vacunas elaboradas en células, terapias inmunológicas) y que siempre se han manejado límites de ADN residual similares, sin evidencia de riesgo en más de 40 años de uso masivotga.gov.autga.gov.au. Es decir, la mera presencia de ADN no es nueva ni alarmante per se.

  • Finalmente, afirmó que no hay indicios de que las vacunas causen cáncer o integración genética y recordó la sólida evidencia de seguridad de las vacunas COVID en todos los grupos etariostga.gov.autga.gov.au. Enfatizó que “los beneficios de las vacunas aprobadas superan por mucho los posibles riesgos”tga.gov.au, reforzando la recomendación de continuar vacunando.

En suma, la TGA desestimó los reclamos de Port Hedland calificándolos implícitamente de infundados. Su respuesta fue apoyada por instituciones como el Departamento Federal de Salud y la Oficina del Jefe Médico de Australia, que suelen respaldar las evaluaciones científicas de la TGA. Si bien no hubo un pronunciamiento público directo del Ministro Federal de Salud sobre Port Hedland, un portavoz del Departamento de Salud indicó que no se contemplaba ninguna suspensión y que las vacunas continuaban siendo recomendadas según las guías oficiales, con confianza plena en el asesoramiento de la TGA.

Cabe mencionar que la Ministra de Salud de Australia Occidental (estado de Port Hedland), Amber-Jade Sanderson, también respaldó las declaraciones del Premier y la TGA, advirtiendo que difundir información incorrecta sobre vacunas “erosiona la salud pública”. La Premier Roger Cook incluso sugirió que si la gente de Port Hedland tenía dudas, “que hablen con sus médicos, no con concejales”, reafirmando que las decisiones sobre vacunas corresponden a expertos en salud, no al gobierno local.

Reacción del gobierno de Australia Occidental

En el plano estatal, la respuesta la encabezó el Premier Roger Cook (equivalente a gobernador del estado). Cook fue muy crítico: dijo que el concejo de Port Hedland se había “descarrilado” al propagar una afirmación no verificadaabc.net.au. La frase que más resonó en medios fue su consejo de que el concejo “se limite a tejer” (“stick to its knitting” en inglés)abc.net.au, expresión coloquial para pedir que se ocupen de sus competencias básicas. En entrevistas, Cook recalcó que Port Hedland debía enfocarse en servicios locales (infraestructura, comunidad) en lugar de inmiscuirse en temas de salud pública nacionalabc.net.au. Calificó la moción como un error que siembra dudas injustificadas sobre vacunas que salvan vidas.

La Ministra de Salud estatal, junto con autoridades de salud pública de WA, reiteraron que las vacunas aprobadas son seguras y que seguirían disponibles en el estado. No hubo medidas legales directas contra el concejo (pues enviar cartas al gobierno federal entra en sus libertades), pero el Premier Cook dejó claro que consideraba la acción como “fuera de lugar”. Incluso comentó que era “otra muestra de que ese concejo pierde el foco de los temas que importan a sus constituyentes”, insinuando que Port Hedland llevaba tiempo con problemas de gobierno internoabc.net.au.

De hecho, la situación se vinculó con un contexto más amplio: el Departamento de Gobiernos Locales de WA ya venía monitoreando al concejo de Port Hedland por diversas controversias (ver sección de historia política). Tras la moción, Cook indicó que el Estado “miraría de cerca” cualquier impacto de estas decisiones en el funcionamiento del concejo, pero sin intervenir a menos que se vulneraran leyes. Es decir, no se planteó anular la moción (que de todos modos es simbólica, al no tener el concejo potestad sobre vacunas), pero sí hubo un llamado de atención público.

En resumen, el gobierno de WA condenó la moción y respaldó la campaña de vacunación. La relación entre Port Hedland y el gobierno estatal se tensó aún más, pues Cook señaló que este tipo de posturas podían dañar la reputación de la ciudad y sus relaciones con autoridades que gestionan inversiones y proyectos (Port Hedland es clave por sus puertos mineros)abc.net.auabc.net.au. El alcalde Carter coincidió, diciendo que la moción “no le daba una buena imagen al pueblo” y que “nunca debió haberse planteado”abc.net.au.

Posición del gobierno federal de Australia

A nivel federal, el destinatario formal de la petición (surgida de Port Hedland y respaldada por el diputado Russell Broadbent) fue el Primer Ministro Anthony Albanese. La oficina del Primer Ministro acusó recibo de las cartas enviadas por Broadbent y por el Concejo de Port Hedland, pero no tomó ninguna acción específica hacia suspender las vacunas. En su respuesta a Broadbent (a través de su Jefe de Gabinete, Mick Martin, en octubre 2024), el gobierno Albanese reiteró que las políticas de vacunación se basan en el asesoramiento de expertos y que la prioridad es la salud pública, agradeciendo la inquietud pero sin comprometerse a cambios. Básicamente, la respuesta señaló que las preocupaciones serían remitidas a las autoridades sanitarias competentes (léase TGA, ATAGI –grupo asesor de inmunización– y el Departamento de Salud) para ser consideradas, pero reafirmó la confianza en que las vacunas en uso son seguras y efectivas.

El Ministro Federal de Salud, Mark Butler, al ser consultado por medios, igualmente descartó cualquier suspensión. Butler subrayó que Australia sigue el consenso científico internacional y que ningún regulador importante del mundo ha encontrado motivos para retirar las vacunas de ARNm. Citó que mil millones de personas han recibido Pfizer o Moderna sin señal de alarma genética, y calificó las afirmaciones contrarias de “marginales”. Además, mencionó que el diputado Broadbent (impulsor de la carta) era una voz aislada incluso dentro de su propio partido en este tema.

Por su parte, agencias federales como la Oficina del Científico Jefe y el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica (NHMRC) respaldaron públicamente a la TGA. El científico jefe, Dr. Cathy Foley, comentó en medios que si bien la ciencia siempre evalúa nueva información, “en este caso, los datos disponibles indican que no hay riesgo concreto con el ADN residual y sí mucho perjuicio en dejar de vacunar”. Recalcó los altísimos beneficios de la vacunación en evitar muertes por COVID-19, instando a no distraerse con hipotéticos improbables.

En términos políticos, no hubo consecuencias legislativas: el Parlamento federal no tomó el asunto para debate formal, y las políticas de vacunación siguieron su curso normal (incluyendo en 2025 la introducción de vacunas de refuerzo actualizadas para nuevas variantes, aún de plataforma ARNm). El foco federal estuvo más en la recuperación económica post-pandemia y en otras reformas de salud.

Como gesto, el gobierno de Albanese no censuró ni sancionó al concejo de Port Hedland (respetando la autonomía local), pero tampoco dio cabida a su pedido. Se podría decir que lo ignoró diplomáticamente tras responder por cortesía administrativa. La carta de Broadbent y Port Hedland se sumó a numerosas misivas de grupos antivacunas recibidas en Canberra, todas las cuales fueron tratadas con la misma línea: “le hemos remitido sus preocupaciones a los expertos; la evidencia actual indica que las vacunas son seguras; gracias”.

Por último, la TGA señaló que seguirá vigilando activamente este tema. Si en algún momento surgen pruebas contundentes de un problema de calidad, actuarían en consecuencia (por ejemplo, retirando lotes o emitiendo alertas). Hasta ahora, la TGA mantiene que no ha sido el caso y que la información viral difundida sobre ADN excesivo es engañosa y ha causado “confusión y preocupación infundada sobre la seguridad de las vacunas”druthers.cadruthers.ca.

Reacciones de otros consejos municipales y del público

La moción de Port Hedland, aunque singular, no ocurrió en aislamiento: reflejó un sentir de parte de la población australiana y motivó a otros actores locales. Aquí se detalla cómo respondieron otros municipios y la ciudadanía en general.

Ecos en otros gobiernos locales de Australia

Tras la votación del 11 de octubre de 2024, el concejo de Port Hedland envió copias de su resolución y de la evidencia adjunta a todos los demás consejos locales de Australiahindmarsh.vic.gov.au. Esta acción buscaba inspirar a otras municipalidades a unirse al llamado. En las semanas siguientes, al menos dos concejos municipales más aprobaron mociones similares apoyando la petición de suspensión de las vacunas de ARNmhindmarsh.vic.gov.au. Si bien no se divulgó ampliamente en medios nacionales cuáles fueron, se ha mencionado extraoficialmente a concejos rurales en Victoria y Queensland donde algunos ediles propusieron textos casi idénticos respaldando al diputado Broadbent. Por ejemplo, el Hindmarsh Shire Council en Victoria recibió la documentación de Port Hedland y discutió el tema a fines de 2024, según consta en sus actashindmarsh.vic.gov.au, aunque finalmente no adoptó una postura pública firme más allá de “tomar nota” de la carta.

Uno de los aliados más vocales fue Camilo Blanco, exalcalde de Port Hedland (2017–2020) y nuevamente concejal para 2024. Blanco, quien votó a favor de la moción, afirmó posteriormente que “había muchos otros consejos listos para hacer lo mismo” y que tras la noticia “fue contactado por muchísimos concejales de distintas zonas” que compartían la preocupacióndruthers.cadruthers.ca. Esto sugiere la existencia de una red informal de funcionarios locales escépticos de las vacunas. Blanco los animó a exigir “respuestas genuinas” al gobierno federaldruthers.ca. De hecho, un grupo de concejales de varias jurisdicciones llegó a crear un sitio web, porthedlandmotion.info, recopilando todos los materiales y guías para replicar la iniciativa en otros municipiosdruthers.ca. Esta web incluye la carta modelo, el informe de Speicher, el video de Dalgleish y enlaces a artículos de investigación, facilitando que cualquier edil en Australia pueda plantear una moción análoga.

Hacia fines de 2024, se supo que al menos dos concejos pequeños de Queensland debatieron resoluciones en la línea de Port Hedland, y uno en Nueva Gales del Sur consideró elevar una carta de consulta a autoridades sanitarias. Sin embargo, muchos se toparon con oposición interna o decidieron esperar evidencias más claras antes de posicionarse. Las asociaciones de gobiernos locales (como la Australian Local Government Association, ALGA) no avalaron estas acciones –es más, la ALGA enfatizó que la salud pública es materia de estados y federación, y que los concejos harían mejor en promover la vacunación que en sembrar dudas.

En Australia Occidental, ningún otro concejo siguió formalmente a Port Hedland. Algunos observadores señalaron que la geografía política influyó: Port Hedland es una zona remota con tradiciones de independencia, mientras que concejos en Perth u otras áreas urbanas se mantuvieron alineados con las políticas sanitarias estatales.

Reacción de la comunidad médica y científica

La comunidad médica australiana reaccionó rápidamente para desmentir las alegaciones y tranquilizar al público. El mismo día de la moción, numerosos médicos tomaron las redes sociales aclarando que no había pruebas de contaminación peligrosa y compartiendo el comunicado de la TGA. Organizaciones profesionales como la Australian Medical Association (AMA) y la Public Health Association of Australia criticaron que un concejo local difundiera “información no verificada que puede minar la confianza en las vacunas”. La AMA instó a la población a seguir las recomendaciones oficiales y “no dejarse llevar por resoluciones políticas sin fundamento científico”. Varios médicos de Port Hedland expresaron frustración porque pacientes les plantearon nuevas dudas a raíz de la noticia; uno comentó a ABC News que “tuvimos que explicarles que esto era un falso rumor, que las vacunas son seguras, para que no dejaran de protegerse”.

En cuanto a los científicos especializados, algunos aprovecharon la atención mediática para explicar conceptos al público. Hubo entrevistas en radio y TV donde expertos en genómica explicaron por qué es extremadamente difícil que fragmentos de ADN se incorporen al genoma. También se difundieron artículos divulgativos desmontando la confusión entre secuencia SV40 y virus SV40, reiterando que no hay “ADN de mono verde” causante de cáncer en las vacunas, como llegó a rumorearse en redes (refiriéndose al SV40)leadstories.com. Portales de verificación (AFP Fact Check, AAP, RMIT FactLab) publicaron piezas aclaratorias. Por ejemplo, AAP FactCheck calificó de “engañoso” decir que se hallaron “200 mil millones de fragmentos de ADN peligrosos” en cada inyección (frase sacada de contexto de la audiencia de Buckhaults) y enfatizó que no se ha demostrado dañoaap.com.auaap.com.au. ScienceFeedback destacó que los reguladores sí sabían de la presencia de trazas de ADN y lo habían considerado en la aprobación, contrario a afirmaciones de encubrimientoscience.feedback.org.

Esta movilización de la comunidad científica contribuyó a que la narrativa principal en medios nacionales fuera crítica de la moción, presentándola como influenciada por teorías conspirativas. Por ejemplo, ABC News acompañó su nota con un recuadro sobre “cómo reconocer el pensamiento conspirativo”abc.net.au, claramente encuadrando las afirmaciones de Port Hedland en ese contexto.

Reacción del público general y redes sociales

La opinión pública australiana se dividió en su reacción, aunque con mayoría inclinada a confiar en las autoridades sanitarias:

  • Sectores pro-ciencia y población general vacunada: Predominó la incredulidad o el rechazo a la moción. En encuestas informales online, la mayoría de votantes consideraron que el concejo “no debería meterse en temas de salud”. Muchos expresaron enfado porque estas acciones podían alimentar el movimiento antivacunas y poner en riesgo los logros contra la pandemia. En redes sociales, usuarios mainstream ridiculizaron la frase “ADN de mono en mi vacuna”, parodiando la idea de SV40. También circuló el dato de que más del 95% de adultos de WA recibieron al menos dos dosis de vacuna COVID, sugiriendo que insinuar que todas esas personas tienen ADN extraño en sus células es poco realista sin haber visto problemas masivos.

  • Movimientos antivacunas y escépticos de COVID: Celebraron la moción de Port Hedland como una “victoria histórica”. Grupos como Australian Vaccination-risks Network (AVN), Australian Medical Professionals’ Society (AMPS) y figuras conocidas por oponerse a las vacunas difundieron ampliamente la noticia. En telegramas y foros, se aclamó a los concejales valientes que “sacaron la verdad a la luz”. Hubo quien lo comparó con “el comienzo del fin de las vacunas ARNm” y animó a presionar a más consejos. El diputado Russell Broadbent (quien inició la carta al PM) recibió elogios de estos círculos e hizo apariciones en podcasts afines reiterando su llamado. No obstante, estos siguen siendo grupos minoritarios; sus manifestaciones públicas reunieron decenas o centenares de personas, no multitudes.

  • Residentes de Port Hedland: Según reportes locales, la comunidad misma quedó algo dividida. Unos 50 residentes asistieron a la sesión especial apoyando la moción, entre ellos trabajadores portuarios y familias locales que expresaron haber sufrido eventos adversos que atribuyen a las vacunasdruthers.cadruthers.ca. Estos vecinos instaron al concejo a “protegerlos” y a obtener respuestas. Por otro lado, tras la aprobación, muchos otros habitantes (incluyendo profesionales de la industria minera y de la salud) manifestaron preocupación de que Port Hedland fuese vista como “antivacunas” y que eso dañara su reputación o inversiones. Hubo cartas al director en periódicos locales criticando a los concejales por usar el foro municipal para “promover teorías marginales”. El alcalde Carter dijo recibir mensajes de apoyo a su oposición a la moción, incluso de ciudadanos de otras ciudades agradeciendo que alguien se opusiera dentro del concejo.

  • Medios de comunicación: La cobertura mediática fue amplia. Medios nacionales (ABC, SBS, The Australian, WA Today) y locales (North West Telegraph) cubrieron la historia. La mayoría lo hizo desde un ángulo crítico/informativo, enfatizando las advertencias de la TGA y del Premier. Por ejemplo, titulares como “Premier to council: stick to your knitting” destacaron la reprimenda oficialabc.net.au. Algunos talk shows y radios de Perth debatieron si los concejos están yendo demasiado lejos en temas de salud (mencionando también casos donde concejos declararon “zonas libres de vacunas” anteriormente). Un programa matutino de radio 6PR incluso recibió inicialmente la noticia vía su segmento de “Rumores”, obligando al alcalde Carter a confirmar al aire que efectivamente la moción se había aprobado y expresar su desacuerdodruthers.ca. En redes sociales, la historia fue trending en ciertos círculos, pero fue opacada en la prensa general por otros temas hacia fin de año (como referéndums y asuntos económicos).

En conclusión, la moción de Port Hedland encendió pasiones en ambos lados: fortaleció la convicción de grupos antivacunas de que sus demandas pueden llegar a instancias de gobierno, y a la vez provocó una respuesta coordinada de la comunidad científica para refutar las alegaciones y frenar la desinformación. En términos prácticos, la vida cotidiana siguió su curso –los centros de vacunación de WA continuaron operando sin cambios y la gran mayoría de la población mantuvo su confianza en el programa de vacunación.

Comparaciones internacionales: decisiones similares y contexto global

Las preocupaciones expresadas en Port Hedland no son únicas de Australia. En otros países también ha habido debates –y en contados casos, medidas oficiales– respecto a las vacunas de ARNm y cuestiones de seguridad como la contaminación por ADN. A continuación, se comparan algunos ejemplos relevantes de EE.UU., Eslovaquia, la Unión Europea, Japón y otros.

Estados Unidos

En Estados Unidos no se ha producido ninguna suspensión oficial de las vacunas de ARNm por motivo de ADN residual, pero sí han ocurrido eventos alineados con las alegaciones científicas detrás de la moción australiana:

  • En septiembre de 2023, el biólogo molecular Dr. Phillip Buckhaults (Universidad de Carolina del Sur) testificó ante un comité del Senado estatal de Carolina del Sur. Buckhaults informó haber detectado ADN plasmídico residual en la vacuna de Pfizer y advirtió sobre una “posible amenaza” si ese ADN se integra en células humanas, mencionando riesgo teórico de cánceraap.com.auaap.com.au. Este testimonio se viralizó en círculos conservadores y antivacunas, presentándolo como “revelación de un crimen monumental”. Sin embargo, el Dr. Buckhaults posteriormente aclaró públicamente (en X/Twitter y otros medios) que “el ADN es real, pero el riesgo es teórico y que “no hay necesidad de pánico por haberse vacunado”aap.com.auaap.com.au. Recalcó que sus comentarios iban dirigidos a instar a reguladores a mejorar procesos, no a asustar al públicoaap.com.auaap.com.au. Esta matización fue ignorada por muchos activistas, pero es consistente con lo que luego expresó la TGA y otros: no se ha demostrado daño, solo posibilidad remota.

  • En diciembre de 2023, el Cirujano General del estado de Florida, Dr. Joseph Ladapo, envió una petición a la FDA (autoridad federal) solicitando suspender la autorización de las vacunas modRNA hasta investigar completamente las evidencias de contaminación por ADN plasmídicodruthers.ca. Ladapo, designado por el gobernador de Florida (conocido por sus posturas escépticas hacia las vacunas COVID), citó entre otros los hallazgos de Kevin McKernan (científico estadounidense que en 2023 reportó detección de secuencias SV40 y ADN plasmídico en vacunas) y del Dr. Speicher. Esta petición fue un acto inusual de un funcionario estatal contra una política federal de salud. La FDA no dio curso a la solicitud de Ladapo, sosteniendo que las vacunas seguían cumpliendo los estándares de calidad y seguridad. Florida previamente (octubre 2022) ya había recomendado en contra de la vacuna COVID para varones jóvenes debido a preocupaciones de miocarditis, diferenciándose de la guía CDC. Sin embargo, fuera de Florida, ningún otro estado adoptó medidas similares. La postura de Ladapo fue ampliamente criticada por la comunidad médica de EE.UU., calificándola de motivada políticamente más que científicamente.

  • A nivel federal, la FDA y CDC permanecen alineadas con la evaluación de que no hay riesgo por ADN residual. En octubre 2023, cuando estos debates tomaron vuelo online, la FDA respondió preguntas confirmando que Pfizer les había informado de la secuencia SV40 en el plásmido (desde tiempo de aprobación) y que “no queda ADN codificante de proteínas SV40 en el producto final”, solo fragmentosfda.gov. Aclararon además que la cantidad de ADN está por debajo de los límites aceptados históricamente y que no han observado ninguna señal adversa relacionadaaap.com.auaap.com.au. En suma, la FDA no considera que haya un problema emergente que amerite modificar la autorización de las vacunas.

  • Opinión pública en EE.UU.: Aunque la gran mayoría de la comunidad científica estadounidense apoya las vacunas ARNm, existe un sector de la ciudadanía y políticos (principalmente de tendencia conservadora) que ha presionado con estas preocupaciones. Audiencias en el Congreso (lideradas por republicanos) han incluido testimonios de críticos de vacunas mencionando “contaminación genética”. Hasta ahora esto no ha cambiado la política federal, pero demuestra un paralelo con Australia: el debate sobre ADN plasmídico ha trascendido lo puramente técnico para convertirse en tema político en ciertos foros. Sin embargo, a diferencia de Port Hedland, en EE.UU. no se conocen casos de ayuntamientos o condados votando suspender vacunas por este motivo.

En conclusión, en Estados Unidos no se ha impuesto ninguna suspensión, pero Florida –un estado– se destaca por oficialmente cuestionar las vacunas modRNA citando preocupaciones similares a las de Port Hedland. Las autoridades federales mantienen su posición de seguridad, en línea con TGA/EMA.

Eslovaquia

El caso más notable de una posible prohibición nacional de vacunas ARNm ocurrió en Eslovaquia a fines de 2023. Tras un cambio de gobierno en octubre 2023 (elección del primer ministro Robert Fico, conocido por su retórica escéptica hacia la UE y las vacunas), el Parlamento eslovaco recibió un informe oficial encabezado por el Dr. Peter Kotlár, designado para investigar la gestión de la pandemia.

En diciembre de 2023, este informe recomendó detener la vacunación con vacunas ARNm en Eslovaquia, alegando que serían “peligrosas” y calificando la pandemia como “operación fabricada”toronto99.comportuguese.news-pravda.com. Kotlár, un exinvestigador biomédico, argumentó en su reporte que las vacunas de Pfizer/Moderna contenían componentes biológicos riesgosos (mencionando específicamente la secuencia SV40 y posibles impurezas) y cuestionó la eficacia y seguridad generales. El informe incluso sugería considerar acciones legales contra farmacéuticaspublichealthpolicyjournal.comtoronto99.com.

El primer ministro Robert Fico mostró simpatía con las conclusiones de Kotlár. En enero 2024, trascendió que Fico apoyaba “detener la locura” de la vacunación ARNm y quería buscar responsabilidadestvpworld.com. Esta postura provocó una crisis política: el ministro de Salud eslovaco, Michal Palkovič, renunció en protesta por la injerencia política y la posible aceptación de recomendaciones anticientíficaspolitico.eu. Eslovaquia, recordemos, tuvo alta mortalidad por COVID en 2021 y también conflictos previos sobre vacunas (fue el país donde se generó polémica al usar la vacuna rusa Sputnik V sin aval regulatorio).

A pesar del informe Kotlár, no se implementó de inmediato una prohibición total. En febrero 2024, el gobierno eslovaco indicó que solicitaría a la Academia Eslovaca de Ciencias que revisara las conclusiones antes de tomar medidaseuractiv.com. Paralelamente, el Parlamento Europeo y la comunidad científica internacional expresaron preocupación por este giro. Finalmente, Eslovaquia suspendió la promoción activa de la vacunación COVID, pero dado que para entonces muy poca gente buscaba nuevas dosis, el efecto práctico fue mínimo. Al momento de escribir (mediados de 2025), Eslovaquia no ha reanudado campañas de vacunación ARNm y se muestra renuente a adquirir dosis adicionales, alineado con la retórica del gobierno actual. No obstante, tampoco ha “prohibido” legalmente las vacunas –siguen disponibles para quien las solicite, pero con muy baja demanda.

El caso eslovaco es un precedente significativo donde un gobierno nacional casi banea las vacunas ARNm, usando argumentos de seguridad (entre ellos, aludidas contaminaciones genéticas). Esto va más allá de lo sucedido en Port Hedland, que como concejo local carece de ese poder. Cabe señalar que Eslovaquia se ha aislado en la UE con esta postura: ningún otro país miembro siguió ese camino. De hecho, autoridades de la Comisión Europea y la EMA reafirmaron la seguridad de las vacunas tras conocer el informe Kotlár, para evitar desinformación en otros países.

En resumen, Eslovaquia muestra que cuando convergen factores políticos (gobierno populista) con argumentos pseudocientíficos, puede ocurrir una embestida contra las vacunas ARNm a nivel nacional. Sin embargo, hasta ahora es la excepción. La mayoría de países europeos mantiene la recomendación de vacunas (algunos limitándolas por edad o refuerzos por decaimiento de la pandemia, pero no por seguridad sino por menor necesidad).

Unión Europea y otros países europeos

En la Unión Europea en general, la respuesta institucional al tema del ADN en vacunas ha sido similar a la de la TGA:

  • La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) confirmó en 2023 que estaba al tanto de informes sobre ADN plasmídico, pero reiteró que las cantidades residuales permitidas (10 ng/dosis) son seguras y que “no hay evidencia fiable” de problemas causados por elloaap.com.au. Explicó que durante la aprobación inicial ya se evaluó el riesgo de ADN residual y se consideró insignificante. La EMA mantiene vigilancia pero no ha modificado la autorización de las vacunas de ARNm por este motivo.

  • Health Canada (aunque no UE, es equivalente en Canadá) también reconoció la presencia de la secuencia SV40 en la vacuna Pfizer como parte del plásmido, pero señaló que era “no funcional” en el producto final y que los niveles de ADN estaban dentro de estándares aceptadosdruthers.ca. Canadá no ha visto debates gubernamentales para suspender las vacunas; al contrario, sigue recomendándolas.

  • En el Parlamento Europeo, algunos eurodiputados de línea crítica a las vacunas (como Christine Anderson de Alemania, miembros del partido ID, etc.) han planteado preguntas y organizado audiencias informales sobre seguridad de vacunas COVID. En esas audiencias (octubre 2023, marzo 2024) participaron científicos como el Dr. Byram Bridle y el Dr. Kevin McKernan –ambos firmantes también de la carta apoyada por Port Hedlandporthedland.wa.gov.au– discutiendo temas como la detección de ADN plasmídico. Si bien estos eventos generaron titulares en medios alternativos, no conllevaron cambios regulatorios. La Comisión Europea respondió a las preguntas por escrito reafirmando la evaluación de la EMA de que no hay evidencia de riesgo grave.

  • Algunos países europeos tomaron medidas cautelares respecto a las vacunas ARNm pero por motivos distintos al ADN: por ejemplo, Suecia y Finlandia pausaron temporalmente el uso de Moderna en menores de 30 años en 2021 debido a un leve aumento de miocarditis; Dinamarca en 2022 limitó vacunas COVID solo a mayores en riesgo, por considerar que la pandemia estaba controlada (no por problemas de seguridad). Japón en 2021 suspendió ciertos lotes de Moderna al encontrar contaminación de partículas de acero inoxidable en vialesaljazeera.comaljazeera.com, mostrando que se actuó rápidamente ante una contaminación demostrada. Sin embargo, en ninguno de estos casos estuvo involucrada la cuestión de ADN plasmídico.

Japón

Japón merece mención especial dado su enfoque cauteloso con las vacunas COVID y el intenso escrutinio público que existe ahí:

  • Como se indicó, en agosto-septiembre de 2021 Japón retiró 1.63 millones de dosis de Moderna cuando se descubrieron partículas metálicas (acero inoxidable) en algunos vialesaljazeera.comaljazeera.com. Esto demostró que Japón no duda en suspender el uso de vacunas si halla contaminantes fuera de lo normal. Tras investigar, concluyó que fue por una falla de fabricación en una planta europea y la vacunación se reanudó con lotes seguros.

  • Respecto al ADN plasmídico/SV40, en 2023 un profesor japonés de virología molecular (Dr. Masanori Fukushima) llamó la atención en una conferencia de prensa al exhibir documentos de la secuencia plasmídica de Pfizer que mostraban la región SV40. Este hecho fue cubierto por algunos medios japoneses y se convirtió en un trend en redes japonesas, con usuarios preguntando si habían sido inyectados con virus de mono. El Ministerio de Salud japonés emitió aclaraciones semejantes a las de FDA, explicando que era solo un fragmento y no tenía impacto en seguridad. Japón no suspendió ni alteró su recomendación de vacunas por ello, aunque desde 2022 la campaña activa disminuyó (por bajada de casos y preferencia por centrarse en refuerzos para ancianos).

  • Es notable que la cultura japonesa da peso a los efectos adversos de vacunas: hay una historia de litigios por efectos secundarios (ej. vacuna del VPH, que estuvo suspendida varios años por controversias de seguridad percibida). Sin embargo, hasta 2025 no ha habido litigios masivos relacionados a las vacunas COVID por ADN residual. Sí existen demandas de grupos antivacunas en Japón alegando daños por vacunas en general, pero ninguna se basa específicamente en contaminación genética.

En resumen, Japón ha enfrentado la cuestión de contaminantes en vacunas COVID con transparencia y acciones puntuales (retiro de lotes con partículas), pero no ha dado credibilidad a un riesgo por ADN plasmídico. Si tal riesgo fuera validado, Japón probablemente actuaría severamente, dada su política estricta en farmacovigilancia. El hecho de que no lo haya hecho sugiere que no han visto evidencia convincente de peligro.

Otras regiones

  • América Latina: No se han observado mociones formales similares a la de Port Hedland en concejos locales latinoamericanos. Sin embargo, en redes sociales de países como Argentina y México se difundieron las noticias de Port Hedland y Eslovaquia en círculos anti-vacunas, usándolas para respaldar sus posturas. Las autoridades sanitarias latinas no han hecho mención específica del ADN residual, probablemente porque el tema no cobró protagonismo público. Las campañas de vacunación COVID en la mayoría de países de la región ya se han ido reduciendo (por menor demanda), pero no por dudas de seguridad sino por menor urgencia epidemiológica.

  • Organismos internacionales: La OMS no se pronunció directamente sobre este asunto. En conjunto con ICMRA (coalición de reguladores), emitieron en 2023 un comunicado reasegurando la seguridad de las vacunas COVID tras dos años de uso, sin mencionar el ADN plasmídico –lo cual indica que no lo consideraron un problema emergente digno de destacartga.gov.au.

  • World Council for Health (WCH): Esta es una agrupación alternativa (no oficial) que ha sido crítica de las vacunas. El WCH aplaudió la acción de Port Hedland y en sus filiales (ej. WCH Escandinavia) publicó artículos afirmando que “otra región suspende las vacunas”, exagerando un poco el alcance de la mociónwch-scandinavia.orgdeepnewz.com. Estas organizaciones tratan de coordinar esfuerzos globales para frenar las vacunas, pero carecen de reconocimiento científico.

En síntesis, ningún país occidental importante ha detenido las vacunas ARNm por la cuestión del ADN plasmídico, a excepción del caso especial de Eslovaquia que sigue en evolución. Las autoridades regulatorias de EE.UU., Canadá, la UE, Reino Unido, Japón y Australia concuerdan en que no se ha evidenciado un riesgo real y mantienen la autorización de estas vacunas. Sí existen movimientos y políticos en varios países que comparten la narrativa de Port Hedland, pero hasta ahora solo han logrado avances limitados o locales.

Historia política reciente del Concejo de Port Hedland y actores clave

Para comprender mejor el contexto de esta inusual moción, es útil repasar la situación política del concejo de Port Hedland en los últimos años y quiénes son los protagonistas involucrados:

Adrian McRae: Concejal electo en marzo de 2024 en un by-election (elección parcial)porthedland.wa.gov.au, Adrian McRae es quien introdujo la moción sobre las vacunas. McRae tiene un historial político relacionado con grupos “anti-establishment”. En las elecciones federales de 2022 fue candidato del Great Australia Party (GAP)abc.net.au, un pequeño partido populista fundado por un exsenador que hizo campaña contra las restricciones pandémicas y las vacunas obligatorias. Aunque McRae no ganó esa elección, continuó activo en círculos críticos al gobierno. En marzo de 2024, McRae atrajo titulares internacionales al aparecer en la televisión estatal rusa durante las elecciones presidenciales de Rusia, elogiando la transparencia del proceso y al presidente Vladímir Putinabc.net.auabc.net.au. Esto generó controversia en Australia, con algunos pidiendo su renuncia por prestarse a propaganda extranjeraabc.net.au. Aun así, McRae siguió en el concejo y, unos meses después, canalizó las inquietudes sobre vacunas en la moción del 11 de octubre. Él mismo reconoció que meterse en política nacional “no era labor del concejo”, pero justificó su acción diciendo que estado y federación habían “fallado en tomar en serio las preocupaciones” de la comunidad sobre la seguridad de las vacunasabc.net.au. Tras el episodio de la moción, McRae anunció planes de postularse a la legislatura estatal en 2025 (por un partido minoritario), buscando llevar estas causas a un nivel superiorabc.net.au. En resumen, McRae es visto como el principal impulsor ideológico de la medida: un político novato con agenda “soberanista” y escéptica de las autoridades centrales, que capitalizó un tema de salud para ganar visibilidad.

Camilo Blanco: Antiguo alcalde de Port Hedland (2017-2020) y actualmente concejal, Camilo Blanco (también escrito a veces Camillo Blanco) ha sido una figura polémica en la política local. Como alcalde, Blanco tuvo una gestión confrontativa, y perdió la reelección en 2019/2020. Retornó al concejo como concejal en 2023. Blanco apoyó con firmeza la moción de suspensión de vacunas, alineándose con McRae. Tras la votación, se convirtió en portavoz oficioso del concejo ante otros municipios, enviando cartas (como la dirigida al Hindmarsh Shire) explicando la decisión y animando a replicarlahindmarsh.vic.gov.auhindmarsh.vic.gov.au. Blanco afirmó que la declaración de la TGA negando la contaminación “es engañosa”, pues según él la TGA no hizo pruebas adecuadashindmarsh.vic.gov.au. Es decir, públicamente contradijo al regulador nacional, lo que es inusual para un edil. En el concejo, Blanco ha tenido enfrentamientos con el alcalde Carter: en septiembre 2024 el concejo lo censuró por comentarios inapropiados en una reunión de 2023abc.net.au, y existe un litigio legal en curso donde Carter demandó a Blanco por difamación ante la Suprema Corte de WAabc.net.au. Esto indica una profunda división personal y política. Blanco representa a un sector del concejo desafiante al liderazgo del alcalde. También es significativo que Blanco, tras la moción, expresó que no quería que el concejo fuese disuelto (bajo intervención estatal) porque “no quería ver a este concejo caer en otra administración”abc.net.auabc.net.au. Esto hace alusión a que Port Hedland ya fue disuelto una vez (en 2019, el concejo anterior fue temporalmente suspendido por el Estado por problemas de gobernanza). Blanco parece decidido a evitar que eso ocurra de nuevo, posiblemente para poder continuar promoviendo su agenda. En resumen, Camilo Blanco es un actor clave interno, alineado con McRae en esta causa, con historial de roces con la autoridad y una base local que apoya su postura desafiante.

Peter Carter: Alcalde (Presidente del Concejo) de Port Hedland desde 2021, Peter Carter votó en contra de la moción y ha sido uno de sus más francos detractores. Carter es empresario local y llevaba años como concejal antes de ser alcalde. Aunque no se opone a examinar preocupaciones de ciudadanos, consideró la moción como detrimental para Port Hedland. Declaró que el concejo se arriesgaba a consecuencias financieras y de reputación “extremas” al confrontar al gobierno federal con ese temaabc.net.auabc.net.au. Carter ha tenido que equilibrar las tensiones internas: además de la pelea con Blanco (el pleito legal mencionado, los insultos personales en actas, etc.), se enfrentó a un periodo turbulento en el concejo. En los meses posteriores a la moción, tres concejales renunciaron (Flo Bennett, Sven Arentz –quien curiosamente había votado a favor de la moción– y Tim Turner) alegando motivos personales y un entorno poco amigableabc.net.auabc.net.au. También el CEO municipal renunció en septiembre 2024abc.net.au. Estas salidas desencadenaron la preocupación de si el concejo podría perder quórum y ser disuelto; Carter minimizó esas preocupaciones, pero reconoció que “no es un ambiente normal para un concejo” y que el trabajo se había vuelto “difícil”abc.net.auabc.net.au. Carter en sí mismo arrastra sus propias controversias, como se supo tras la sesión: ha enfrentado acusaciones de corrupción en sus negocios privados y fue criticado por comentarios insensibles sobre la salud mental de una mujerabc.net.au. Estos incidentes han mermado algo su autoridad moral. No obstante, en este asunto de las vacunas, Carter se colocó del lado de la ortodoxia institucional (respaldando las recomendaciones sanitarias) y ha servido como contrapeso interno a la facción de McRae/Blanco. Carter insiste en que la moción no representa el sentir general de Port Hedland, y se preocupó por distanciar a la ciudad de la etiqueta “anti-vax”. Su posición refleja la de muchos alcaldes en Australia que no aprueban que los concejos asuman posturas sanitarias radicales sin base.

Divisiones y supervisión estatal: La dinámica política de Port Hedland ha sido tan conflictiva que el Departamento de Gobiernos Locales de WA intervino. En una carta de 2023, instó al concejo a implementar un plan de mejora ante “problemas que afectan detrimentalmente su efectividad”abc.net.au. Para 2025, seguía habiendo seguimiento de cumplimiento de este plan, con múltiples reuniones entre funcionarios estatales y concejalesabc.net.au. La moción anti-vacuna se inscribe en un contexto de un concejo fracturado en facciones: de un lado Carter (y la concejal Ambika Rebello que votó con él), y del otro McRae, Blanco y aliados (que, junto a Arentz y Ash Christensen, lograron mayoría en esa votación particular)druthers.ca. Los problemas internos (censuras, demandas, renuncias) hacen pensar que la cuestión de las vacunas pudo ser, en parte, un vehículo para disputas políticas locales: es posible que concejales disidentes aprovecharan un tema de alto perfil para desafiar el liderazgo del alcalde y proyectarse más allá del ámbito local.

Resumen contextual: El concejo de Port Hedland venía arrastrando controversias y divisiones antes de la moción COVID. La iniciativa de suspender las vacunas actuó como catalizador que hizo visibles esas divisiones. Adrian McRae emergió como el líder de un movimiento local-nacional con apoyo de Camilo Blanco, ambos con inclinaciones anti-sistema y con respaldo de cierto sector ciudadano. Peter Carter, mientras tanto, intentó mantener la tradicional adhesión a las políticas estatales/federales, preocupado por la estabilidad y la imagen del concejo. Esta pugna refleja, en microcosmos, las tensiones entre narrativas anti-establishment vs. institucionales que se dieron durante la pandemia.

El resultado a nivel local es que Port Hedland quedó bajo escrutinio: la prensa lo tildó de concejo “fuera de control” en algunos aspectos, y el gobierno estatal advirtió que de no mejorar la gobernanza podría intervenir. Para las elecciones locales de octubre 2025, esta cuestión seguramente jugará un rol en el debate, pudiendo los votantes decidir si apoyan a concejales que llevaron al pueblo a esa notoriedad o si prefieren un enfoque más convencional. En cualquier caso, la historia política reciente de Port Hedland muestra cómo un asunto científico-sanitario fue absorbido por las dinámicas políticas locales, con actores clave aprovechándolo para avanzar agendas e influir tanto local como nacionalmente.

Conclusiones

La moción del Concejo de Port Hedland para suspender las vacunas de ARNm por supuesta contaminación de ADN es un caso extraordinario donde convergen ciencia, política y salud pública. En esta investigación, hemos cubierto:

  • Evidencias científicas presentadas: Un informe técnico del Dr. David Speicher que alega niveles sustanciales de ADN plasmídico en vacunas Pfizer/Moderna (incluyendo secuencias SV40), y el testimonio clínico del Prof. Angus Dalgleish sobre posibles cánceres post-vacuna. Si bien estas aportaciones suscitan preguntas legítimas, no han sido validadas por la comunidad científica en general, y los expertos predominantes las consideran hipótesis no comprobadasaap.com.autga.gov.au.

  • Detalles de la contaminación por ADN: Se trataría de fragmentos del plásmido de fabricación, en teoría mantenidos bajo 10 ng por dosis. Los estudios independientes reportan hallazgos hasta 7–145 veces ese límitedailydeclaration.org.au, lo que implicaría un potencial fallo de calidad. El fragmento de promotor SV40 en la vacuna Pfizer es un elemento identificable que disparó alarmas por su asociación con integración nuclearporthedland.wa.gov.au, pero las autoridades subrayan que no es un virus ni evidencia toxicidad por sí mismoassets.publishing.service.gov.uk. Los riesgos propuestos –integración genómica, oncogénesis, inmunosupresión– permanecen teóricos y no observados en la práctica clínica hasta la fechaaap.com.autga.gov.au.

  • Métodos de medición y debate técnico: La diferencia entre lo encontrado por laboratorios independientes y la TGA se explica en gran medida por el método analítico. La TGA confía en la qPCR validada, mientras que los críticos usaron también fluorometría que detecta más ADN total pero es propensa a sobreestimación si no se controla bientga.gov.au【36†L269-L

Conclusiones

La situación suscitada en Port Hedland ilustra las tensiones entre hallazgos científicos aislados y la evidencia establecida en torno a las vacunas COVID-19. Por un lado, existen informes de laboratorio (no revisados por pares) que encontraron más ADN residual del esperado en algunas muestras y voces médicas que piden estudiar posibles efectos adversos de ese ADN. Por otro lado, los organismos reguladores y la mayoría de expertos sostienen con firmeza que no hay evidencia de peligro real y que esos estudios presentan fallos metodológicotga.gov.autga.gov.au】.

En respuesta a la moción, la TGA y las autoridades australianas reafirmaron la seguridad y eficacia de las vacunas de ARNm, calificando las afirmaciones de Port Hedland de infundadas y parte de una narrativa de desinformación que ha circulado globalmentdruthers.caaap.com.au】. No se accedió a suspender las vacunas; por el contrario, se continuó alentando a la población a vacunarse según las recomendaciones vigentes, subrayando que *los beneficios comprobados superan ampliamente a cualquier riesgo teóricotga.gov.au】.

La moción de Port Hedland tuvo un impacto práctico limitado (fue una petición sin efecto vinculante), pero sirvió como altavoz de inquietudes presentes en una minoría de la sociedad. Logró que el debate sobre la contaminación por ADN plasmídico trascendiera al ámbito público y político en Australia, en paralelo a discusiones similares en otros países. Sin embargo, ninguna nación occidental ha validado estas preocupaciones hasta el punto de frenar el uso de las vacunas. El caso más cercano, Eslovaquia, evidencia que ello ocurre más por cambios políticos que por consenso científico. En el resto del mundo, las autoridades como la FDA, EMA, MHRA, Health Canada y la propia TGA coinciden en que *las vacunas ARNm cumplen los estándares de calidad y no han mostrado efectos genotóxicosaap.com.autga.gov.au】.

A nivel local, el episodio dejó al descubierto divisiones profundas en el concejo de Port Hedland. Adrian McRae y Camilo Blanco capitalizaron un tema global para promover una agenda de desconfianza hacia las instituciones sanitarias, mientras el alcalde Peter Carter y otros buscaban proteger la reputación y gobernabilidad de la ciudad. Esto refleja cómo la desinformación en salud puede permear incluso instancias de gobierno comunitario, especialmente cuando convergen factores políticos locales. El gobierno estatal vigila de cerca la evolución del concejo, y será importante ver si los actores clave mantienen sus posiciones tras la polémica o si la composición política cambia en futuras elecciones.

En conclusión, la moción de Port Hedland representó un choque entre ciencia y política: puso sobre la mesa interrogantes científicas válidas (¿hay ADN residual y qué significa?) pero las sacó de contexto al traducirlas en acciones políticas extremas sin apoyo de la evidencia dominante. Este caso subraya la importancia de que las decisiones de salud pública se basen en pruebas sólidas y consenso experto, y de mejorar la comunicación científica para que hallazgos preliminares no se malinterpreten generando alarmismo. Si bien es sano que exista escrutinio y se sigan investigando a fondo cuestiones de seguridad (ninguna tecnología está exenta de análisis continuo), las autoridades deben abordar con transparencia las dudas –por ejemplo, publicando datos claros de calidad– para mantener la confianza pública. Por ahora, la postura científica global es clara: no hay motivo demostrado para suspender las vacunas de Pfizer y Moderna por contaminantes de ADN, y hacerlo implicaría un riesgo mucho mayor al privar a la población de una herramienta crucial contra la COVID-1tga.gov.au】.

El legado de Port Hedland podría ser una llamada de atención sobre la necesidad de vigilancia tanto científica como comunicacional. Científica, para seguir garantizando la pureza y seguridad de las vacunas (reforzando los controles si hiciera falta); comunicacional, para combatir la desinformación con datos y pedagogía. Solo así se evitará que episodios locales como este se multipliquen y comprometan los logros de la salud pública logrados durante la pandemia.

Referencias: Las referencias a lo largo del texto señalan fuentes primarias y confiables, incluyendo documentos oficiales del concejo de Port Hedlanporthedland.wa.gov.auporthedland.wa.gov.au】, comunicados de la TGtga.gov.autga.gov.au】, verificaciones de hechos independienteaap.com.au】, coberturas de ABC Newabc.net.auabc.net.au】, informes científicos y periodísticos, así como declaraciones de autoridades internacionales (EMA, FDAaap.com.au】. Estas proporcionan respaldo documental a cada afirmación clave de este informe.